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Lucas Santos: “Dejé la favela, pero no puedo quedarme al margen mientras matan negros y pobres”

El futbolista brasileño, delantero del CSKA de Moscú, critica la violencia policial en esta entrevista

Lucas Santos durante un entrenamiento con la selección brasileña.
Lucas Santos durante un entrenamiento con la selección brasileña.Joe Klamar (Getty Images)

Lo nombraron mejor jugador de la Copinha, el mayor torneo de fútbol base de Brasil. Lo promovieron al primer equipo del Vasco, lo convocaron para jugar varios amistosos de la selección brasileña y lo cedieron al CSKA de Moscú. En 2019, Lucas Santos ha experimentado varias sensaciones nuevas en su carrera. A pesar de su rápido ascenso como deportista profesional, el delantero de 20 años sigue preocupado por la realidad —opuesta a su rutina en el fútbol europeo— del lugar donde creció en Río de Janeiro. "Dejé la favela, pero no puedo permitirme el lujo de quedarme al margen mientras matan a negros y pobres", dice el jugador, en una entrevista telefónica, al explicar por qué se opone a las políticas de seguridad represivas en las favelas que están dominadas por el narcotráfico.

Lucas Santos creció en Para-Pedro, una favela de Río de Janeiro, y se cortaba el pelo en la barbería donde en octubre asesinaron a tiros a Kelvin Cavalcante, un mototaxista de 17 años, durante una operación policial. La Policía Civil aún no ha terminado la investigación que determinará si las balas que alcanzaron al adolescente provenían de agentes estatales. "Conocía a Kelvin, un buen chico", dice Lucas. “Su muerte me indignó. Me podría haber pasado a mí o a un miembro de mi familia. Dicen que es por error, pero cada vez mueren más personas negras y pobres en las favelas. Río se está convirtiendo en un lugar horrible para vivir, a pesar de su belleza natural".

Tras el funeral de chaval, los residentes protestaron por las acciones violentas en el barrio. Un policía sacó un rifle, disparó al aire e intentó dispersar el acto atacando a los manifestantes. La Policía Militar lo suspendió por violar el protocolo del cuerpo. En aquel momento, Lucas Santos criticó en las redes sociales lo que él denomina “el espíritu genocida” del gobernador de Río, Wilson Witzel. “Las acciones que toma me hacen creer que se trata de una política de genocidio contra los pobres. Nadie debería celebrar la muerte de un ser humano, sea lo que sea lo que esté haciendo. Entiendo que hay que ser duro con el crimen y el narcotráfico, pero no puedo alegrarme del asesinato de nadie. Esta actitud del gobernador mina la confianza en la policía. Quien debería protegernos, en realidad, está matando a muchos de nosotros".

En Rusia, sin entender aún el idioma local, dice que no ha notado ningún tipo de manifestación racista en los partidos. "Sé que otros jugadores lo han sufrido, pero aquí nadie me ha hostilizado directamente". Sin embargo, en Brasil, la discriminación siempre ha sido notable. “Desde pequeño, me insultan de forma racista en los campos de fútbol. Intento protegerme de la ignorancia de la gente”. El delantero argumenta que más personalidades deportivas deberían movilizarse para enfrentar el racismo. “Una movilización que incluya a jugadores blancos en esta lucha, que es de todos. Las personas famosas deben involucrarse en la lucha contra los prejuicios de raza, clase y género".

Justo después de ganar las elecciones, Witzel declaró que la policía "apuntaría a la cabeza" de los sospechosos que estuvieran armados con fusiles. El delantero, que vive en Moscú desde septiembre, cuando el Vasco lo cedió al CSKA, reafirma su intención de utilizar su fama para cuestionar las acciones policiales en las favelas. “Nunca había vivido en un lugar tan seguro como Rusia. Podría estar callado, pero, por mi raza y color de piel, no tengo derecho a olvidar mi origen".

