Sin pasillo y con agonía: el Atlético derrota a un Real Madrid muy rebajado
La falta de tino de los rojiblancos les aboca a un final en el que se encomiendan a Oblak ante un equipo blanco de menos a más
Contra un sucedáneo del campeón, al que no hizo pasillo, el Atlético se llevó una angustiosa victoria que le acerca al salvavidas económico de la Champions. Pudo matar el partido antes, pero se vio abocado a un final en el que se encomendó a Oblak para evitar un escarnio mayor que el del pasillo: no haber podido derrotar al Madrid rebajado de jugadores y tensión competitiva que se plantó en el Metropolitano.
Las dos alineaciones tuvieron relato. La del Madrid, sin parte de su espinazo y plagada de secundarios y terciarios (Lunin, Lucas Vázquez, Vallejo, Camavinga, Jovic) porque en esta Liga ya ha hecho lo que tenía que hacer. Ancelotti le dio vacaciones a Courtois, el mejor portero de la temporada, al cerebro de Modric y a Benzema, el goleador del campeonato. En el once del Atlético, sobre todo, la confirmación de la ausencia de Griezmann fue muy relevante. Con la soga al cuello, por la necesidad de alcanzar una plaza en la próxima Liga de Campeones, Simeone nunca había prescindido de uno de sus jugadores de cabecera con tanto en juego. Para jugar por detrás de Cunha, eligió a Marcos Llorente. Una cuestión de piernas y pulmones para la presión alta preparada para acogotar al campeón. Con otro banquillo para Luis Suárez y con João Félix lesionado, los tres cabezas de cartel de la delantera rojiblanca quedaron relegados. Con la bolsa de los millones de la Champions en juego, Simeone ha optado por sus futbolistas con más motor para, al menos, no dejarse puntos por falta de intensidad.
Así que la puesta en escena fue un fiel reflejo de las alienaciones y las necesidades de uno y otro. El Atlético emergió inflamado, dispuesto a convertir cada disputa en una batalla mancomunada en la que el Madrid no estaba dispuesto a entrar. Los robos de balón de los rojiblancos y los errores en las entregas de los futbolistas de Ancelotti se sucedieron en los primeros minutos. A Correa y Carrasco les faltó tacto para precisar dos remates francos.
El vídeo de los goles y el resumen del partido
No se inmutó el Madrid, de campo y playa, integrado de pleno en la primaveral noche. Jugó el equipo de Ancelotti a meter la pierna lo justo y a esperar que el Atlético se atascara con el paso del tiempo. Y pasó: dominaba el equipo de Simeone, pero daba la sensación que en el momento que Kroos abandonara el ritmo lento de pelota que imponía podía hacer saltar alguna costura. El excampeón se metió en una de esas fases de inoperancia que le han acompañado durante la temporada. Manoseaba la pelota de lado a lado sin encontrar cómo sobrepasar a un equipo que se limitaba a guardar la posición. Había más derbi en la grada que en la hierba, hasta que una de esas pérdidas clásicas de un equipo de relleno la catapultó Marcos Llorente para que Cunha explotara el boquete abierto. El brasileño enfiló el área y cayó entre Militão y Vallejo. El colegiado no señaló penalti. Fue el VAR el que le avisó del pisotón de Vallejo. Carrasco no falló.
El adorno de Casemiro
Con la ventaja rojiblanca, al borde del descanso, Oblak le sacó con el pecho un mano a mano a Jovic, máximo exponente del asueto con el que el Madrid se tomó la cita. Debió dar un toque de atención Ancelotti a sus meritorios, porque su puesta en escena fue más decorosa. Suficiente para acongojar a su rival, que dio paso a Griezmann por Correa. Jovic estuvo torpe en una maniobra franca en el área y a Casemiro le dio por intentar adornarse al pretender colocar una rosca mansa en la escuadra cuando Oblak estaba a media salida.
Le metió el miedo en el cuerpo el Madrid al Atlético también porque Carrasco y Cunha no acertaron a ejecutar a Lunin sin un madridista a su alrededor. No ampliar la ventaja puso el duelo en el peor escenario para los de Simeone, porque Ancelotti empezó a cargar balas con Modric, Valverde y el siempre amenazante Vinicius. No hubo minutos para Benzema, lo que hubiera incrementado la psicosis local, pero el pánico a que en una transición el Madrid empatara y entorpeciera el camino hacia la ansiada plaza de Champions sobrevolaba en cada galopada del brasileño y en cada ocasión que el Atlético se cegaba ante el gol tras contragolpes nítidos que le concedía la despreocupación blanca. Carrasco estrelló uno en el palo y a Griezmann se le fue por medio palmo una parábola. El temor a una trastada de última aumentó con un duro disparo de Valverde manoteado por Oblak. El canguelo rojiblanco lo delató que Simeone optara por Felipe cuando Reinildo se lesionó. Otro misil de Valverde también repelido por Oblak y la carga final mantuvieron el recuerdo una pesadilla que no se dio. El Atlético, con igualar en Elche el resultado del Betis en Valencia, será equipo de Champions.
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