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Un partido para Piqué

El central del Barcelona, el segundo jugador que más duelos aéreos gana en LaLiga, suele crecerse ante el Espanyol

Espanyol - Barcelona
Piqué, en el último encuentro ante el Atlético.AFP
Jordi Quixano

Nada más acabar el encuentro ante el Atlético, duelo en el que el Barcelona recuperó las constantes vitales porque dio buena cuenta del rival (4-2) para alcanzar al fin los puestos de Champions en la tabla, Gerard Piqué (Barcelona; 35 años) evidenció su barcelonismo de cuna: “El equipo está creciendo mucho. Hay que seguir así y ahora toca el derbi contra el Espanyol”. De todos los azulgrana que hablaron —que fueron muchos porque se ganó—, fue el único que lo recordó, quizá porque siempre ha sido el partido que más le motiva de la temporada junto al clásico o a uno decisivo en Europa. “Tengo muchísimas ganas de jugarlo. Ese nerviosismo de medirse al Espanyol no se pierde y con los años aprendes a disfrutarlo todavía más. Es un gran partido, de esos encuentros que te hacen vibrar”, resuelve el futbolista, que a inicios de esta semana ha ido a ver también a su Andorra en los días de asueto que dio Xavi a la plantilla; “e insisto en que probablemente estemos en el mejor momento de la temporada”. También lo está el central, por más que desde los vomitorios alguno le señale su edad como también hacen con Busquets y Alba, sobre todo porque se considera que echa al equipo atrás para maquillar su falta de velocidad. “A mí me gusta jugar en campo contrario”, esgrime a modo de defensa; “y creo que el haberlas vivido de todos los colores nos da mucha experiencia y que podemos ayudar mucho”. Así lo entienden desde el cuerpo técnico.

Cuando Xavi se hizo cargo del equipo tenía sus dudas sobre qué Piqué se encontraría en el vestuario, si el jovial y despreocupado o el formal y enchufado. “Desde el primer día hemos visto a un Gerard tremendamente profesional y comprometido, un ejemplo para todos, maduro… Una pasada. Un verdadero capitán”, le elogian desde la Ciudad Deportiva; “es el primero en llegar, ayuda en todo y se preocupa por todo”. Por lo que no ha sido de extrañar que durante esta semana haya enviado varios mensajes a sus compañeros de voz y por WhatsApp, pues un derbi no es menor y que el equipo necesita ganar para solidificar las buenas sensaciones.

“Lo bueno es que estos jóvenes tienen muchas ganas de comerse lo que llega. Algunos ya saben lo que es jugar contra el Espanyol toda la vida porque llegan de La Masia, y otros lo van a aprender rápido”, señala Piqué. Bien lo sabe él, que en ocasiones divertido y en otras fanfarrón, ha fomentado esa competitividad para convertirse en el epicentro de la ojeriza blanquiazul. “Entiendo que no me quieran mucho”, reconoce; “pero ya está, sin más”.

Sucede que a Piqué se le ha visto celebrar los goles siendo la enxaneta de la melé azulgrana en Cornellà, estadio que clasificó geográficamente fuera de Barcelona en 2018 para disgusto rival —”Cada día están más desarraigados de la ciudad”, resolvió—, al tiempo que el club blanquiazul denunció sus comentarios ante LaLiga. “En patrimonio tengo más dinero que el presupuesto del Espanyol”, soltó sin medir en 2020 en el programa de La Resistencia. Rifirrafes dialécticos que parte de la grada periquita también extrapola de mala manera porque suele acordarse de su mujer, Shakira, e hijos sin las mejores palabras, siempre con el insulto por delante. “Duele y no gusta. Pero son cosas que no puedo controlar por lo que no puedo darle más importancia”, admite; “aunque la verdad es que jamás he tenido un solo problema con un aficionado del Espanyol fuera del campo”.

El rival que mejor se le da

Sobre el césped, en cualquier caso, el 3 tiene un imán con el club blanquiazul, pues es el equipo al más dianas le ha marcado (6), por las cuatro que ha conseguido ante el Villarreal y tres frente al Dinamo de Kiev, Roma, Málaga y Sevilla. “Casualidad”, aduce. Pero no lo es tanto que se mantenga en el eje de la zaga, casi siempre en la izquierda porque Araujo no tiene esa salida desde la raíz; ocasionalmente en la derecha si el extremo rival puede hacer mucho daño. “Es fundamental para sacar el balón y para organizar el equipo desde atrás. Lo entiende todo tácticamente”, señalan desde la Ciudad Deportiva. Y los números así lo explican porque es el segundo mejor jugador de LaLiga en cuanto a promedio de duelos aéreos ganados (3,7 por encuentro), solo por detrás de David Garcia (3,9 con Osasuna). También es el quinto que mejor promedio de recuperaciones tiene en la Liga (8,1 por encuentro), a rebufo de Casemiro (9,5), Kondogbia (9,2), Renato Tapia (8,7) y Baba (8,6). Además, nadie despeja más que él en el Barcelona, pues suma 67 por los 38 de Araujo, segundo en la estadística, del mismo modo que también es el que más cambios de orientación ha realizado 22, seguido por Eric García (13). Y, de paso, es el que más remates ha bloqueado (11), por delante de Eric (10).

Guarismos que le mantienen como el central referencial del Barça a los que pretende dar continuidad ante el Espanyol. Al fin y al cabo, es su rival favorito.

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