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Jason Hehir, director de la serie sobre Michael Jordan: “El mayor reto era humanizar a un dios”

El autor de ‘The Last Dance’ explica en esta entrevista con EL PAÍS que la estrella no tuvo miedo de parecer alguien horrible y que le evoca a Batman repartiendo justicia

Jason Hehir, director de The Last Dance, con Michael Jordan.
Jason Hehir, director de The Last Dance, con Michael Jordan.EL PAÍS
Robert Álvarez

El eco de Michael Jordan, del clímax de su fabulosa carrera y el sexto título de los Chicago Bulls hace 22 años, ha llenado el abismal vacío dejado por la NBA y el deporte mundial en tiempos de confinamiento. La serie The Last Dance (El último baile) emitida por Netflix y ESPN ha arrasado. La paciencia de Jason Hehir, algo que un director necesita más que ninguna otra cosa, se vio aniquilada por la repentina impaciencia de la NBA por satisfacer a la audiencia audiovisual con esa trama deportiva y humana de los noventa coincidiendo con la pandemia mundial. Hehir (Newton, Massachusetts; 43 años), con experiencia en la dirección de documentales deportivos, fue impelido a dejar listos para la emisión los 10 capítulos de la serie a partir del 19 de abril, cuando el estreno estaba previsto para junio, coincidiendo con unos playoffs que ahora continúan en el aire. Los resultados han sido espectaculares: en 23,8 millones de hogares fuera de Estados Unidos se ha visto la serie a través de Netflix, además de haber obtenido la mayor audiencia de la historia de la ESPN en Estados Unidos con una media de 5,9 millones. Hehir conversa con EL PAÍS a través de una videoconferencia desde su apartamento en Nueva York.

Pregunta. ¿Por qué una serie sobre Michael Jordan tantos años después?

Respuesta. Para mí es el santo grial de las historias del deporte que podía contar como director de documentales. Crecí siendo un adicto al deporte: fútbol americano, baloncesto, tenis, hockey sobre hielo… venía de ese tipo de familia. Cuando empecé a entender cómo funcionaba el deporte tenía ocho años, y empecé a leer los periódicos cuando Jordan debutó en la NBA [1984]. Mi trayectoria como aficionado coincidió con su salto a la fama.

P. ¿Cuáles fueron sus prioridades y sus mayores desafíos?

R. Mi prioridad siempre es humanizar a la estrella, y eso no siempre es fácil cuando se trata de un icono global, un mito. El mayor reto era llevar a la persona que es vista como un dios a un tamaño humano. En vez de considerarle una imagen en 2D, como un póster o un rostro en una camiseta, un logo en una zapatilla, debía convertirle en un ser en 3D, un ser vivo que está allí contigo, riendo, llorando, mostrándote una serie de emociones. Fue lo más difícil. ¿Cómo convertir a un dios en un ser humano?

P. ¿Cuándo empezó a trabajar en la serie y cuántas horas ha invertido?

R. El proyecto me llegó en julio de 2016. Nos llevó un año y medio conseguir llegar a la línea de salida, porque había muchísimas negociaciones entre muchas empresas, algo que estaba muy lejos de mi influencia. Empecé el rodaje en enero de 2018. En realidad, diría que llevo preparándome para esto 35 años, desde que era un niño.

P. ¿Le comentó Jordan por qué consintió desclasificar el material y emitir la serie ahora?

R. No. Él ya estaba a bordo cuando yo me uní al proyecto. Nunca obtuve una respuesta sobre por qué ahora era el momento de desclasificar.

P. Temía aparecer como una persona horrible. ¿Cuestionó alguna de las imágenes?

R. No, él nunca dijo eso. Yo parafraseé una conversación entre nosotros, pero él nunca dijo que tuviera miedo de aparecer como una persona horrible. Los medios atribuyeron esa cita de manera errónea. La gente piensa que esto es una maniobra de márketing, pero no es así. Nunca me dijo que no pudiera preguntarle ciertas cosas, ni pidió que quitáramos nada de la cinta.

