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Nadal y el viejo fantasma que siempre vuelve

Las rodillas, el martirio histórico del balear, le apartan de la lucha por otro título en un año en el que se ha dosificado más que nunca: “Decían que por mi estilo yo tendría una carrera más corta, y sigo aquí…”

Nadal se retira lesionado de la pista Arthur Ashe de Nueva York tras retirarse contra Del Potro.
Nadal se retira lesionado de la pista Arthur Ashe de Nueva York tras retirarse contra Del Potro.JUSTIN LANE (EFE)
Alejandro Ciriza

“Hoy se le ha visto bien, sin contratiempos ni vendaje alguno. Entonces, ¿cómo está de su rodilla? ¿Se encuentra bien? ¿Ha olvidado definitivamente el susto?”.

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Cuando este periódico le planteaba la cuestión hace unos días, después de vencer a Basilashvili en los octavos de Nueva York, a Rafael Nadal se le cambiaba el gesto. Miraba al frente, en realidad como si hablase consigo mismo más que hacia su interlocutor, escorado solo metro y medio a su izquierda, y respondía con recelo. “Lo de la rodilla ni se olvida ni se deja de olvidar. Mi rodilla derecha no es algo para olvidar… Como siempre, tengo esa alerta en ese lugar, pero como dije el otro día, estoy en un torneo muy importante para mí y creo que estoy lo suficientemente bien como para competir al máximo y eso es lo que estoy haciendo. “No es momento de hablar de la rodilla, porque en este momento me preocupa relativamente poco”, expresó el tenista, de 32 años y que no jugará la eliminatoria de la próxima semana contra Francia, en Lille, según confirmó anoche la Federación Española de Tenis (RFET).

Dos días antes de la afirmación, cuando se había dado otra pechada muy seria frente a Karen Khachanov en la tercera ronda, el número uno había sido aún más esquivo sobre el tema: “No voy a hablar de eso, estamos en medio de un torneo importante y lo único que puedo decir es que voy a estar al cien por cien en el siguiente partido”.

La noche del viernes, sin embargo, la articulación derecha del balear volvió a actuar como un cepo durante el pulso de semifinales contra Juan Martín del Potro, resuelto con una retirada como consecuencia de otra lesión. Un percance más, el enésimo en la misma zona, que le apartó otra vez de la carrera por un gran título; situación que, desgraciadamente, es ya demasiado familiar para él y que viene muy de lejos. De hecho, seguramente no haya habido para él un rival más peliagudo, o desde luego más nocivo, que su propia constitución y la arquitectura de esas rodillas que desde que comenzase a tener éxito le han martirizado una y otra vez. Ni Roger Federer ni Novak Djokovic. No hay mal mayor para él que ese viejo fantasma.

El octavo contratiempo en la zona

Nadal se lamenta en el banquillo durante la semifinal contra Del Potro.
Nadal se lamenta en el banquillo durante la semifinal contra Del Potro.TIMOTHY A. CLARY (AFP)

El último episodio, Nueva York, pero el pasado refleja un listado de contratiempos más que extenso. Ocho significativos, de mayor o menor grado, ha sufrido el mallorquín en esa parte de su cuerpo desde que empezase a levantar trofeos como profesional.

El primero en 2005, con una tendinitis rotuliana que le afectaba a las dos rodillas y le hizo perderse Shanghái y París-Bercy por precaución; la dolencia reapareció en 2007 y un curso después, 2008, derivó en una tendinitis en la inserción del tendón del cuádriceps; la siguiente temporada, 2009, padeció del tendón cuadricipital de las dos articulaciones y se ausentó de Wimbledon, y un año más tarde (2010) tuvo que abandonar en los cuartos del Open de Australia y recurrió a un tratamiento de plasma enriquecido con factores de crecimiento; luego, en 2012, una lesión en el tendón rotuliano de la rodilla izquierda (síndrome de Hoffa) le traba desde el principio del año y le obliga a competir entre dolores, forzándole a renunciar a los Juegos de Londres y a parar durante siete meses; a partir de ahí más o menos le respetan –aunque las molestias nunca remiten del todo– y los problemas apuntan a otras zonas (espalda, muñecas, apendicitis, ansiedad…), hasta que el ejercicio pasado volvieron a aparecer en la recta final.

