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Tebogo, el niño botsuano que soñaba con ser futbolista y amenaza los récords de Bolt

La nueva joya del atletismo bate con superioridad y gestos que recuerdan al jamaicano el récord del mundo de los 100 metros sub-20 (9′91 segundos)

Letsile Tebogo en la competición de 100 metros en la que consiguió el nuevo récord mundial.
Letsile Tebogo en la competición de 100 metros en la que consiguió el nuevo récord mundial.World Athletics/Cordon Press / Cordon Press
Daniel Arribas

En Cali, Colombia, a más de mil metros de altitud, un adolescente botsuano ha sacudido el panorama del atletismo mundial. Su nombre, Letsile Tebogo. La razón, correr los 100 metros lisos más rápido que ningún otro adolescente en la historia. Nacido en 2003, Tebogo creció en Kanye, una ciudad de 45.000 habitantes al sur de Botsuana. Allí, cerca de la frontera con Sudáfrica, tan alta como Cali, pronto fue seducido por el fútbol, el deporte que más seguía de niño —especialmente la liga inglesa, donde apoya al Chelsea—, pero pronto quedó claro su futuro. “En el equipo siempre me dejaban en el banquillo; lo pasé mal, era muy frustrante, así que me acabé decantando por el atletismo”, dijo en marzo al blog Runblogrun.com.

A la vista está que la decisión fue acertada. No solo por haber registrado el nuevo récord del mundo de los 100 metros lisos en categoría sub-20 —9′91 segundos—, sino por algo más importante: “Correr me permitió llevar comida a casa desde el primer día”.

Con todo, no fue hasta los 15 años cuando su cabeza hizo clic: “Me di cuenta de que podía ser profesional en 2018”. Al poco, las marcas le dieron la razón: los tres mejores tiempos de la categoría junior son suyos: 9′91, 9′94 y 9′96. El récord absoluto pertenece a Usain Bolt (9′58 en los Mundiales de Berlín, en 2009), espejo en el que se mira el joven Tebogo: “Es mi ídolo, en quien me fijo desde pequeño”.

El miércoles, en Cali, justo después de detener el cronómetro en la línea de meta, donde llegó sobrado, mirando a sus rivales y celebrando antes de tiempo, Tebogo, maillot celeste y negro, colores de Botsuana, sonrió al saber que Usain Bolt había alabado su marca en redes sociales: “Es un honor, aunque todavía no nos conocemos en persona”. Entonces, en el parque cerrado a la prensa, todavía sobre el tartán, un periodista preguntó: “¿Qué crees que debería pasar para que os conocierais?”. En un inglés aún poco fluido, sonriente, el joven botsuano no dudó ni un instante: “Batir su récord”.

Tebogo, que pidió disculpas por celebrar la victoria antes de tiempo —”solo quería que la gente disfrutara desde casa”—, reconoció que se ve capaz de más: “Creo que puedo correr por debajo de 9′80 segundos, pero soy paciente. Todavía soy junior y este es mi récord como junior. Paso a paso”.

En Botsuana, un país del tamaño de la península Ibérica que apenas suma dos millones de habitantes, la irrupción de Tebogo, que aún reside y entrena allí, ha dibujado un futuro esperanzador. “Cada vez que compite, nuestro país espera un milagro”, dice la periodista Karabo Bosena. Todo, en un continente sin costumbre de grandes velocistas —solo cinco de las 40 mejores marcas de todos los tiempos salieron de atletas africanos; dos de ellas el año pasado— . “Creo que es hora de que África se haga cargo de estas pruebas en los grandes campeonatos”, declaró el joven botsuano a Runblogrun.com.

En Cali, a 11.000 kilómetros de casa, además de subirse a lo más alto del podio en los 100 metros, Tebogo ha pulverizado también el récord de los 200 (19′99 segundos). Lo hizo en la ronda clasificatoria, donde los grandes nombres corren sin brillo en los ojos, dejándose llevar. Él no se aburre. Llama la atención, atrae, tiene carisma. Las cámaras le buscan.

Allí, en el estadio Pascual Guerrero, su vida ha dado un vuelco. Antes de llegar a Colombia, su cuenta de Twitter contaba con cerca de 4.000 seguidores; solo unas horas después, la cifra llegaba al doble. Deji Ogeyingbo, periodista nigeriano que conoce a Tebogo desde categorías inferiores, lo tiene claro: “Tiene un talento especial”. Y advierte: “Todavía no está hecho a tratar con la prensa, pero se comunica bien, tiene las ideas muy claras. Ahora crecerá todo a su alrededor y tiene que ir paso a paso. Estoy seguro de que aprenderá rápido”.

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Sobre la firma

Daniel Arribas
Es periodista en EL PAÍS desde 2021. Ha publicado reportajes en la sección de Madrid y en las páginas de fin de semana. Ahora es redactor de Deportes, donde cubre competiciones de baloncesto, tenis, ciclismo y otras disciplinas. Antes trabajó en El Mundo y Ogilvy.

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