Nadal y la rodilla responden a Basilashvili
El número uno, que había sufrido molestias en la ronda anterior, resuelve un engorroso cruce con el georgiano (6-3, 6-3, 6-7 y 6-4, en 3h 19m) y se medirá en los cuartos a Thiem (7-5, 6-2 y 7-6 a Anderson)


La respuesta llega en Nueva York rápido, muy rápido, al mismo tiempo que Rafael Nadal se pone a esprintar y mueve las dos piernas a la velocidad de un molinillo, queriendo decir que su rodilla derecha está bien, a punto, al menos hoy. Ahora. Aquejado de unas molestias en el tendón rotuliano durante la ronda anterior, en la que tuvo que ser vendado, el número uno no dejó escapar ningún gesto que pudiera decir lo contrario, luego tranquilidad. Se movió bien Nadal, respondió la articulación a la exigencia de un nuevo partido y el resto fue una faena trabajadísima porque Nikoloz Basilashvili se convirtió en un incordio, solo rendido después de 3h 19m: 6-3, 6-3, 6-7 y 6-4.
El mediodía arrancó plácido en Flushing Meadows y conforme avanzó el reloj se emborronó. Lo que apuntaba como una propicia jornada de rodaje y transición hacia una cota ya muy seria, los cuartos, se trasformó en un episodio mucho más espinoso de lo previsto. El georgiano, con poquito que perder y mucho que llevarse a la boca, comenzó a enredar y consiguió desestabilizar a Nadal durante un buen rato. Le arañó un parcial, el segundo que cede en este torneo, y le condujo hacia un terreno de gravilla jugándoselo todo a una carta: Basilashvili, el 37 del mundo, quiso morir matando.
Planteó aspereza desde el principio, edificando sobre una buena defensa que demoró la primera opción de rotura de Nadal hasta el octavo juego. Luego fue cediendo, pero en ningún momento aflojó. Después de entregar la segunda manga todo hacía pensar en una resolución sencilla, sin contratiempos, pero guerreó con el cuchillo entre los dientes y fue con decisión a por todas. Se resistió a su suerte a pesar de saberse perdido y estiró el pulso todo lo que pudo y más, como un Don Quijote contra los molinos. Por instantes, sacó de sus casillas a Nadal, que miraba al tendido y maldecía porque no había manera de despacharlo. Se atribuyó el tercer set y en el último aún replicó antes de levantar la bandera blanca.
Su apuesta la expresan los números: cerró con 56 golpes ganadores en su raqueta (por 29 de Nadal) y 59 errores no forzados (por 19 del rival). Mientras, el número uno ejecutó un certero ejercicio de contención, a la espera de que la inspiración crezca en la próxima cita. Después de la descarga de adrenalina contra Khachanov llegó el espíritu contestatario de Basilashvili, pero abatido este el torneo entra ya en el tramo importante. Y accederá Nadal con la garantía de la rodilla. Dos noches atrás se había referido de soslayo a las molestias–“no es día para eso, pero solo puedo decir que estaré al cien por cien”–, de modo que la incógnita estaba ahí, resuelta y sin resolver a la vez. En los entrenamientos previos no lució vendaje alguno, por lo que el anticipo ya era positivo, y todavía mejor cuando este domingo se le vio corretear y desplazarse con normalidad.
Primer duelo con Thiem en cemento
“Lo de la rodilla ni se olvida ni se deja de olvidar. Mi rodilla derecha no es algo para olvidar… Como siempre, tengo esa alerta en ese lugar, pero como dije el otro día, estoy en un torneo muy importante para mí y creo que estoy lo suficientemente bien como para competir al máximo y eso es lo que estoy haciendo”, expresó. “Intento hacer las cosas de la mejor forma posible para darme una oportunidad de éxito. No es momento de hablar de la rodilla, sino de lo que viene, que es lo que me preocupa. La rodilla me preocupa relativamente poco en este momento. Espero que pueda aguantar hasta que los rivales me digan basta y en eso estoy”.
El cuadro le encara ahora con Dominic Thiem, adversario recurrente en los últimos tiempos, el único tenista que ha logrado derribarle sucesivamente en las tres últimas temporadas. Pese a no haber cosechado buenos resultados sobre pista rápida –solo uno de sus 10 títulos tiene el rastro del cemento–, el austríaco apeó (7-5, 6-2 y 7-6) al gigantón sudafricano Kevin Anderson, rival de Nadal en la final del año pasado, y también a un par de pegadores estadounidenses, Steve Johnson y Taylor Fritz, por lo que su dinámica invita como mínimo a una desconfianza fundada e inherente al de Manacor, en cualquier caso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Más información
Archivado En
Últimas noticias
Hallado el cadáver de una mujer con varias puñaladas en Málaga
Fracasa la opción regionalista que buscaba dar la campanada: “No ir con las municipales nos perjudicó”
María Guardiola, la baronesa cansada de Vox se queda por debajo de sus expectativas
Bonoloto: resultados del sorteo del domingo 21 de diciembre
Lo más visto
- Los jueces del Tribunal Penal Internacional se rebelan ante las sanciones de Trump: “No hay que ceder”
- Manuel Bustos acepta seis meses de cárcel por cargar gastos privados a la Federación de Municipios
- Oona Chaplin: “Le conté a James Cameron que vivía en una cabaña en los árboles y que estaba iniciando un proyecto de permacultura con una amiga”
- Resultados de las elecciones en Extremadura, en directo | El PP gana en Extremadura con 29 escaños, pero le faltan cuatro para la mayoría absoluta con el 93,77% escrutado
- Fernando Blasco, matemático: “Ganar el Gordo es más difícil que encontrar un regalo escondido en un asiento del Bernabéu”
































































