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Cafetaleros de Tapachula, campeones del Ascenso MX
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los campeones del vacío

Los Cafetaleros de Tapachula ganan el campeonato de Segunda Divisón de México, pero el reglamento les impedirá jugar en la Liga MX

Diego Mancera
Costa y Hernández, durante la final por el ascenso.
Costa y Hernández, durante la final por el ascenso.Facebook: Cafetaleros

En México se ha inaugurado la figura de los campeones del vacío. En cualquier Liga de fútbol profesional alrededor del mundo el ascenso y descenso deportivo funciona igual: los equipos que sean los malos de los malos perderán prestigio; los mejores clubes de la Segunda División pegan el estirón. El riguroso reglamento ha jugado con el fútbol.

El equipo de los Cafetaleros, portavoces del fútbol en el municipio de Tapachula (Chiapas), ganaron la final absoluta de la Segunda División conocida como Ascenso MX. En dos partidos el conjunto que hace honores al café chiapaneco lo ganó 6-3 a los Alebrijes de Oaxaca. La lógica supondría que serían los novatos para la próxima temporada, pero la pelota cayó en la maraña.

Todo tiene su punto de partida en un espiral de fatalidades, algunas ya anunciadas. En mayo del año pasado, los señores del fútbol mexicano dictaminaron y aceptaron que de los 16 equipos de la Segunda sólo podrían ascender seis, ninguno de ellos llegó por sudor a la final. El rechazo estuvo fundamentado en una serie de requisitos no cumplidos: estadios para 20.000 aficionados, estructura de fuerzas básicas, un equipo femenino, solvencia económica y que los dueños no tuvieran un combinado en Primera División.

Los jugadores de Cafetaleros y Alebrijes protestan.
Los jugadores de Cafetaleros y Alebrijes protestan.Twitter: @AMFPro

Eso quería decir que el 63% del Ascenso MX jugó a la nada, bueno, por un premio de 120 millones de pesos (unos seis millones de dólares). Dinero que, según sugirieron los directivos, lo podrían usar para ponerse al día con los requisitos. Más de la mitad de esta Liga era irregular y aún así se jugó.

Los Lobos de la BUAP descendieron esta temporada. Su lugar ahora vacante no tiene dueño tras la eliminación en el escritorio de los Cafetaleros. Enrique Bonilla, presidente de la Liga MX, dijo que los recién descendidos podían pagar 120 millones (el premio para el campeón de Segunda) para quedarse, pero el conjunto tiene la cartera pequeña. La autoridad de la competencia admitió que podrían subastar el sitio en Primera.

Los jugadores apelaron al espíritu deportivo. Pidieron a los directivos recular y que dejaran subir a Cafetaleros. "El ascenso se gana en la cancha", reprocharon las plantillas de Tapachula, Alebrijes y la Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales (AMFPro). La respuesta oficial ha sido tajante: "resulta contrario al principio de integridad deportiva que se pretenda evadir el cumplimiento de lo previamente acordado y aprobado a través de la victimización".

Además, hay un exceso de zozobra. A partir de verano ningún equipo de la Primera División podrá descender y, aunque se lea con un dejo de absurdo, se aumentará la Liga MX de 18 a 20 equipos en los próximos dos años, aunque ahora mismo sólo hay 17.

El fútbol ha sido una terapia emocional para distintas ciudades mexicanas. De las azotadas por la violencia como Ciudad Juárez (Chihuahua), Tampico y Ciudad Victoria (Tamaulipas) a las que agradecen un impulso económico como el Atlético de San Luis Potosí, satélite del Atlético de Madrid.

El juego entre Cafetaleros y Alebrijes estuvo desahuciado en las tribunas. En la cancha hubo el fútbol suficiente para emocionar a los pobladores de Oaxaca con un intento de remontada. El festejo de Tapachula fue coronado con un trofeo en forma de paleta, uno hueco "Somos de Primera", se leía en las camisetas de los triunfadores. Fue el simulacro de la felicidad.

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas web de la edición América en EL PAÍS. Empezó a trabajar en la edición mexicana desde 2016 escribiendo historias deportivas. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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