Entonces, una “sobrecarga por estrés” en el rotuliano derecho le mermó en Shanghái, le retiró de París-Bercy y también de la Copa de Maestros de Londres, habiendo renunciado también a Basilea. Con máxima precaución y en una línea más conservadora, dilató su reaparición este año y reanudó la marcha directamente en Melbourne, después de 75 días sin competir. Pero allí, en los cuartos, el psoas ilíaco –un músculo propulsor situado entre la cadera y la inserción de la pierna– le frenó.

En 2018, nueve torneos y 50 partidos

Del Potro consuela a Nadal tras la retirada de este último en Nueva York.
Del Potro consuela a Nadal tras la retirada de este último en Nueva York.TIMOTHY A. CLARY (AFP)

En esta ocasión, Nadal empezó a notar un cosquilleo desagradable en primer tramo de la cita en Flushing Meadows. El doctor Nacho Muñoz, de la Federación Española, fue examinándole día a día la rodilla con el objetivo de que la historia no fuera a más, pero ante Del Potro se acabó el margen. “En un punto largo, con 2-2, note un pinchazo”, precisó el balear, quien a lo largo de su carrera ha abandonado solo nueve de los 1.707 partidos oficiales que ha disputado. “Odio retirarme”, continuó, “pero era desagradable y no quería seguir jugando así”. Previamente, cuando respondió a los periodistas en inglés, hizo un alegato a favor de sí mismo y su circunstancia: “Muchos de los que están en esta sala, incluido yo mismo, nunca pensaron que a los 32 años seguiría peleando por los títulos y las primeras posiciones del ranking. Durante toda mi carrera todo el mundo decía que por mi estilo yo tendría una carrera más corta, y sigo aquí…”.

De vuelta a España, Nadal y se someterá a pruebas para determinar el alcance del problema. Su participación en la eliminatoria de Davis contra Francia quedó completamente descartada y el capitán Sergi Bruguera seleccionó a Albert Ramos como sustituto. Ahora, por delante, el calendario del número uno marcaba a priori los torneos de Pekín, Shanghái, París-Bercy y la Copa de Maestros. En cualquier caso, el mallorquín vuelve a estar pendiente de su salud cuando este curso se ha dosificado más que nunca y todo iba sobre ruedas. En 2018 ha jugado nueve torneos y una serie de la Davis, en Valencia. Sin hacer pretemporada, viajó de Australia directamente a la gira de tierra y de ahí a la de hierba, pero descartando Queen’s y participando solo en Wimbledon. Y este verano prescindió de Cincinnati. En total, 50 partidos (46 victorias y solo cuatro derrotas). Sin embargo, en Nueva York regresó el antiguo castigo.

Las rodillas, ese gran mal. La dolorosa reincidencia.

NUEVE RETIRADAS EN 1.107 PARTIDOS

2005. Auckland, 1ª ronda (6-3). Contra Dominic Hrbaty.

2006. Queen's, cuartos (3-6 y 6-3). Contra Lleyton Hewitt.

2007. Sídney, 1ª ronda (6-5). Contra Chris Guccione.

2007. Cincinnati, 2ª ronda (7-6 y 4-1). Contra Juan Mónaco.

2008. París-Bercy, cuartos (6-1). Contra Nikolai Davydenko.

2010. Open de Australia, cuartos (6-3, 7-6 y 3-0). Contra Andy Murray.

2016. Miami, 2ª ronda (2-6, 6-4 y 3-0). Contra Damir Dzumhur.

2018. Open de Australia, cuartos (3-6, 6-3, 6-7, 6-2 y 2-0). Contra Marin Cilic.

2018. US Open, semifinales (7-6 y 6-2). Contra Del Potro.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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