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Athletic y Real, un choque de estilos

Los dos equipos vascos protagonizan una final de Copa inédita y apasionante entre viejos rivales

Jon Rivas
Williams protege el balón en un derbi ante la Real.
Williams protege el balón en un derbi ante la Real.

¿Es miedo, es inquietud? La semana de pasión del Athletic y la Real Sociedad se resume en ambos sentimientos. Los aficionados de una y otra punta de la AP-8 se debaten entre la esperanza por una victoria y el pavor a una derrota. Es una final, puede suceder cualquier cosa, y es precisamente esa variable la que siembra una incertidumbre que, posiblemente, no afloraría si el rival no fuera el vecino ruidoso, el de los derbis festivos y pacíficos pero enconados, que sirven para alimentar el fuego de la ilusión según hacia qué lado se decanten.

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Los dos equipos velan armas ya. La Real viajó en la víspera y el Athletic lo hizo el jueves a mediodía, en medio de la despedida un tanto imprudente de las miles de personas que acudieron a las cunetas de la carretera que une Lezama con el aeropuerto de Loiu. Casi 300 siguieron en motocicleta a los autobuses hasta las puertas de la terminal. En la expedición figuraba Aritz Aduriz, que sirvió de talismán en la Supercopa jugada en el mismo escenario. Bizkaia entera está inundada de banderas rojiblancas; sucede lo mismo en San Sebastián y muchos pueblos de Gipuzkoa. Ilusión e inquietud a partes iguales en un choque (21.00, Telecinco) que se presume igualado, como lo son todos los derbis, y en el que tanto Imanol como Marcelino podrán contar, en principio, con sus mejores bazas. Es casi una cuestión psicológica. Los lesionados reducen plazos de regreso, los no habituales llaman a la puerta.

Es cierto que, en la Real Sociedad, Merino está entre algodones, que Silva regresa después de estar parado, como Zaldua o Elustondo; que Zubimendi sufrió un golpe en el primer partido de la sub-21 hace una semana, o que Oyarzabal, Isak, Januzaj y Barrenetxea han estado muchos días sin entrenarse con sus compañeros por las llamadas de los seleccionadores. Pero también el Athletic, aunque tiene al resto disponible, observó cómo Luis Enrique mantuvo 90 minutos en el campo a Unai Simón e Iñigo Martínez frente a Kosovo, a cuatro días del partido. “La final no me importa nada”, fue el comentario del seleccionador, que sí pactó otros asuntos de récord. Ambos durmieron la madrugada del jueves en Sevilla y esperaron la llegada de sus compañeros al hotel de concentración, para afrontar juntos los dos entrenamientos previos.

Será un choque de estilos, o tal vez no. La Real renunció al suyo en el último derbi de San Mamés y ganó pertrechándose en su campo después de marcar pronto. Lo hizo con una solvencia encomiable, sin apuros. Marcelino anuncia que no se saldrá de su habitual esquema de 4-4-2 por muy importante que sea el partido. En todo caso, frente a la sólida defensa que se anuncia en los bilbaínos, se opondrá la habitual chispa de la línea ofensiva donostiarra, aunque en una final se entremezclen las virtudes y las cualidades de unos y de otros. En las quinielas sobre un posible resultado, se advierte de la mayor experiencia de los bilbaínos, que desde 2009 han jugado tres finales de Copa y una europea, además de varias Supercopas, pero la Real Sociedad tiene futbolistas como Silva o Monreal, que presentan un expediente de grandes batallas.

Después de una historia centenaria, el Athletic, que jugará como local por antigüedad, y la Real Sociedad se ven las caras por primera vez en una final de Copa, claro que los bilbaínos celebrarán su cuadragésima disputa del Campeonato de España y los donostiarras sólo jugaron seis finales. Las cuatro que perdieron, todas contra el Barcelona. Sin embargo, ambos conjuntos han disputado 18 partidos entre ellos, con balance favorable a los rojiblancos en siete de las nueve eliminatorias que disputaron. La última vez que se enfrentaron, la Real ganó en los penaltis en San Mamés, llegó a la final (1987) y la ganó, también por penaltis, al Atlético de Madrid. En la anterior, el Athletic se clasificó en la tanda definitiva en Atocha, también llegó a la final y venció (1-0) al Barcelona en 1984. La de este sábado será la primera final vasca de la Copa del Rey en los últimos 94 años, desde que el Real Unión se impusiera por 1-0 al Arenas de Getxo en 1927, en el estadio de Torrero en Zaragoza.

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