En noviembre, celebró la liberación del disc jockey Rennan da Penha, condenado por colaboración con el narcotráfico. “Se intenta criminalizar el funk (brasileño). Algunas letras son crudas, pero retratan la realidad de las favelas”, dice el futbolista. “Lamentablemente, tengo amigos e incluso familiares que entraron en el mundo del crimen. Pero nunca dejé de hablar con ellos. Quiero que dejen esa vida. Y alejarme no los convencerá a hacerlo”. Una parte de la familia de Lucas Santos todavía vive en Para-Pedro. Su plan es lograr la estabilidad financiera con el fútbol para sacarla de la favela. “Deseo proporcionar una situación más cómoda a los miembros de mi familia. Pero quien piense que en las favelas solo hay violencia está equivocado. Hay muchas cosas buenas allí”.

Lucas también ve con buenos ojos la liberación del expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, favorecido por la misma decisión del Tribunal Supremo que excarceló al disc jockey: los condenados pueden agotar en libertad todas sus apelaciones. Se considera izquierdista y, a pesar de reflexionar sobre los escándalos de corrupción en los Gobiernos del Partido de los Trabajadores y los casos contra Lula, considera que las gestiones del PT beneficiaron a los más pobres. “No aplaudo todo lo que hace la izquierda, pero en la favela sentimos la diferencia entre un Gobierno de derecha y uno de izquierda. Para algunos, Lula podría haber hecho más. Pero nadie niega que haya dado dignidad a los negros y a los pobres. El Gobierno actual está haciendo todo lo posible para hacernos la vida más difícil”.

En las últimas elecciones, el delantero del Vasco, intentó convencer a sus compañeros de club a que no votaran a Bolsonaro. Aun así, muchos deportistas optaron por la ultraderecha —y no solo sus compañeros de equipo—. “La mayoría de los futbolistas viene de abajo. Pero pocos saben de política. Yo decidí informarme porque había mucho en juego para aquellos que venían del mismo lugar de donde yo venía. Los que eligieron la derecha porque querían un cambio no pensaron en las consecuencias".

Activismo inspirado en iconos negros

Después de una clase de historia, Lucas Santos tenía curiosidad por saber más sobre Martin Luther King Jr., un pastor y activista estadounidense que da nombre a la principal avenida de su barrio en Río. Poco a poco, su interés por personalidades del pasado lo llevó a conocer a Nelson Mandela y Zumbi dos Palmares, líder de los esclavos negros brasileños. “Pensaba que me llamaban 'mono' o 'negrito' en broma. Mis padres me dijeron que eso no estaba bien, pero solo entendí lo que significa el racismo cuando descubrí la historia de estos líderes negros”.

Su afición por el rap también ayudó a despertar su conciencia social. “Al principio solo lo escuchaba por escuchar. Con el tiempo, empecé a fijarme en las letras y entonces, sí, entendí el mensaje”. Por su habilidad con el balón, Lucas obtuvo una beca en una escuela privada en Bento Ribeiro, donde estudió hasta el último año de la secundaria. Compaginaba las clases con los entrenamientos en el Vasco y los partidos estudiantiles. “Haber estudiado en una buena escuela marcó la diferencia. Tuve suerte. Pero no todos nacen con talento para jugar al fútbol. Por eso, proporcionar educación pública de calidad debería ser una obligación para cualquier Gobierno".

Planea permanecer en Europa para conseguir jugar una Champions League. Sin embargo, también le motiva regresar al equipo que lo descubrió si el CSKA decide no comprarlo al final del contrato de cesión. Le gustaría especialmente grabar su nombre en la galería de estrellas en el estadio São Januário. “Para mí, la historia del Vasco, que contribuyó a la inclusión de personas negras y pobres, es muy inspiradora. Espero tener la oportunidad de regresar y convertirme en otro ídolo negro del club".

Lucas Santos, en el estadio del CSKA de Moscú.
Lucas Santos, en el estadio del CSKA de Moscú.Divulgação

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