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Los pasos borrosos del elefante Haaland

El noruego, bien atado por Alaba y especialmente Rüdiger, apenas deja dos disparos sin filo. Su padre protagoniza un incidente en la grada

Lorenzo Calonge
Champions League Real Madrid contra Manchester City
Haaland dispara a puerta ante la oposición de Alaba.OSCAR DEL POZO (AFP)

En las lentejuelas de la Champions también se imponen los códigos callejeros y de patio de colegio. Así le dio la bienvenida el Madrid a Erling Haaland. El noruego, el último de la fila de su equipo en el túnel de vestuarios, giraba la cabeza en 360 grados para aliviar el vértigo del momento y saludaba a Vinicius antes de que, para el minuto dos de partido, ya hubiera recibido dos golpes por detrás para marcar territorio. Primero fue Alaba tras un balón largo de Ederson y, al instante, Rüdiger en el medio del campo. Dos cargas de presentación de los centrales blancos tan antiguas como el fútbol. El lenguaje de toda la vida, ya sea en el barrio como en la gran pasarela.

RMAReal Madrid
Real Madrid
1
Courtois, Camavinga, Dani Carvajal, Rüdiger, Alaba, Federico Valverde, Modric (Nacho, min. 86), Kroos (Aurelien Tchouameni, min. 84), Benzema, Vinicius Junior y Rodrygo (Marco Asensio, min. 81)
MNC M. City
1
M. City
Ederson Moraes, Walker, Rúben Dias, Manuel Akanji, Rodrigo, Gündogan, De Bruyne, John Stones, Erling Braut Haaland, Grealish y Bernardo Silva
Goles 1-0 min. 35: Vinicius Junior. 1-1 min. 67: De Bruyne.
Árbitro Artur Manuel Soares Dias
Tarjetas amarillas Kroos (min. 47), Ancelotti (min. 67), Gündogan (min. 71), Camavinga (min. 79) y Bernardo Silva (min. 85)

La vieja maniobra de intimidación inauguró una velada borrosa del gran elefante noruego, bien atado en corto por sus dos alguaciles, especialmente por Rüdiger, que firmó una actuación a la altura de lo que el Madrid esperaba de él cuando lo reclutó. Tan bien le fue al alemán que acabó la jornada dándose golpes de pecho solo en el centro del campo. Podrá decir que hizo mucho para que la cuenta de extraterrestre de 51 dianas de Haaland este curso se quedara, de momento, ahí. “Rüdiger y Alaba se cerraron bien, también los medios. No fue fácil encontrar espacios para él”, analizó Pep Guardiola. La incomodidad del delantero alcanzó, incluso, a su padre, que debió ser reubicado por enfrentarse a parte del público tras la celebración del empate de De Bruyne.

Era su primera noche en el Bernabéu y su primera parte fue una síntesis del despliegue del City hasta la pausa. Mucha bola, algunos intentos y leves rasguños a un Madrid que, abrigado con mantita en plena primavera, buscó y encontró el zarpazo frente a Ederson. Hasta su aterrizaje en la Castellana, más de la mitad de los disparos a puerta del nórdico en la Liga de Campeones (12 de 20) habían terminado en la cazuela. Nadie presentaba ese registro en la competición. Ni se acercaba. Sin embargo, esta vez sus dos únicos tiros apenas arañaron a Courtois: uno con la pierna izquierda y, casi seguidamente en el primer cuarto de hora, otro con la cabeza. Al otro lado, el zapatazo de Vini fue un rayo. “Estábamos bien en la primera parte, pero no tenía la sensación de mucha agresividad en el último tramo”, comentó el técnico visitante.

El que menos intervino

De Haaland no había mucho rastro (fue el que menos intervino —21 veces— de los titulares de ambos conjuntos), pero, grande como es, sí se mostraba expresivo y locuaz. Levantó los brazos de ánimo tras el 1-0 y no paró de parlamentar con uno y con otro antes de la reanudación. Los muchachos de Guardiola, sin embargo, no disimularon el golpe de la desventaja. En las labores de cobertura al noruego también participaba Kroos, que le rebañó dos balones dentro de su nueva vieja función de pivote. Al inicio de la segunda mitad, Alaba le volvió a taponar otro tiro. Seguía sin haber pisadas suyas.

El proceso de aplatanamiento del City crecía según avanzaba el minutero y lo simbolizaba una hinchada visitante que no era muy numerosa y se mostraba floja de ánimo. Ahí andaban los citizen hasta que Kevin De Bruyne, que en las últimas semanas fue víctima de una misteriosa dolencia, levantó la mano. La conexión de la amplia batería de suministradores que dispone Guardiola para abastecer a Haaland se había cortado, así que fue uno de ellos, el belga, el que encontró por sí mismo la ranura. Al latigazo de Vini le igualó otro de De Bruyne, el que más disparó (tres) de su equipo. Sus últimos nueve tantos en Champions han sido en eliminatorias.

Guardiola, alérgico al desorden y con el recuerdo del año pasado en carne viva, ordenó contención, y Haaland terminó el duelo taponando a Modric en su propia área y despidiéndose cariñosamente de Vini. “Me voy muy satisfecho con el juego y el resultado. Sé contra quién jugamos, perfectamente”, zanjó Guardiola, que no hizo ningún cambio y anunció que ya había empezado a darle vueltas a una pequeña idea para la vuelta del próximo miércoles en Mánchester.

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