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El fin de Nairo Quintana, síntoma del mal que aqueja al ciclismo colombiano

El mejor corredor latinoamericano de la década, aún sin equipo, convoca una conferencia de prensa en la que el miércoles podría anunciar su retirada, según los medios de su país

Carlos Arribas
Nairo Quintana retirada
Nairo Quintana, en el último Tour de Francia.MARCO BERTORELLO (AFP)

En Bogotá se redactan epitafios tristes, obituarios deportivos emocionados de Nairo Quintana, el mejor ciclista colombiano de la década, que, a 10 días de cumplir 33 años, encuentra que no hay equipo europeo que le quiera tras una sanción insólita por tomar el analgésico tramadol en el Tour. En San Juan, estos días de verano austral, pedalean las demás figuras de un ciclismo que hace tres o cuatro años era la envidia del mundo, ahora pena, y no encuentra compasión.

Se teme por el futuro de Superman López, también rechazado en Europa por los mejores equipos y despedido del Astana porque la Guardia Civil les ha informado de que tienen pruebas de que se ha dopado y de que las autoridades antidopaje le abrirán expediente antes que tarde. Pedalea en la esperanza Egan Bernal, el único ciclista no europeo que ha ganado Giro y Tour, cuando se cumple un año de un choque con un autobús que le costó múltiples fracturas y hierros en el cuerpo; y Fernando Gaviria, el mejor sprinter del continente y hace nada el mejor del mundo, también habla de esperanza, de sonrisas, de volver a ser tras su fichaje con el Movistar. Solo Sergio Higuita, el más joven de la llamada década de oro, el último producto de la escuela de Medellín de Luis Fernando Saldarriaga, la de Nairo, Sergio Henao o Esteban Chaves, mantiene firme su sustancia, y lidera todo un equipo alemán, el Bora. Ausente de San Juan, el padre de todos, Rigo Urán, vive en su mundo.

Nairo, despedido del Arkea, que le impidió correr la Vuelta al conocerse su sanción por el tramadol, ha convocado una conferencia de prensa para el miércoles en Bogotá. Pocos en Colombia dudan de que anunciará su retirada el ganador de un Giro y una Vuelta, de tres podios en el Tour y uno más en el Giro, de Tirrenos, Vuelta al País Vasco, Volta a Catalunya, de etapas de montaña en casi todas las carreras del mundo… nadie quiere saber nada en Europa de un ciclista considerado uno de los mejores escaladores del mundo, digno heredero del gran Lucho Herrera, con aún juventud para seguir ganando.

Los equipos del WorldTour, incluido el Movistar en el que comenzó su carrera, lo desearían, pero sus patrocinadores temen. No quieren que se les asocie con noticias negativas o aparentemente negativas, porque Nairo no ha tenido nunca problemas de dopaje. Los de segunda división, los que necesitan invitación para las mejores carreras, sufren el chantaje de los organizadores, que les exigen para aceptarlos en sus pruebas que se integren en una asociación profesional francesa, dirigida por el sulfuroso Roger Legeay, llamada Movimiento para un ciclismo creíble que impone unas reglas de conducta y medicación mucho más estrictas que las del Código Mundial Antidopaje. Ninguno le puede fichar, aunque lo desean como locos. El tramadol, para ellos, era veneno ya antes aún de que la Agencia Mundial Antidopaje lo haya incluido en la lista de sustancias prohibidas.

Nairo tampoco parece dispuesto a seguir la vía Superman López, cuatro años más joven que él, quien no entiende la vida sin seguir corriendo y ha firmado por el Medellín, equipo de tercera con el que disputará competiciones nacionales en Colombia. Superman, cuya decadencia comenzó, quizás, con su retirada súbita e inexplicable de la Vuelta de 2021, dos días antes de terminar en el podio, y con su marcha inevitable del Movistar, pedalea en la ilusión de que su regreso a su país desde Mónaco es un paréntesis, unos meses en los que quedará claro, promete, que es falso lo que pueda decir la Guardia Civil, y pueda creer la jueza de Cáceres, sobre su relación con Vicente Belda, hijo, el masajista del Astana que supuestamente le puso una inyección de la prohibida hormona menotropina en el pasado Giro. El Astana no solo le ha despido a él, el hijo de Vicente Belda, investigado como su padre y el doctor Marcos Maynar por una supuesta trama de venta y distribución de medicamentos, ha dejado de figurar en la relación de auxiliares que publica el equipo de Alexander Vinokúrov en su página web.

Si el fuego de los veteranos se agota, el de los jóvenes no prende. Después de Higuita, ninguno de los ciclistas colombianos llegados al WorldTour ha sido capaz de estar a la altura de sus promesas y esperanzas. Como en los duros años 90 y 2000, los corredores que arrasan en su tierra, en un ciclismo en el que Óscar Sevilla a los 47 años sigue siendo uno de los mejores, en Europa se arrastran. Luis Fernando Saldarriaga, al que el sponsor le cerró el Manzana Postobón tras dos casos de dopaje, no ha vuelto a encontrar patrocinadores para su proyecto, y desde la barrera, es comentarista televisivo, no deja de lamentar cómo el dopaje ha vuelto a contaminar todos los procesos en su país. Sergio Higuita, salido de sus pechos, de un proceso de normas tajantes y valores, y paciencia y trabajo, también lamenta que los procesos actuales, el trabajo con los juveniles, no se parezcan al que siguieron él o Nairo.

Mientras se espera con curiosidad lo que puedan deparar los jóvenes alistados en el GW Shimano Sidermec, el equipo que pone a disposición del veterano director y emprendedor italiano Gianni Savio a los mejores talentos jóvenes del país para que les haga correr en el escaparate europeo bajo la dirección de Luis Cely. Óscar Sevilla no es muy optimista ni con el presente ni con el futuro. Para el ciclista español asentado en Bogotá desde hace 12 años, después de que la Operación Puerto le expulsara del ciclismo europeo y del Telekom, en el que brillaba, el problema de los jóvenes estriba en que se les endiosa enseguida, en que en cuanto ganan algo de dinero se creen ricos, en que han crecido en familias sin padre, pobres, sin valores, hijos de una sociedad que no les da esperanzas.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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