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¿Cuánto mide ahora el Everest?

Nepal comienza a calcular de nuevo la altitud del techo del mundo, que pudo variar tras el terremoto de 2015

Messner, en 1980, junto al trípode abandonado en la cumbre del Everest.
Messner, en 1980, junto al trípode abandonado en la cumbre del Everest.

Cuando en mayo de 1953 Edmund Hillary y Tenzing Norgay pisaron la cima del Everest, no pensaron que habían hecho cumbre a 8.848 metros, la altitud oficial aceptada hoy, sino que se encontraban un poco más abajo, nueve metros exactamente: 8.839. Esa era entonces la referencia del techo del mundo, una medida que tenía más de un siglo de vida, desde que una expedición indobritánica la registró en 1852. No fue hasta el año siguiente de la conquista de Hillary y Norgay cuando el topógrafo indio B. L. Gulatee estableció una nueva altura: 29.028,2 pies, 8.847,79 metros, según publicó en el estudio de 48 páginas The Height of Mount Everest. A New Determination (1952-1954). En su informe, Gulatee dice que el Everest “es 10.000 pies mayor que el Kilimanjaro y que supera al monte más alto de Estados Unidos”, y que un terremoto en 1930 pudo haber elevado su cumbre hasta los 29.200 pies (8.900 metros), por lo que era precisa una nueva medición, que lleva a cabo durante tres años.

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La altitud del Everest ha variado a lo largo de la historia según el año, el método de medición y el país medidor. Y aún hoy es un misterio sujeto a cambios continuos. El último lo pudo haber provocado el terremoto de Nepal de 2015. Según un grupo de científicos chinos, el Everest se desplazó a causa del seísmo tres centímetros en dirección suroeste. ¿Cambió su altitud? ¿Cuánto mide de verdad el gigante? El Gobierno nepalí ha comenzado un nuevo proceso de medición en el que invertirá dos años y 1,4 millones de dólares y que contará con la ayuda de la Asociación Internacional de Geodesia. La ingeniería de Gulatee ha dado paso hoy a la tecnología vía satélite, con la que se han realizado los dos últimos cálculos.

Un equipo estadounidense alzó la cumbre en 1999 hasta los 8.850 metros; una investigación china la bajó hasta los 8.844,43 en 2005. El primero contaba la altura de la nieve. El segundo medía la altitud hasta la roca (el nivel de nieve también varía, pero no excesivamente debido al fuerte viento en la cima). Es otra de las variables que ha alterado la medida del Everest en las averiguaciones de naciones como India, Nepal, China y Estados Unidos. La disputa política se ha filtrado más de una vez en la frontera compartida por nepalíes y chinos. Ni siquiera ha valido la opinión de National Geographic. Sus 8.849 metros registrados en 2003 no fueron aceptados oficialmente.

El escalón Hillary

“Se coloca una antena GNSS [del sistema de navegación global por satélite] en la cima y se mide cuanto más tiempo mejor. Como los satélites se mueven constantemente, cuantas más mediciones en distintas posiciones se hagan, más precisa es la medición. Luego se realiza un ajuste estadístico. Se miden diferentes desniveles”, explica Marcelino Valdés, jefe del área de geodesia del Instituto Geográfico Nacional.

Un trípode chino en la cumbre

El alpinismo de los primeros años era una disputa entre naciones. Francia se apuntó el primer ochomil, el Annapurna en 1950, bajo los pies de Maurice Herzog y Louis Lachenal. Gran Bretaña holló el Everest, Italia el K2, el Nanga Parbat fue alemán... Y China quería su gloria. En 1960 una expedición subió por la cara norte, pero hubo dudas sobre su logro. En 1975 volvieron, y colocaron un trípode en la cumbre. Reinhold Messner allí lo vio cuando subió en 1980 en solitario. Hoy se cree que sigue enterrado bajo la nieve.

El Himalaya se mueve. Surgido hace 50 millones de años tras el choque entre las placas india y euroasiática, el impacto fue tan brutal que esas placas todavía se aprietan entre sí dos centímetros al año, lo que provoca que la cordillera se expanda ligeramente hacia los lados. Sito Carcavilla, el geólogo y alpinista que acompaña a Carlos Soria (78 años) en sus expediciones, asegura que el terremoto de Nepal ha tenido un efecto más profundo en la gran barrera del mundo, la zona donde se concentran nueve de los 14 ochomiles (los otros cinco en el Karakórum). “El terremoto ha afectado a la topografía del Himalaya, eso seguro. Se ha formado a base de miles de terremotos como este, que se repiten cada 40 o 50 años. La elevación que se ha podido producir no es exagerada. Son centímetros. Y a veces la precisión de los instrumentos tiene ese margen de error. Sobre todo en la cumbre, que es un punto muy pequeño. Pero no solo ha cambiado el Everest. En el Shisha Pangma hubo un gran desprendimiento de seracs en la cara norte. Ahí se nota bastante que ha cambiado el aspecto. Está muy diferente”.

Ferran Latorre acaba de regresar del Everest, el último de sus 14 ochomiles. “Hay un punto, el famoso escalón de Hillary, que ha cambiado. El nivel que hay entre la base y la parte de arriba es el mismo, pero ha variado la fisionomía de ese tramo de arista, que antes era terreno mixto, más rocoso. Había como cuatro o cinco bloques muy grandes y parece que se han caído. Ahora es una arista de nieve. Es más sencillo, más cómodo de subir. Son 20-25 metros, a unos 8.800 metros, justo antes de la cumbre, el último paso antes de la larga arista que te lleva a la cima”, explica el catalán.

Un error hizo considerar al K2 (el segundo ochomil, con sus 8.611 metros) la montaña más alta. La medición con satélite da ese honor al Everest. Pero le ha quitado un récord, el de ser el punto más alejado del centro terrestre. Es el Chimborazo, un volcán ecuatoriano, a 6.384,4 kilómetros del núcleo, 1,8 más que el Everest. El misterio y la mística siguen rodeando la gran cumbre, esté a la altura que esté.

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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