Un gestor todoterreno

"Un profesional debería cambiar de actividad cada cuatro años porque a partir de ese momento puede caerse en la rutina. Eso es lo peor que le puede pasar a un empresario". Esta es la peculiar filosofia que defiende y la que en los últimos 30 años ha practicado casi al pié de la letra Javier Gómez-Navarro

Ingeniero industrial por tradición familiar, ha dedicado practicamente su vida profesional a la gestión empresarial en los más diferentes sectores, desde el campo editorial al deporte o al comercio. En el mundo de la comunicación, se curtió en los duros años setenta en varios puestos de responsabilidad en revistas como Cuadernos para el Diálogo, Revista de Occidente, Mayo o Viajar. Hombre ordenado, posiblemente por su formación de ingeniero, se puede decir que se ha pasado media vida tratando de coser descosidos. Con la Administración socialista, en 1983, se le encomendó poner orden en Viajes Marsans hasta su privatización, siguiendo posteriormente en el puesto. En 1987 acometió su empresa más arriesgada. Como secretario de Estado de Deportes afrontó con éxito ordenar la selva que suponía el mundo deportivo poniendo en marcha la Ley del Deporte que significó un vuelco en la política de los clubs. Es una de las tareas de las que se siente más satisfecho. Su última etapa pública la consumió como responsable de Comercio con la elaboración de la Ley de Comercio Interior.

Como gestor privado ha constituido con un viejo colaborador, Ángel Serrano, la empresa MBD dedicada a la valoración de inmuebles y la venta de activos. Suya ha sido parte importante de la expansión en España del grupo de distribución holandés Ahold. CVC Partners, nada más adquirir el grupo El Árbol le acaba de elegir como miembro del consejo de administración y de encargarle la venta de las casi 200 tiendas que quiere eliminar el grupo para asegurar su viabilidad.Madrileño, de 57 años, casado tardío en Bolivia donde en su época joven había trabajado en una escuela para niños abandonados, y con una hija, Javier Gómez-Navarro es fundamentalmente un impulsor de proyectos desde el sentido común y la ética empresarial.

Desde joven tuvo la posibilidad de comenzar a conocer el mundo. Viajar y coleccionar libros sobre esos temas son sus grandes aficiones, junto con el gusto por la buena mesa. Aunque amarrado a sus compromisos como empresario y consejero de varios grupos, Javier Gómez-Navarro no quiere enterrar el espíritu aventurero.