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Champions League - final - jornada 1Así fue
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Keylor Navas y la paz de la Biblia

El guardameta del Madrid, en su tercera final, se aísla de todo con un grupo de estudio evangélico

Eleonora Giovio
Keylor Navas en el entrenamiento de este viernes, el último antes de la final.
Keylor Navas en el entrenamiento de este viernes, el último antes de la final.Michael Regan (Getty Images)

En el bulevar que conduce al Maidán (plaza) de la Independencia de Kiev, sonaba ayer a todo trapo Despacito,la canción del pasado verano, la misma que sonaba en Cardiff. El Champions Festival se instaló justo al lado del que en 2004 fue el epicentro de la Revolución Naranja y de las manifestaciones europeístas de 2013-14. Unas fotos colocadas en unos soportes de metal de más de dos metros de altura recuerdan lo sangrientas que fueron. Por el centro se mezclan edificios de construcción soviética con calles burguesas y comerciales. Ayer las llenaban curiosos, aficionados (pocos) de Liverpool y Real Madrid y algún friqui paseando con un mono en brazos. No había mucho clima futbolero. Debido al precio del viaje (vuelo y hotel), muchos aficionados devolvieron las entradas. “A los de aquí no nos gusta leer que los hoteles han querido aprovecharse de la final para subir los precios. Muchos estábamos dispuestos a ofrecer cama y cuarto de baño en nuestras casas para alojar a los hinchas”, cuenta un conductor de Uber.

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Otro ambiente se respiraba en el Olímpico de Kiev. Allí sí olía a fútbol, a la magia de las vísperas y de las noches de Champions. 27 escalones hay que subir desde el túnel de vestuarios hasta el campo. Los pisaron ayer los jugadores del Real Madrid en el último entrenamiento previo a la final. Sergio Ramos con su nuevo peinado —un ritual antes de cada final—, Kroos con la tranquilidad de siempre, Marcelo con la alegría de siempre. Y Keylor Navas con cara de concentración. El portero del Madrid, que juega hoy su tercera final, se mide al tridente del Liverpool que ha marcado 29 de los 40 goles que lleva el equipo de Klopp en esta Champions.

El técnico del Liverpool dijo ayer, por cierto, que el Madrid funciona como un reloj suizo. “Halagar al rival antes de una final es una estrategia de distracción… Intentaremos hacerles daño y estar con todos los sentidos puestos donde tienen que estar para dejar la portería a cero, disminuir los riesgos que generan ofensivamente y confiar en los nuestros de arriba ofensivamente”, dijo Sergio Ramos, líder de la zaga del Madrid y el encargado de las órdenes delante de la portería de Navas.

El tico tiene 31 años y puede ganar esta noche su tercera Champions. Estos días, en una entrevista en Onda Cero, decía que de la primera final (la de San Siro) recordaba los momentos en los que preparaba la maleta para ir al estadio, la charla técnica y la siesta. De la segunda (la de Cardiff), las banderas del Madrid y de Costa Rica que veía a través de la ventanilla del autocar camino del estadio. Siempre con los cascos puestos y la música cristiana que le ayuda a encontrar la paz.

La religión siempre ha sido refugio: en Costa Rica, donde empezó a frecuentar un grupo de estudio de la Biblia llamado los Theos Place (allí conoció a su mujer) y también ahora en Madrid. Un par de veces a la semana coge el coche para desplazarse a un piso del centro donde se junta con unas 30 personas para charlar, leer y entender la Biblia y escuchar a un predicador, a veces a través de mensajes grabados desde su país. Lo que pide Navas en sus rezos antes de acostarse es paz, sabiduría y salud.

“Es su forma de aislarse”, cuentan los que le conocen bien, al tiempo que añaden que este es el año en el que ha alcanzado su madurez futbolística. “Porque es el año en el que más tormenta mediática ha habido a su alrededor”, aseguran. En Onda Cero confesó Navas que si hubiese sido otro, el trato de la prensa habría sido diferente. Nunca había sido tan directo el portero del Madrid y nunca tampoco se le había visto tan dolido con ese aspecto desde que llegó a Chamartín en 2014. Del día de su presentación todavía recuerda el cosquilleo que sintió al pasar por la sala de trofeos. Soñaba, al ver esa cantidad de Copas de Europa (diez por aquel entonces), con poder aportar su granito de arena para contribuir a la historia del club. Esta noche Zidane necesitará, también, de su mejor versión. La que ensalzó el día del Bayern y también el día de la Juve. “A los jugadores grandes se les ve en los grandes partidos. Nos ha dado la vida”, dijo el técnico francés.

Navas siempre se sintió arropado por el técnico, que en enero se opuso a la llegada de Kepa porque no consideraba necesario el fichaje de un guardameta y tampoco quería alterar el ecosistema del vestuario. Cuando terminó la Liga (para el tico el día del Celta), Zidane dijo que se alegraba especialmente por su guardameta por todos los palos que había recibido a lo largo del año. “Cuando recibimos goles la culpa no solo es de Keylor sino de todos. Es muy importante para nosotros también cuando saca rápido para armar una contra”, añadió.

Navas, que dice que soñar es bonito, se hizo portero porque con cinco años vio a un guardameta sacar un remate a mano cambiada y se le quedó grabada la imagen. Pura vida le llaman sus compañeros. Hoy llevará, como siempre, su música cristiana. Mucha paz necesitará ante Mané, Firmino y Salah.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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