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Yulimar Rojas se perderá los Juegos Olímpicos por una lesión en el tendón de Aquiles

La venezolana, siete veces campeona del mundo y vigente campeona olímpica en triple salto, se encuentra en recuperación tras haberse operado este jueves

Yulimar Rojas
Yulimar Rojas celebra su victoria durante el mundial de atletismo de 2023.Istvan Derencsenyi (EFE)
Carlos Arribas

Jueves 10 de abril. Faltan 113 días para el comienzo del atletismo en los Juegos Olímpicos, entrenando el triple salto, Yulimar Rojas se rompió el tendón de Aquiles de su pie izquierdo. Dentro de la gravedad de la lesión es un cierto alivio que sea el pie del salto final, el jump, después de los dos primeros impulsos, hop, step, los más agresivos, con el derecho.

“No podré participar en los Juegos Olímpicos. Con mucho dolor y tristeza les quiero contar que entrenando, a la recepción de un salto, tuve un dolor intenso que se traduce a una lesión en el tendón de Aquiles izquierdo”, señaló la atleta en un comunicado publicado en X poco después de haberse sometido a una operación en la clínica Cemtro de Madrid a manos del cirujano pedro Guillén. “Mi corazón está roto también quiero disculparme por no poder representarlos en París”.

El atletismo en París se queda así, en un clac que suena justo cuando la atleta se impulsa, y un grito de dolor y espanto, sin su reina, la campeona más segura, una medalla de oro ya asignada prácticamente, pues con tanta diferencia sobre las demás domina su especialidad la atleta venezolana, de 28 años, plusmarquista mundial con 15,74 metros, 24 centímetros más que la segunda en la lista histórica, la ucraniana Inessa Kravets, que saltó sus 15,50m hace 29 años.

Es la primera lesión grave que sufre Rojas en una carrera espectacular. Imbatida en los campeonatos mundiales desde 2016 (cuatro títulos al aire libre y tres en pista cubierta), y campeona olímpica en Tokio 2021, el único rival de la atleta que llegó casi adolescente, hace nueve años, a Guadalajara para que la entrenara Iván Pedroso, son sus propios límites, simbolizados en la barrera de los 16 metros que luchaba por alcanzar. La medalla de oro olímpica en París era su gran objetivo de un año en el que, más sabia, más consciente de que la vida no es solo el atletismo, había decidido permanecer casi medio año en su Venezuela, el otoño y el invierno pasados, en comunión con sus raíces, su gente, sus bailes, su familia, aun renunciando a un oro seguro en el Mundial de pista cubierta en Glasgow.

Justamente en el pabellón de Glasgow, durante los Mundiales, se rompió el tendón de Aquiles la gran esperanza española María Vicente. La pena que mostraron los demás atletas y técnicos al verla rota y caída invade también al atletismo mundial por la lesión de Yulimar Rojas, que seguramente no podrá volver a competir hasta dentro de un año.

El tendón de Aquiles es el tejido más sensible y preciado de los saltadores, sobre todo si, como la fenomenal atleta venezolana, basan su salto en la velocidad y en la elasticidad, y no en la fuerza muscular. El corazón de la elasticidad, la capacidad de salto, reside justamente en el tipo de colágeno del que esté compuesto su Aquiles que, según comprobó dolorosamente el espectacular jugador de baloncesto Dominique Wilkins, es más frágil cuanto más elástico, la misma ley poética que dicta que cuanto más fugaz más bello. El instante. El Aquiles es un misterio. Se rompe sin aviso previo, sin dolor, sin señales de alarma. “Las células del tendón se comportan de manera similar a las células en el cerebro, que utilizan señales eléctricas para comunicarse y obtener un alto grado de cooperatividad e interconexión”, explica el doctor en Ingeniería de Materiales Marc Fernández Yagüe, que investiga cómo elementos piezoleléctricos pueden ayudar a sanar tejidos de tendón dañados. “En otras palabras, el tendón es una red celular que utiliza señales eléctricas para procesar información y trabajar como una sola entidad”.

Es el tejido más cruel también: cuando se rompe, se resiste a volver a ser. El triplista norteamericano Christian Taylor, doble campeón olímpico y cuádruple campeón mundial, que con un salto de 18,21m es el atleta que más se ha acercado al sol, el récord mundial de 18,29m metros de Jonathan Edwards, se rompió el Aquiles de su pie dominante en mayo de 2021, a tres meses de los Juegos de Tokio. Volvió a competir un año después, en mayo de 2022. Su mejor salto desde entonces es de 16,89m, a casi metro y medio de su top.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
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