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Santos Laguna se da un festín frente al América (4-1)

Los laguneros, a base de un fútbol frontal, abruman a las 'águilas' en las semifinales de ida del campeonato mexicano

Álvarez se lamenta; Furch celebra.
Álvarez se lamenta; Furch celebra.M. Sierra (EFE)
Diego Mancera

Un banquete para la ciudad de Torreón. Su equipo, el Santos Laguna, desarmó al América en el primer acto de las semifinales del campeonato mexicano. La plantilla lagunera se deleitó ante un cauteloso visitante con un holgado marcador 4-1. Un resultado que en cualquier país sería definitorio, pero en México resulta engañoso.

La Liga MX se juega en dos lapsos: el torneo regular y la liguilla. El equipo más regular en el primero puede ser apabullado por uno variable. La meritocracia no juega en México. El América llegó al partido como el segundo lugar de la clasificación, los de Santos en el cuarto. Las águilas necesitan hacer tres goles y no encajar ninguno para pasar. Un partido que se deslice en la perfección. 

Los guerreros, porque así también se conoce a los Santos, se desprendieron del balón. El América de Miguel Herrera lo tomaron como un buen gesto del huésped y empezaron a atacar al portero Jonathan Orozco. La postura de los locales era básica: tirarse la carrera en cada recuperación del balón. Así lo hizo el goleador africano, Djaniny Tavares. El de Cabo Verde se sacó de encima a los defensores con un par de zancadas y cuando el balón botó a su suerte llegó Osvaldo Martínez para hacer el 1-0. Gol. 

Los americanistas respondieron de la misma forma: una corrida por el extremo derecho de Renato Ibarra terminó en un gol de Cecilio Domínguez por la izquierda. El 1-1 abría el apetito para ver un juego agresivo. El lagunero Brian Lozano apartó a sus oponentes para dejarle otro huequito, apenas una rendija, a Julio Furch para que chutara desde fuera del área para el 2-1.

Uno de los jugadores más renombrados en los cuartos de final fue el colombiano Mateus Uribe. El cafetero considerado por Pékerman para jugar el Mundial hizo la jugada del partido, la suya, la única. Avanzó por lateral derecho y el central Izquierdoz se le interpuso para cometerle un penalti. Ese fue el último chispazo del sudamericano. El francés Jérémy Ménez, ese que comparte quinta con Benzema, se hizo con el balón y cuando disparó hacia la portería intervinieron los guantes de Orozco.

Las águilas se volcaron al frente. Pidieron a sus atacantes hacer alguna maniobra prodigiosa. Así lo entendió Oribe Peralta, antiguo ídolo de Santos Laguna, quien les cambió desde hace cuatro años para ser del América; cuando olfateó un centro al área ahí se lanzó para el cabezazo y fue desviado. Después soltó un golpe seco al balón de frente a la portería y el brazo de Orozco, entintado con el traje de Spideman, lo evitó.

La osada postura del América de atacar a costa de todo, provocó que les metieran dos goles más: uno de Furch al bajar con las agujetas un pase de Abella y otro de Cetré que entró en medio de los defensores para liquidar, de forma temporal, al rival.

El América ha labrado su historia moderna con proezas y hurgará en el amor propio para darle vuelta a un marcador. Necesitan tres goles, no recibir ninguno y la posición en la tabla hará lo suyo. 

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas web de la edición América en EL PAÍS. Empezó a trabajar en la edición mexicana desde 2016 escribiendo historias deportivas. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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