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Jonathan Calleri, el jugador número 12

El delantero del Deportivo Alavés lleva su dorsal en homenaje a la grada de la Bombonera de Boca

Jonathan Calleri (d), en el Alavés-Getafe.
Jonathan Calleri (d), en el Alavés-Getafe.David Aguilar (EFE)
Jon Rivas

Jonathan Calleri juega con el número 12 a la espalda en homenaje a la grada de la Bombonera, el estadio del Boca Juniors, su equipo en Argentina. Lo llevó en el Sao Paulo, en Brasil, cuando abandonó el equipo bonaerense. De allí pasó al West Ham, en el que también había jugado una de sus referencia, Carlos Tévez, y después reforzó a la UD Las Palmas, antes de recalar en el Alavés a coste cero. El club vitoriano sólo tendrá que pagar 250.000 euros si se mantiene en Primera.

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Los colores de Boca los lleva de por vida, y ya dijo que nunca jugaría en River, el gran rival, pero su contrato pertenece a un grupo inversor que pagó 12 millones de euros al club argentino por sus derechos. Calleri va de club en club, cedido en una vorágine que no lo ha devorado pese a que sólo tiene 25 años y ya ha jugado en cuatro equipos de élite, con desigual fortuna. De momento se ha convertido en uno de los pilares de Abelardo en el Alavés, con el que ya ha marcado dos goles en cuatro partidos como delantero, aunque él, de pequeño, quería ser portero.

“Jugaba en Mitre. Como era chiquito y la estatura no me daba, y me gustaba atajar y salir con los pies, mi viejo, Guillermo, me puso de volante”, relataba Calleri en una entrevista para el desaparecido semanario argentino El Gráfico. Su padre era entrenador del All Boys, su primer equipo. La relación entre ambos era difícil cuando Jonathan era apenas un niño. Su madre, Bettina, no lo entendía: “¿Cómo no le vas a poner si es tu hijo?”, le decía a su marido. “Luego yo también entendí que no me pusiera”.

Guillermo, el padre, le recomendó que fichara por otro club, pero él decidió quedarse: “Prefería disfrutar con mis amigos. Como seguía entrenándome, estaba seguro de que la oportunidad iba a aparecer”. Al final acabó jugando, por perseverancia. Debutó en un partido de Copa, en agosto de 2013. Al año siguiente, el All Boys descendió. Le debía dinero a Boca Juniors, que, como compensación, se quedó con el 30% de los derechos de Calleri. Un gol que le marcó a River hizo que los xeneizes se fijaran en él para el primer equipo.

Luego llegó todo lo demás: el aprendizaje con Tévez, el número 12 del Sao Paulo y el largo viaje por Europa. Ahora, su primer gran partido en Mendizorroza: “El Madrid puede reemplazar a Cristiano con otros, pero es un jugador de jerarquía que hoy les hace falta. Si hay una oportunidad para ganarles, es esta”, afirma el futbolista argentino. “Es una motivación extra jugar contra este tipo de equipos y una oportunidad para mostrarse y demostrar al mundo que el Alavés puede jugar contra cualquier rival”, asegura.

Calleri dice que trata de adaptarse al juego del equipo y a Vitoria después de tantos cambios de, y aunque ha llegado como figura, “no me siento importante, cada uno aporta su granito de arena y lo importante aquí es el equipo”. Frente al Madrid tendrá una ocasión de reivindicar su número 12, el de la grada de la Bombonera de Boca.

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