Tigres y Monterrey empatan (2-2) envueltos en la controversia
En el primer clásico regio tras la pasada final de la Liga MX, los Rayados se quedaron cerca de saldar un ajuste de cuentas en territorio felino
Desde diciembre pasado las cosas no son las mismas en la ciudad de Monterrey. Hace cuatro meses, los Tigres se coronaron campeones de la Liga MX en el campo de sus antagonistas, los Rayados. Este sábado de abril era su mejor posibilidad para consumar una vendetta. Estuvieron cerca de hacerla cuando tenían el marcador 1-2 a su favor y con un jugador de más. André-Pierre Gignac y sus regates de zigzag provocaron un empate 2-2.
Los Rayados salieron al campo como temerarios. El 90 % de la tribuna estaba plagada de aficionados de Tigres, quienes no perdieron la oportunidad para recordarles, con distintas analogías, que ganaron el clásico de clásicos. La respuesta de los visitantes fue tajante: Avilés Hurtado llegó al área rival, recibió un pisotón de Alberto Acosta que al principio el silbante no marcó y que, sin necesidad del vídeo arbitraje de las Ligas europeas, rectificó.
La tribuna coreó el nombre de uno de los rivales, Avilés Hurtado, delantero que falló un penalti hace poco más de cuatro meses en aquella final. El encargado de pegarle fue Nicolás Sánchez, por su seguridad y por petición del entrenador Antonio Mohamed. El central no claudicó ante las artimañas de Nahuel Guzmán y colocó el 0-1.
Ocho minutos bastaron para que Gignac se deslizara entre los defensores para dejarle un balón a Enner Valencia para el empate. La jugada era inválida por un fuera de lugar, pero no para los jueces del campo. Los Tigres se apropiaban de las oportunidades para que Jürgen Damm pudiera abrirse paso por la derecha.
El panorama de los locales, en medio de su festín, se oscureció cuando se fue expulsado por doble tarjeta amarilla Acosta. Los Tigres de Ricardo Ferretti no realizaron ningún cambio de hombre y solventaron el partido. Los Rayados presionaban la transición defensa-ataque desde sus centrocampistas fijos como Carlos Sánchez y Jesús Molina. En una jugada de quirúrgica Jonathan Urretaviscaya mandó un balón en el que apareció la coleta de Nicolás Sánchez para desviar y hacer el 1-2.
Era el momento de Monterrey. Su oportunidad para la redención ante su rival odiado, ese que no le perdona sus fracasos. Los Tigres tomaron fuerzas de sus incipientes cenizas. En un pase largo de Hugo Ayala hacia Gignac se eliminó la posibilidad de los adiestrados por Mohamed. El francés tomó el balón, burló a dos defensores y al portero. 2-2.
Los Tigres empujaron de más. La incursión del chileno Eduardo Vargas provocó que Monterrey recurriera a las barridas para destruir el juego y su propuesta se marchitó hasta que el tiempo llegó a su límite. Ambos clubes están clasificados a la fase de eliminación directa de la Liga MX y aún esperan rivales.
Si algo puede regodearse Monterrey es que le saca un punto a los Tigres en la clasificación final. La revancha ideal, esperan ambas hinchadas, es en otra final.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.