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Djokovic se agranda a tiempo

El número uno supera varios enredos contra Zverev con una exhibición de servicio y restos: 6-7(6), 6-2, 6-4 y 7-6(6). El jueves se cruzará con Karatsev, procedente de la previa, por una plaza en la gran final

Djokovic estampa la raqueta contra el suelo de la pista central, este martes en Melbourne.
Djokovic estampa la raqueta contra el suelo de la pista central, este martes en Melbourne.Andy Brownbill (AP)
Alejandro Ciriza

Aprieta y ahoga poco a poco Alexander Zverev, hasta que llega el momento liberador: con 3-1 abajo en la tercera manga y el alemán más y más amenazante, Novak Djokovic revienta la raqueta contra el suelo de la central y las esquirlas de grafito se dispersan por el fondo. Es el principio del fin. El principio del fin de su rival. Los tres impactos tienen un efecto catártico para el número uno, que a partir de ahí destraba el duelo con el oficio de los elegidos y un tenis al alcance de muy pocos. Después de 3h 30m, el serbio firma su acceso a las semifinales (6-7(6), 6-2, 6-4 y 7-6(6) y se cita con el ruso Aslan Karatsev, un tenista que disputa su primer grande y ocupa el 114º puesto del ranking.

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Se agranda Djokovic en el momento adecuado. Más allá de las suspicacias en torno a sus dolencias en el costado derecho, el balcánico ha ofrecido un recital de resistencia en un pulso que se le ha puesto cuesta arriba y en el que ha lucido lo mejor de su repertorio, aunque todavía con margen de progresión. Zverev se las ha hecho pasar canutas durante un buen rato, pero Nole es Nole, y siempre está ahí. Nunca se le debe dar por muerto. Sienta más o menos dolor, el de Belgrado defiende su soberanía en una pista que le pertenece, como a Roger Federer la de Wimbledon o a Rafael Nadal la de Roland Garros. La de Melbourne forma parte de su territorio, así que va a ir con todo.

“Ha sido un alivio para mí, aunque no recomendaría hacerlo”, bromea cuando se le pregunta por ese gesto que marcó el punto de inflexión del partido, una verdadera montaña rusa emocional y deportiva. “Por supuesto que no estoy orgulloso de este tipo de momentos, pero en circunstancias así atraviesas por una batalla interior. Tengo mis propios demonios, y seguro que los demás también. Todos somos diferentes. No lo he hecho con la intención de que me ayudara, pero realmente me ha ayudado. Pobre raqueta…”, expone el rey actual del circuito, que lidia con un presente adverso: el músculo que enreda y, sobre todo, la tensión de ganar el 18º grande que estrecharía la gran carrera histórica.

Explica Nole que a estas alturas, y en la situación en la que se encuentra él, y en realidad la mayoría porque la cuarentena está haciendo estragos en los cuerpos de los tenistas, que desde que comenzó a sufrir los problemas ha dejado de entrenar, y que está concentrado al cien por cien en su recuperación. “La prioridad es la recuperación”, precisa.

“No siento que necesite entrenarme una hora y media, porque en los dos últimos meses ya he trabajado lo que tenía que trabajar en términos de tenis”, añade satisfecho, después de pasar un mal rato contra Zverev. En cualquier caso, certero casi siempre para apagar fuegos sobre la pista. Cada opción de break (seis de nueve al final) es un paraíso para él, mientras niega una y otra vez al alemán (3/12), que tiene un cañón en la derecha (225 km/h) pero se topa con ese magistral restador que lo devuelve todo. Solo así puede salir adelante en un torneo en el que el servicio pesa más si cabe, con la pista rápida a más no poder.

Aplicado, Djokovic cierra su intervención hacia las semifinales con 23 aces, dos más que su rival. Pero antes ha tenido que resolver un lío de aúpa. Cuando parecía que iba a llevar el primer parcial se le escapa, y cuando empezaba a edificar la victoria, Zverev le frena y acelera en el tercero. Entonces llega la furia, el raquetazo. Los diablos ya conocidos. También, la redención. “Nos hemos llevado al límite”, detalla. Encendido y enfocado a la vez, araña cinco juegos consecutivos para adjudicarse el set. Ahora sí, está más cerca de donde quería, pero el chico de Hamburgo tiene ganas de guerra y empieza como un tiro en el cuarto, con bola para hacer el 4-0 y conducir el encuentro hacia el callejón que le interesa.

Sin embargo, no atina, no le deja Djokovic y este entra en combustión. Equilibra y comienza a apretar la soga, aunque Zverev resiste. Pero la suerte del alemán ya está decidida. Nole luce lanza y escudo, y atrapa una victoria que le sabe a gloria y le sitúa en una posición de fuerza de cara al litigio del jueves con el primerizo Karatsev.

“ESTO NO ES BUENO PARA NUESTRA SALUD”

En la comparecencia posterior a su victoria, a Djokovic le preguntaron si existe una relación entre los problemas físicos de los jugadores y la fórmula empleada por la Federación Australiana para que el torneo haya podido disputarse. Y el serbio, claro, prolongó su respuesta durante varios minutos.

 

“No quiero sentarme aquí y quejarme”, se arrancó, “pero esto no es normal. Los hay que lo han pasado peor que yo y los otros top, pero siendo realistas, esto no es bueno para nosotros desde el punto de vista mental ni físico”, continuó. “Esperamos que [lo de las cuarentenas] sea temporal. He hablado con muchos jugadores y no quieren seguir de esta forma si vamos a tener que hacer una en cada torneo al que vayamos. He hablado con algunos miembros del Consejo de Jugadores y me han dicho que están conversaciones con la ATP, y estoy esperando respuestas”, siguió Nole.

 

Según contó, se ha puesto en contacto con algunos miembros del Consejo de Jugadores, que a su vez debaten el tema con la ATP. “Estoy esperando respuestas”, dijo; “definitivamente, esto no es bueno para nosotros en términos de salud. Si hablamos de aspectos económicos, aquí se reparten los premios de siempre y obviamente esa es una de las razones por la que muchos han venido aquí, aceptando la cuarentena. Pero no va a ser en otros torneos como los 250 o los 500, que los han reducido drásticamente”.

 

Y concluyó: “No estoy señalado, solo digo la verdad, cuento lo que está pasando. Y tenemos que hablar. Tenemos que dar con una solución, tal vez algo como la burbuja de la NBA; elegir un lugar y jugar allí todos los torneos, en esa superficie y ese lugar. No sé qué ocurrirá. Siendo realistas, aquí en Australia la experiencia es mucho mejor que en Europa, en términos de restricciones. El bienestar físico de los jugadores es un tema muy importante, y se tiene que agendar”.

Australia: resultados (martes 16) y orden de juego (miércoles 17).

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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