Entre Beckham y Domino’s Pizza, Lucy Bronze
La inglesa, mejor jugadora del mundo en 2020, se inspiró en una película y tuvo que trabajar en un bar antes de profesionalizarse
Hasta la película más ñoña, esa típica historia de superación con final feliz, puede guardar un mensaje potente, o al menos, de inspiración. Así le ocurrió a la madre de Lucy Bronze (Berwick-upon-Tweed, Inglaterra; 30 años) cuando su hija regresó a casa angustiada después de enterarse que la FA (la federación inglesa) ya no la dejaría competir con sus compañeros. Se terminaba el fútbol mixto para la pequeña Lucy, de 12 años. Lo primero que hizo fue mirar a su marido, Jorge. Pero a él no le interesaba el fútbol. Después a su hermana, Julie, policía de profesión, que hasta consultó a un abogado. Nadie, sin embargo, tenía una respuesta para Diane Bronze, mucho menos para su hija.
Entonces, Diane recordó Quiero ser como Beckham. La película, que cuenta la historia de una chica india enfrentada a su familia por jugar al fútbol y que termina becada en Estados Unidos, iluminó a Diane. Buscó escuelas hasta que se topó con una en Carolina de Norte. Al verano siguiente allí fue su hija Lucy, mejor jugadora del mundo en 2020, actual líder de Inglaterra, que este martes juega frente a Suecia (21.00, Tdp) por un lugar en la final de la Eurocopa. No fue sola. “Convirtió nuestras vacaciones familiares de verano en llevarme a Carolina del Norte a ver de qué se trataba”, explica la defensa. “Había como 500 chicas y el entrenador le dijo a mi madre: ‘Tráela cuando tenga 17 años y le daré una beca”. Lucy se ilusionó, claro. Sin embargo, ocurrió algo mucho más trascendente para una niña acostumbrada a andar rodeada de niños. “Fue como una revelación. Había cientos de niñas y entrenadoras muy buenas. Lucy sintió por primera vez que no era diferente”, contó su madre en la revista Gentlewomen.
Cuando regresó a Inglaterra, Lucy comenzó a jugar en el Sunderland, de los pocos clubes que contaban con equipo femenino. El problema era que tenía que viajar 72 kilómetros (ida y vuelta) para entrenarse con sus compañeras. Pero Lucy tenía su objetivo. A los 17 regresó a Estados Unidos y se llevó otra sorpresa. La estaban esperando con un kit de ropa y botas Nike. “En Inglaterra tuvimos que esperar 10 años para que pasara algo así”, subraya Bronze.
La experiencia en Estados Unidos le duró seis meses. Volvió a Inglaterra para estudiar ciencias del deporte en la Universidad en Leeds. No se olvidó del fútbol. Siempre en Liverpool, primero jugó en el Everton y luego en los vecinos de Anfield. Los estudios, sin embargo, eran su prioridad. Para cubrir sus gastos, durante su tiempo en la Universidad, Bronze trabajó en el Bar Goals Leeds y en el Domino’s Pizza. “Cuando la gente me preguntaba qué quería ser de mayor, jamás se me hubiera ocurrido decir futbolista. No era profesional. Yo iba a la Uni, estudiaba, trabajaba. Tenía una vida normal”, recuerda. Y eso que ya era internacional en la sub-23 de Inglaterra. En 2014, fichó por el Manchester City. El gran cambio, en cualquier caso, sucedió cuando aterrizó en el Lyon.
Con el Olympique ganó tres Champions. Lo más importante para ella es que se sintió profesional. “Nos sentamos con los hombres para almorzar. Tenemos el mismo trato en todo. No creo que ningún otro equipo masculino haga eso. Todavía están todos separados”, explicaba, en su momento, Bronze. En 2020, ya con el reconocimiento mundial en sus vitrinas, regresó al City hasta aceptar la oferta del Barcelona este verano. “Estoy deseando jugar en el Barcelona. Es uno de los mejores equipos del mundo”, expuso, en la zona mixta del estadio de Brighton, tras superar a España en los cuartos de final de la Euro.
Bronze fue la última en dejar el vestuario de Inglaterra. Llevaba gafas con marco transparente y se paró a hablar con cada uno de los periodistas que la reclamó. La fama no le alejó los pies del suelo, tampoco lo hace el boom del fútbol femenino en la Euro 2022. La inglesa tiene una idea en mente: revancha. Después de que Estados Unidos eliminara a las Three Lions en la semifinal del último Mundial en Francia (2-1), Bronze solo piensa en la final de Wembley. “Me golpeó fuerte esa eliminación. Sentía que estaba en el mejor momento”, expone. “Mucha gente me pregunta cuál es mi motivación después de todos mis títulos. Es simple, ganar la Eurocopa en mi país”, cierra. Primero, en cualquier caso, le tocará trabajar ante la dura Suecia. ¿Trabajar por sus sueños? Nada nuevo para Lucy Bronze.
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