Muguruza se lleva un jarro de agua fría
La española, obligada a preparar el torneo en solitario porque la covid atrapó a todo su equipo, cae en la segunda ronda frente a la francesa Cornet: doble 6-3
Lucía el sol, pero el día salió torcido para Garbiñe Muguruza y resultó de lo más inspirador para Alizé Cornet, un tormento todo el rato, incombustible, áspera, veterana. Un hueso. La francesa, de 31 años, no cuenta con resultados reseñables en los grandes –nunca ha franqueado la barrera de los octavos–, pero es una de esas rivales con las que no conviene cruzarse en estas primeras rondas tramposas y peligrosas. Lo sabía la española, que por primera vez desde hace tiempo aterrizaba en un grande con el cartel de favorita, otra vez, magnífica sensación. Pero este jueves (doble 6-3, en 1h 27m) se juntó todo: la una lo hizo todo bien, la otra demasiadas cosas mal y, como trasfondo, un inicio de temporada un tanto accidentado que no ha ayudado.
“Es un día duro. No sentí mi tenis, ni mis golpes ni mi saque. En general, mi juego no estuvo ahí. Ha sido un inicio de año estresante y físicamente tampoco me he sentido del todo bien”, expuso la tres del mundo, que selló el curso pasado como un tiro y convertida en la primera mujer española en triunfar en la Copa de Maestras. De Guadalajara (México), donde se coronó, se dirigió a las vacaciones y tras dos semanas de asueto se desplazó a Marbella, Puente Romano, para completar la pretemporada junto a su equipo. “Todo el equipo cogió el covid, excepto yo, así que fue un poco difícil mantener los entrenamientos y la preparación”, contó a los periodistas.
Pocos días antes del viaje a Australia, a las puertas de Navidad, todos los componentes excepto ella se hicieron los test y saltó la alarma. Garbiñe (28 años) se preparó sola en Barcelona y el día 26 cogió el vuelo a Adelaida, la que teóricamente iba ser su primera parada preparatoria, pero optó por no jugar para asegurarse de que no daba también positivo. Después viajó sin ningún acompañante a Sídney, con el objetivo de al menos aclimatarse a las exigentes condiciones de las Antípodas, y en los días posteriores fueron incorporándose de manera progresiva el resto de los integrantes del equipo. Es decir, la puesta a punto en suelo australiano no fue la esperada ni la deseada.
En total, dos semanas de entrenamientos en solitario. “Pude competir en Sídney [derrota frente a Kasatkina en el segundo partido] y al final se ha acumulado aquello por lo que estamos pasando todos: que sí, que no, que si viajas o no…”, lamentó la bicampeona de Grand Slam, que llegó a trompicones al Open y pese a sortear en la primera ronda a la francesa Clara Burel, no las tenías todas consigo y se topó este jueves con una rival enchufadísima (61ª de la WTA) que no le dio tregua. Apretó y apretó Cornet, y ahí se le vieron las costuras a Muguruza. Corta de preparación, la española se perdió entre errores (33), pobres porcentajes de servicio y malas decisiones. No se procuró ninguna bola de break y concedió 12.
“Ella ha jugado muy bien, mucho más agresiva de lo que suele ser. Todo ha caído de su lado. Me hubiera gustado mejorar la selección de los golpes, he cometido demasiados errores no forzados por apresurarme, y luego en otros momentos... En fin. No he elegido bien cómo jugar”, radiografió la finalista de 2020. “Ha sido bastante estresante este mes”, incidió, “y me voy a ir mucho más pronto de lo que pensaba. Es un resultado malo, pero hay que mirar hacia adelante y analizar para que esto no pase otra vez. Ahora viene la gira de Dubái [14-19 de febrero] y Doha [20-26], que me gusta. Solo queda seguir, seguir y seguir para recuperar las buenas sensaciones”.
Ahora, sus planes pasan por unos de reflexión y después tres semanas de rodaje antes de reaparecer en el desierto, donde el año pasado logró un título redentor, en Dubái, y se quedó a un paso de otro en Doha. “Hay que calmarse y volver a entrenar bien. Duele mucho, porque es el Open de Australia y hoy voy a pasarlo mal, pero desde mañana voy a empezar a planificar qué voy a hacer con mi equipo. Ahora sí, juntos”.
Al margen de la despedida de Muguruza, la cuarta jornada deparó el avance de Roberto Bautista, que se impuso a Philipp Kohlschreiber por 6-1, 6-0 y 6-3 y se citó con el estadounidense Taylor Fritz, y el de Pablo Andújar, superior a Alex Molcan: 6-4, 7-6(6), 0-6 y 6-1. En sentido inverso, el malagueño Alejandro Davidovich cedió contra Felix Auger-Aliassime en un duelo dirimido en el alambre del tie-break: 7-6(4), 6-7(4), 7-6(5) y 7-6(4).
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