P. ¿Qué imágenes eran inéditas para usted?

R. Todo lo que nos diera una visión de la verdadera naturaleza de los protagonistas. Al final del episodio nueve, hay un momento entre Michael Jordan y Larry Bird, y Jordan le dice: ‘Que te den puta, que te den’. Y se lo dice a la oreja. Se lo dice con cariño, porque crecieron compitiendo el uno contra el otro. Es el tipo de cosas que como aficionados nunca pudimos ver. Ya era raro verles juntos en el túnel de vestuarios, donde las cámaras no pueden acceder, pero además tener el micrófono y escuchar ese momento es otro paso más. Los momentos de Michael con sus guardias de seguridad, verle interactuando con sus amigos, y ver al verdadero Michael. Los momentos de entrenamiento. Ver cómo son las cosas cuando un tipo como Dennis Rodman sale de fiesta. Ahí había cámaras para registrarlo. Cualquier cosita que nos diera un breve destello del lado humano de estas superestrellas..., esas eran mis partes favoritas del material rescatado.

P. ¿Le hubiera gustado añadir algo?

R. Podríamos haber añadido varias cosas a muchos de los episodios, teníamos que clavar 55 minutos para cada uno. En los cuatro primeros, en los que recuperamos la historia de Michael, Scottie [Pippen], Dennis [Rodman] y Phil [Jackson], podríamos haber dedicado media hora a cada uno de ellos. Son personajes muy interesantes y diferentes. Toni Kukoc se merecía un capítulo entero después de todo lo que vivió durante su infancia en medio de la guerra de los Balcanes. Había muchísimas cosas, pero estoy satisfecho con el producto final.

P. ¿Imaginó que Jordan iba a ser tan abierto para hablar incluso sobre temas como las drogas, el alcohol y las mujeres?

R. No. Me sorprendió para bien. Entré esperando lo mejor, pero temiendo lo peor sobre su voluntad de estar abierto a la conversación. La primera vez que nos sentamos, a los 15 ó 20 minutos le solté lo del circo ambulante de cocaína de los Bulls, que así es como lo llamaba la prensa, y él se partió de risa. Después opinó sobre ello y nos explicó cómo vivió todo aquello. Eso me indicó que no iba a rehuir ese tipo de preguntas, que iba a ser honesto. Me quedé sorprendido de su honestidad y su voluntad de participar.

P. ¿Temió Jordan que apareciera una imagen demasiado cruda de él como persona?

R. Él se siente cómodo consigo mismo. Es una persona que vive sin remordimientos. Las experiencias desafortunadas de su vida se las toma como una oportunidad para aprender. Su padre le enseñó a convertir lo negativo en positivo. Incluso la muerte de su padre [asesinado por dos jóvenes en 1993] le recordó esa filosofía. Por supuesto que sufrió la pérdida, pero le dio la vuelta y pensó que muchas personas no pudieron disfrutar 30 años con su padre como hizo él.

Michael Jordan, en la grabación de The Last Dance.
Michael Jordan, en la grabación de The Last Dance.Jason Hehir

P. ¿Cree que la serie puede cambiar la percepción que la gente tiene sobre Jordan?

R. Puede enseñar a los más jóvenes cómo era la NBA de entonces. Yo tengo 43 años, y para los de mi generación es un viaje al pasado, algo nostálgico. Nos trae buenos recuerdos. A los jóvenes les explica lo que tuvo que pasar para ser todo lo que es ahora.

P. ¿Quién y qué es lo que más le ha sorprendido?

R. Me sorprende haber conseguido sentar a 106 personas para que nos dieran su relato. Pensé que muchos no querrían hacerlo. Me alegró la honestidad con la que todos hablaron, y que la gente no se guardó nada. Con 20 años de perspectivas, todos querían contar su lado de la historia.

