Nadal paga un reventón ante Tsitsipas
El griego remonta dos sets al español en los cuartos (3-6, 2-6, 7-6(4), 6-4 y 7-5, en 4h 05m) y le aparta del sueño del 21º grande. Es, junto a Fognini, el único que ha conseguido un bandazo similar ante el balear
Lo que era una velada aparentemente controlada cambió de forma radical. Cuando Rafael Nadal ya masticaba prácticamente las semifinales de este Open de Australia, sucedió lo inesperado: Stefanos Tsitsipas, al borde de la rendición, se enderezó, vio un rayo de luz y consumó una remontada histórica en la pista central de Melbourne, apartando al español del sueño de lograr su 21º grande y de adelantar así a Roger Federer en la gran carrera histórica. El griego terminó imponiéndose en una noche que transcurrió como un thriller, con un desenlace muy diferente al que se intuía después del primer tramo de un duelo partido en dos: 3-6, 2-6, 7-6(4), 6-4 y 7-5, después de 4h 05m.
Lo tenía controlado Nadal, hasta que en el tie break del tercer parcial su juego se ensució, golpeó mal tres pelotas francas cuando iba por delante y de repente, aunque instantes antes estaba sumido en el fango, Tsitsipas se elevó. El griego, uno de esos jóvenes que aspira a acabar con el establishment de los tres gigantes y marcar el inicio de una nueva etapa, no perdió la fe y aprovechó el reventón del balear para recomponerse y plantarle definitivamente cara. Cuando nadie lo sospechaba, tal vez solo el ateniense, el pulso dio un vuelco radical y lo que dos horas antes estaba siendo una exhibición derivó en una situación fea, fea, emergente uno en su juego y decreciente el otro en el ánimo. Vuelta a empezar todo. Y cuesta arriba para Nadal.
Hasta ese manchurrón, el número dos había ofrecido su mejor versión en el torneo. Entonadísimo al servicio, sin abrir una sola vez la puerta ni dejar la más mínima rendija a su rival, atinó en las tres primeras opciones de break que dispuso y encontró una jugosa veta en la derecha de rival, que ante él acostumbra a flaquear por el revés. Le podían las prisas a Tsitsipas, nervioso, empeñado en jugársela constantemente a dos o tres golpes, mientras que Nadal, paciente y autoritario, tan solo aceleraba cuando le convenía, cocinando a fuego lento una victoria que tuvo entre las manos hasta que sufrió ese reventón tan abrupto, totalmente inesperado.
Primero falló un smash y luego erró de nuevo en otro, cortado, excesivamente conservador; después, hizo una caña con el revés y el rival se puso por delante. A Tsitsipas –que venía fresco, sin haber jugado en la estación previa contra Matteo Berrettini por la lesión del italiano– le salieron las alas y, a la que encontró pista, voló. Sabiéndose perdido, halló un oasis en esos tres deslices del español y se reanimó. Visto lo visto, no se podía imaginar. Todo cambió, todo era diferente. Atada esa manga, el chico de Atenas dio un acelerón tremendo y su juego se disparó conforme a Nadal le entraban dudas con el saque y los porcentajes empezaban a menguar. El español perdió finura, su bola ya no hacía daño. De la nada al todo, Tsitsipas adivinó la oportunidad y fue con todo a por ella.
Así dijo adiós @RafaelNadal en el #AusOpen
— Eurosport.es (@Eurosport_ES) February 17, 2021
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Se invirtió por completo la curva. El griego sacó la escuadra y el cartabón, y empezó a encontrar los huecos que antes se le negaban. A la cuarta opción de rotura que tuvo, acertó (para 5-4, en el cuarto parcial) y fue abriendo un boquete hacia una victoria de las que dejan huella. Tanto física como anímicamente, Nadal comenzó a ir a remolque y las buenas sensaciones del primer tramo de la noche se perdieron. Al servicio, Tsitsipas no daba opción. Recordó tal vez el descaro que empleó hace dos años en España, cuando derribó al balear en la arena de Madrid. Entonces ya dejó ver que iba a ser un adversario espinoso, refrendándolo en el presente con una remontada asombrosa. Hasta ahora, solo el italiano Fabio Fognini había sido capaz de levantar dos sets en contra a Nadal en un grande. Fue en Nueva York, en 2015.
Esta vez, el hito lleva la firma de un joven con aspecto de surfer que va consolidándose en la planta noble del circuito. Tsitsipas tuvo arrestos, arañó una rotura de oro en la undécima manga del epílogo y sorteó el momento de máxima dificultad, cuando el español frustró los dos primeros puntos de partido y a continuación dispuso de una opción para arrebatarle el saque. Hubiera sido un 6-6, otra película, probablemente. Pero se sostuvo. Nadal voleó de forma extraña y después, el vencedor puso la rúbrica con un revés paralelo que finiquitó esta accidentada aventura del mallorquín en las Antípodas. Le aguantó la espalda, tocada, pero le faltó definición.
Ahora, Tsitsipas se medirá con Daniil Medvedev, un competidor fiero que llegará lanzado al choque. El ruso liquidó a su compatriota Rublev (7-5, 6-3 y 6-2) y encadenó su 19ª victoria desde que se abriese paso en noviembre sobre la pista de París-Bercy. Allí obtuvo el título y después ha seguido sumando: otros cinco triunfos y el trofeo en la Copa de Maestros, cuatro más y el cetro de la ATP Cup, y los cinco que ha engarzado ahora en Melbourne, donde sigue demostrando, además, que es fuerte con los fuertes. El triunfo contra Rublev le situó por primera vez en el tercer escalón del ranking –desbancando a Dominic Thiem, eliminado en los octavos– y significó su undécima victoria consecutiva frente a integrantes del top-10.
EL PÚBLICO VOLVERÁ A LAS GRADAS
El estado de Victoria, donde se asienta Melbourne, anunció este miércoles que a medianoche concluirá el confinamiento de cinco días que decretó la semana pasada, cuando se detectó un brote de 13 contagios por covid-10 en la Terminal 4 del aeropuerto de la ciudad.
Ese día, la organización del Open de Australia interrumpió el partido que disputaban Novak Djokovic y Taylor Fritz y los espectadores que asistían a la sesión nocturna tuvieron que abandonar el complejo a las 23:30 para regresar a sus casas, siguiendo las directrices gubernamentales.
A partir de este jueves, pues, los jugadores dejarán de escuchar las ovaciones enlatadas por la megafonía y volverán los aplausos de los aficionados desde las gradas de Melbourne Parka. En concreto, los de los 7.477 (la mitad del aforo) que permitirá la Federación Australiana en cada sesión.
El público presenciará la próxima madrugada las semifinales femeninas, que se terminaron de perfilar este miércoles. La número uno, Ashleigh Barty, cayó contra todo pronóstico ante Karolina Muchova (1-6, 6-3 y 6-2) y en el otro duelo de cuartos, Jennifer Brady superó a su compatriota Jessica Pegula (4-6, 6-2 y 6-1).
Hacia las 4.00 (Eurosport) saltarán a la pista Serena Williams y Naomi Osaka, a continuación se enfrentarán Muchova y Brady, y a las 9.30 medirán sus fuerzas Djokovic y Aslan Karatsev.
Open de Australia: resultados (miércoles 17) y orden de juego (jueves 18).
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