Las Chivas desconocen ganar como locales tras empatar frente a Pachuca (1-1)
El equipo de Guadalajara continúa con la artillería oxidada y deja escapar dos puntos como local ante unos 'tuzos' letales en los contragolpes
La mística de Matías Almeyda en el campo de Chivas ha expirado. El entrenador le devolvió al conjunto rojiblanco la gallardía que los había sumido en la pelea por el descenso. El argentino tomó el timón, hizo cambios drásticos y abrió la vitrina del club para dejar dos Copas y una Liga. La forma en cómo lo ganaban dependía de una jugada azarosa, llena de creatividad por parte de sus jugadores o goles al último suspiro. En cuatro juegos disputados en campo propio no han cantado victoria, el único resultado ligeramente positivo fue el 1-1 frente al Pachuca.
Las Chivas han tenido una muesca llamada Almeyda. El rebaño, desde los primeros minutos de juego, se convirtió en un escuadrón suicida en busca del gol. Pusieron a disposición su artillería con Alan Pulido, Rodolfo Pizarro y Gael Sandoval para tumbar al Pachuca. Fue el creativo Pizarro quien, en el inicio del juego, intentó conseguir el gol con la pierna y luego con la frente. El portero Alfonso Blanco intervino en el momento justo. No hubo chispazos. Los rojiblancos atacaron el resto del partido. Sumaron hasta 12 saques de esquina a lo largo del juego y no fueron efectivos.
El Pachuca fue astuto. Aguantó el tiempo necesario para encontrar la falla en el sistema de Chivas. Y la solución fue sencilla y la más mortífera para el Guadalajara: el contragolpe con superioridad numérica. En una carrera de Erick Aguirre, este soltó un centro en el que Ángelo Sagal convirtió en remate. El balón se le fue de las manos al portero Cota para el 0-1. Por octava ocasión, el rebaño encajaba un gol cuando tenían la posesión a favor.
En la siguiente jugada, los de Almeyda consiguieron un penalti a favor después de que Raúl López derribara a Alan Pulido. Oswaldo Alanís, central de Chivas, pidió el balón. El futbolista que fue relegado por la directiva de su club por pedir un aumento, quería devolverle posibilidades a su equipo. Se puso delante del balón, engañó a Blanco y puso el 1-1.
Cuando parecía que el momento se desbordaba por el mariachi de Guadalajara, Keisuke Honda aprovechó un espacio por la derecha para pasar el balón a Sagal y este fue derribado por Alanís. En cuestión de 10 minutos volvió a poner en suspenso a su equipo. El delantero de Pachuca cobró y lo estampó al poste. Las Chivas exhalaron como aquellas rondas de penaltis en las que conquistaron su segunda Copa MX. El resto del juego se trabó en las laterales del campo.
El Guadalajara se estrenará en la Liga de Campeones de la Concacaf este jueves cuando se enfrenten al Cibao de República Dominicana. Después se citará con Pumas en Ciudad de México y luego contra el América en el clásico. Para ese entonces, esperan, tener el toque de la ventura.
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