Inglaterra arrasa a Suecia y ya tiene su final en Wembley
Las inglesas golean a las escandinavas y esperan al ganador del duelo entre Alemania y Francia
Inglaterra arrasa en Inglaterra. Después de sufrir ante España —vencieron a la Roja en la prórroga—, las Three Lions se reencontraron con su fútbol en Bramall Lane. Lo padeció Suecia. Cambia de piel Inglaterra. Tan pragmática en ataque como paciente con el balón, nunca escatima en vértigo. Un equipo reconocible, fiel al sello de su entrenadora Sarina Wiegman, campeona de Europa con Países Bajos en 2017. La resistencia de Suecia, histórico animador en Europa duró apenas 20 minutos. Poco tiempo, demasiado poco tiempo para un equipo arrollador como el inglés, que se divirtió con la fragilidad de la zaga sueca. Inglaterra barrió por 4-0 a Suecia y ahora espera por el ganador del duelo entre Alemania y Francia. Después de 38 años, las inglesas vuelven a pelear por el título en Europa. Ya no será en el barro de Luton sino en el perfecto e histórico Wembley.
La primera final de la Euro femenina la disputaron Inglaterra y Suecia. Todo era muy diferente por entonces. Suecia se impuso en su casa, Inglaterra en la suya; los penaltis le dieron la Euro a las escandinavas. De las gradas esqueléticas y el césped invisible del Kenilworth Road en 1984, Inglaterra y Suecia pasaron al ambiente ensordecedor y el tapete de billar de Bramall Lane en esta Euro. Distinto ambiente, profesionalizado el juego, la moneda esta vez cayó en favor de las Three Lions. A nadie le sorprendió.
La Inglaterra de Sarina Wiegman es reconocible. Titubearon, eso sí, ante España después de haber arrasado en la fase de grupos, incluida la mayor goleada de la historia de la Euro ante Noruega (8-0). Las escandinavas parecían volver a hacer dudar a las locales en Sheffield. De entrada, las Three Lions tenían el balón pero no el control. Y Suecia asustaba cuando estiraba el campo. Avisó Rolfö, cuando el duelo se sacaba las pestañas. Después fue el turno de Asllani. Las suecas se encontraron siempre con la misma protagonista: la portera Earps.
Inglaterra, mientras tanto, apostaba por abrir las bandas. Bien abiertas Hemp y Mead, los centros laterales tenían en la mirilla a White. Pero Suecia no se inquietaba en su área. Entre Eriksson y Sembrant se encargaron de revolear todo balón que se arrimaba a su zona. Y, cuando no llegaban las centrales, aparecían las manos de Lindahl. Las inglesas, en cualquier caso, se mostraban seguras de su plan. Y no cambiaban de rumbo a pesar de las embestidas de las suecas al contraataque. El tiempo jugaba a favor de las muchachas de Sarina Wiegman, mientras más avanzaban las agujas del reloj, más crecía la confianza inglesa. Suecia, cómoda sin el balón; incómoda cuando las Three Lions las obligaron a pensar. Malas noticias para ellas.
La presión de Inglaterra desarmó a la zaga sueca, sobre todo cuando las delanteras de Sarina Wiegman se movían y se movían, dejando sin referencias a las jugadoras de amarillo. Así apareció Mead en el corazón del área. La extremo del Arsenal controló perfecto el centro de Lucy Bronze para después sacar un remate cruzado, potente y seco, que dejó sin opciones Lindahl. La pasividad de Suecia contrastaba con la agresividad de Inglaterra. Y hay pocas jugadoras más intensas que Lucy Bronze. La lateral se aprovechó de la despistada defensa sueca para firmar, de cabeza, el 2-0.
Reaccionó Suecia. Era todo orgullo, cuando ya se le agotaba la energía. De capacidad goleadora de Mead a la seguridad defensiva de Bronze, en Inglaterra también apareció Earps. La portera se lució para mandar al córner el remate de Blackstenius y Suecia desapareció en Bramall Lane y Kirby cerró la goleada. Antes Russo dejó un gol para la hemeroteca. Tras fallar un remate desde el punto de penalti, la delantera pescó el rebote y definió de tacón. Un gol precioso, símbolo de confianza y bonanza para una Inglaterra que ya tiene su final en Wembley.
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