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Luka Doncic encuentra a su escudero perfecto en Dallas

El escolta Spencer Dinwiddie, fichado desde Washington en febrero, ayuda a que el esloveno recupere su mejor versión con los Mavericks

NBA
Spencer Dinwiddie celebra junto a Luka Doncic el triple que le dio la victoria a Dallas sobre la bocina en Brooklyn el pasado 17 de marzo.Brad Penner (USA TODAY Sports)
Daniel Arribas

Quedan pocos minutos para que cierre el mercado de traspasos y los Dallas Mavericks deciden agitar el avispero. Es 10 de febrero y los tejanos se deshacen de Kristaps Porzingis, un sueño frustrado de la franquicia que pone rumbo a Washington. A cambio, Dallas recibe a Davis Bertans y Spencer Dinwiddie, de los Wizards. El movimiento sorprende y no es para menos: los Mavericks habían hipotecado su futuro apostando por el gigante letón tres años antes. Su adiós supone la llegada de un tirador con la pólvora mojada, Bertans, y un escolta, Dinwiddie, lejos de su mejor nivel desde que se rompiera los ligamentos de una rodilla en diciembre de 2020. Mes y medio después, en Dallas nadie se acuerda del letón y Dinwiddie, de 28 años, se ha convertido en el secundario perfecto para acompañar a Luka Doncic en el ataque de los Mavs. La semana pasada, dos triples suyos sobre la bocina dieron la victoria a los tejanos en sus visitas a Boston y Brooklyn, dos de los pabellones con más relumbrón del campeonato.

Desde que Dinwiddie aterrizó en Dallas, los Mavericks son el tercer mejor equipo de la NBA, con un balance de 13 victorias y cinco derrotas. Además, han sido el mejor equipo de la liga en los tramos finales de partido, con un récord de 10-2 en el clutch (últimos cinco minutos del encuentro cuando la distancia entre ambos equipos es inferior a cinco puntos). Antes de incorporar a Dinwiddie, los Mavs eran decimonovenos en este registro, con 12 victorias y 14 derrotas.

Nacido en los valles de Santa Mónica (Los Ángeles, California, Estados Unidos), el escolta ha mejorado con creces la mayoría de sus cifras desde que llegó a Dallas. En el tiro de tres puntos, tan importante para acompañar a Doncic —segundo en asistencias potenciales de la liga, solo por detrás de Chris Paul (Phoenix Suns)—, Dinwiddie ha elevado su acierto hasta el 40,5%, casi un diez por ciento más de lo que registraba esta campaña en Washington. Un porcentaje que, además, se eleva hasta el 53% en los momentos de clutch.

Más allá del lanzamiento exterior, el californiano ha pintado de verde su casillero estadístico en anotación —seis puntos más por partido que en los Wizards— y en porcentaje de acierto en el tiro: del 37,6% en Washington al 50,3% actual. El propio Doncic, tras la victoria in extremis contra Brooklyn (111-113), reconoció que su flamante compañero “está jugando a nivel all star” desde que fichó por los Mavericks.

La inesperada evolución individual de Din-win-ddie, como le han bautizado los aficionados de Dallas (incorporando la palabra victoria a su nombre), ha renovado la cara del equipo, quinto en la conferencia oeste con un balance de 45-28 y en plena brega con Utah Jazz (45-28), Denver Nuggets (43-30) y Minnesota Timberwolves (42-32) por los puestos de play off.

Doncic, estrella absoluta de la franquicia, ha multiplicado su rendimiento desde el día del traspaso hasta promediar 32,3 puntos, 9,7 rebotes y 7 asistencias por partido. El esloveno fue designado como el mejor jugador del mes de febrero en la conferencia oeste y ha reabierto el debate sobre el MVP (Jugador Más Valorado, por sus siglas en inglés), galardón para el que no contaba hasta ahora por un inicio de campaña fuera de forma y lejos de su nivel actual.

Rodear al esloveno con las mejores piezas posibles ha sido la mayor preocupación de Mark Cuban, dueño de los Dallas Mavericks, desde la explosión de Doncic en su año de rookie. Ahora, tras renunciar a Kristaps Porzingis, el equipo entrenado por Jason Kidd parece haber encontrado una alternativa real a su estrella, no solo cuando los rivales doblan el marcaje sobre el esloveno, sino cuando no está en pista: Dinwiddie consiguió su mejor anotación en Dallas el pasado 5 de marzo ante Sacramento (36 puntos), partido en el que Doncic descansó por unas molestias en el pie izquierdo.

Con la salida de Porzingis, los Mavericks han perdido presencia en la pintura, pero acumulan más amenaza desde el perímetro. Cuando Doncic inicia jugada, sus compañeros se abren y despejan la pintura de rivales, dejando vía libre al esloveno para atacar el aro desde fuera: sus penetraciones generan una media de 15 puntos por partido, más que cualquier otro jugador del campeonato.

Eso no solo mejora la producción anotadora del exmadridista, sino que genera más tiros liberados para sus compañeros. Jalen Brunson y Dorian Finney-Smith, dos de las piezas exteriores de Dallas, registran un acierto en el triple superior al 44% desde la llegada de Dinwiddie.

Tras la victoria frente a Utah del pasado 8 de marzo (111-103), el escolta angelino destacaba la importancia de abrir la pista cuando Doncic dirige la posesión: “Es muy importante para nuestro ataque. Tenemos que aprovechar que él siempre colapsa a las defensas rivales y crea espacios para nosotros. [...] Y ahí, estar acertados en el tiro o ser agresivos hacia el aro”.

Esta misma temporada, cuando los rumores apuntaban a que el vestuario de Washington no comulgaba con su carácter, Dinwiddie decidió hacer oídos sordos y seguir trabajando. “Soy humano y claro que me afecta. Todavía me duele a día de hoy”, dijo al poco de fichar por los Mavericks. Desde su llegada a Dallas, el californiano tiene el PER (Calificación de Eficiencia del Jugador, por sus siglas en inglés) más alto de su carrera: 19,6 (muy superior a la media de la liga: 15). “Estoy feliz aquí, me siento querido y me gusta lo que me piden dentro de la pista. Creo que encajo a la perfección en Dallas”. Y Doncic, claro, lo agradece.

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Sobre la firma

Daniel Arribas
Es periodista en EL PAÍS desde 2021. Ha publicado reportajes en la sección de Madrid y en las páginas de fin de semana. Ahora es redactor de Deportes, donde cubre competiciones de baloncesto, tenis, ciclismo y otras disciplinas. Antes trabajó en El Mundo y Ogilvy.

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