P. Phil Jackson, Rodman, Pippen… ¿cuándo percibió que debía dedicar tanto tiempo a los secundarios?

R. Desde el primer día. Era un documental sobre la dinastía de los Bulls, usando esa temporada de 1997-1998 como nuestro punto de enfoque. Por supuesto, cualquier documental sobre ese equipo iba a tener de protagonista a Jordan, pero nadie quiere ver un documental de 10 capítulos sobre una única persona. Los otros personajes tenían muchas capas, y también quería explorarlas.

P. ¿Y el presidente Barack Obama?

R. Más allá de ser un icono, es una figura prominente del colectivo afroamericano, y en el episodio 5 analizamos el escándalo en el que se metió Jordan por decir que “los republicanos también compran zapatillas”. Me interesaba si Obama, como aficionado de los Bulls, ciudadano de Chicago y fan de Jordan, tenía algún conflicto entre la figura del Jordan jugador de baloncesto y la persona. Él aparece en tres momentos clave del documental: primero cuando hablamos de la llegada de Michael a Chicago, como residente de la ciudad; segundo para hablar sobre la frase de “los republicanos también compran zapatillas” y representar a la comunidad afroamericana en ese aspecto; tercero, para hablar del impacto de Jordan y los Bulls en la cultura pop y global.

P. Jerry Krause, el director deportivo de aquellos Bulls, fallecido en marzo de 2017, parece el villano de la serie. ¿Había llegado a contactar con él?

R. Nunca le contactamos porque empezamos a grabar las entrevistas 15 meses después de su muerte. No habíamos empezado a trabajar entonces. Mucha gente le ha otorgado ese papel de villano, pero no era mi idea ni mi intención. Muchas personas contribuyeron al final de esta dinastía, y decir que Krause era un villano… en cierto sentido fue un héroe porque consiguió a Pippen, traspasó a Oakley por Cartwright, drafteó a BJ Armstrong, fichó a John Paxson, Steve Kerr, Rodman, Kukoc. Él vio algo que nadie más vio en Phil Jackson. No le considero el villano.

P. ¿Por qué descartó la opción de hablar con Juanita Vanoy, la esposa de Michael desde 1989 hasta que se divorciaron en 2006?

R. Si hubiéramos hablado con las familias de los jugadores hubiéramos quitado el foco a la dinastía de los Bulls. Este es un documental sobre esa dinastía a través de un enfoque centrado en la temporada 97-98. Sus vidas personales no eran lo importante. Cuando discutimos con Michael de asuntos personales era porque tenían un efecto en la pista. Después de ir a Atlantic City [a apostar al casino], los Bulls ganan cuatro partidos seguidos a los Knicks, por eso hablamos de ese tema. Cuando hablamos del juego y las apuestas de Michael, hablamos de la presión y el escrutinio bajo el que jugaba. Todo está tratado bajo el prisma del baloncesto.

P. ¿Por qué rechazó aparecer en la serie Karl Malone, la estrella de Utah, finalista en los títulos de los Bulls en 1997 y 1998?

R. Nunca hablé con él. Declinó su participación a través de un contacto de la NBA. Le preguntamos más de una vez.

P. ¿Habrá más episodios o una serie sobre otro ídolo deportivo?

R. No creo. Hemos contado la historia como queríamos. El inicio, el nudo y el desenlace. Quizás, si los lectores tienen alguna idea, que se pongan en contacto conmigo. Pero se me va a comparar demasiado con la serie de Jordan. He trabajado tres años en esto, y es un capítulo de mi vida que he cerrado.

P. ¿Con qué personaje del cine compararía a Jordan?

R. Creo que se parece a Batman. Me recuerda a Christian Bale en las pelis de Batman. Va y hace su trabajo impertérrito, y se toma la revancha contra gente que cree que le ha traicionado de alguna manera. Reparte justicia. La NBA es Gotham, y Michael y Scottie Pippen eran Batman y Robin.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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