Haaland, el rayo en la caja de zapatos
Guardiola dice que fichó al noruego (51 goles en 46 partidos) para enfrentar defensas cerradas, pero que si el Madrid le presiona como hizo contra el Barça lo buscarán con el pase largo
Abundan los delanteros oportunistas. Todas las grandes ligas de Europa se animan con decenas de jugadores con buen ojo para empujar la pelota. También proliferan los atacantes rápidos en 50 metros. Cada vez más. Lo realmente insólito ya no es ni el oportunismo ni la velocidad a la contra. Lo raro es ser rápido en cinco metros. Y en tres. O incluso en medio metro, como Erling Haaland. A sus 22 años, el noruego que hoy visita el Bernabéu al frente del Manchester City se ha convertido en el mejor delantero del mundo porque es rápido en una caja de zapatos. Exactamente la clase de velocidad que destruye el armazón más impermeable que se ha inventado para frenar a los equipos grandes —los que suelen tener el control del balón—: repliegues masivos, defensas cerradas en bloque bajo, pivotes y centrales progresivamente más resistentes, reactivos y ágiles para asfixiar a los atacantes en mazmorras invisibles donde no hay nadie que pueda dar un pase porque nadie sabe muy bien cómo moverse. Haaland ha llegado al mundo para inventar líneas de pase en esos escenarios.
“No hemos cambiado el estilo; siempre me ha gustado cómo juega mi equipo y este año también”, dijo Guardiola este lunes en el Bernabéu. “Nosotros jugamos igual; pero si nos quieren presionar alto, hombre al hombre, como hizo este año el Madrid contra el Barcelona, tendremos que aprovecharlo. No juegas como tú quieres jugar. A veces el rival es mejor. No me gusta sufrir como sufrimos contra el Bayern en Múnich”.
Menos de un 5% de los equipos que enfrenta a lo largo de la temporada presionan al City mano a mano. Guardiola no decide cómo juegan los rivales y los rivales se sienten inferiores. Prefieren cavar trincheras frente a su portería. Como hizo el Leeds y como, muy probablemente, hará el Real Madrid durante buena parte de la eliminatoria.
“El Leeds jugó con una línea de seis defensas con cuatro hombres por delante, y ahí leímos muy bien los espacios”, observó el entrenador, después de derrotar (2-1) a su último rival en la Premier, este sábado; “interpretamos dónde estaba nuestro tercer hombre, cuándo dar el último pase, y lo hicimos muy bien. Erling tuvo al menos tres ocasiones clarísimas porque estuvo fabuloso en las complicidades con los compañeros del ataque”.
No hemos cambiado el estilo por Haaland; siempre me ha gustado cómo juega mi equipo y este año también. Pero si nos quieren presionar alto como hizo este año el Madrid contra el Barcelona, tendremos que aprovecharlo”Pep Guardiola
El gran público pudo pensar que si Haaland no marcó contra el Leeds fue porque su racha de 51 goles en 46 partidos en todas las competiciones esta temporada puede interrumpirse. Lo cierto es que su racha de desmarques en espacios reducidos no deja de engordar en frecuencia e inventiva. Su arma es el misterio que activa su cerebro: un instrumento de precisión capaz de ajustar las posiciones de los hombres que le marcan alrededor y al mismo tiempo imaginar las trayectorias de los balones que le pueden pasar los compañeros que le siguen. Su pensamiento procesa datos con tanta anticipación que auténticos iluminados del último pase, como Bernardo Silva, Gündogan o Kevin de Bruyne, a veces tardan en interpretarlo. Así como el desmarque en profundidad de Eto’o completó la versión visualmente más hermosa del Barça de Guardiola, la actividad cognitiva de Haaland culmina la versión más sofisticada del juego de combinación.
Haaland es un intelectual. Pero muchos analistas, animados por el big data, solo contabilizan números llamativos que relacionan a su volumen corporal o a su estatura de gigante del Valhalla. El nueve, que ha hecho de su atractivo físico un colorido señuelo, se divierte inflando mitos. El último es su dieta. Resulta que el hombre se presenta diariamente a los desayunos del equipo armado de bolsas con polvos que se cuida en exhibir antes de diluir en agua y beber dando muestras evidentes de repugnancia. Cuando le preguntan qué contienen los polvos —dientes de tiburón, rabos de lagartija...— él asegura que se trata de un secreto. Y la risa contagia a todo el mundo, sobre todo a Jack Grealish, el más deslumbrado de sus colegas.
Está increíblemente fuerte. La gente dice que toma pociones mágicas. Pero yo las he probado y no meteré 50 goles. Les diré a los canteranos que lo emulen en su técnica, no en sus brebajes”Pep Guardiola
“Está increíblemente fuerte”, explicó Guardiola, cuando le preguntaron por qué no lo quitó del campo como suele hacer y ante el Leeds le dejó completar el partido. “La gente dice que toma pociones mágicas. Pero yo las he probado y no meteré 50 goles. Les diré a los canteranos que lo emulen en su técnica, no en sus brebajes”.
Monomaníaco por naturaleza, a Haaland le apasiona su fútbol más que el fútbol, y tiende a creer que el espectáculo de su vida es fascinante para sus propios colegas. Si su padre Alf, que fue profesional y buen capitán, no le hubiera inculcado los valores comunitarios, hablaría mucho más de sí mismo, cosa en la que incurre con frecuencia. A algunos compañeros les resulta un poco cargante. Al quisquilloso Kevin de Bruyne no le hace gracia fuera del campo, pero lo agradece dentro. Los desmarques de Haaland han permitido al belga dar 27 asistencias, más que nadie esta temporada en Europa.
“Quiero mejorar en una cosa: lograr que mis compañeros jueguen mejor”, dice Haaland; “quiero conseguir que mis ellos puedan ser más profundos y desequilibrantes gracias a mis acciones”.
De momento, el ratio de goles por partido de Haaland este curso (1,11) por poco no duplica la media de Agüero (0,67), el goleador histórico del club, y mejora la media de Cristiano en sus últimas siete temporadas en el Madrid (1,04). Cifras inauditas para un punta de su edad. Números desconocidos en atacantes que juegan en los atolladeros que le imponen al City en la Premier y en Europa.
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