“Al fútbol se juega con los pies, no con los abdominales”
El futbolista del Espanyol habla de su carrera y visualiza el choque ante el Real Madrid
José Antonio Reyes (Utrera, Sevilla; 33 años) es de los primeros jugadores del Espanyol en aparecer por la Ciudad Deportiva. “¿Qué pasa quillo? ¿Te he hecho madrugar?”, suelta, entre risas, el extremo andaluz. Contento en el club blanquiazul, su último refugio en el fútbol tras formarse y triunfar en el Sevilla, curtirse en el Arsenal, crecer en el Benfica y divertirse en el Atlético. También pasó por el Madrid, aunque aquello tuvo un sabor agridulce. En todas sus escalas siempre estuvo arropado por su familia, indispensable para entender a Reyes, que hoy vuelve a Chamartín (16.15 horas, beIN LaLiga).
Pregunta. ¿Su padre no se pierde ningún entrenamiento?
Respuesta. En casa se aburre, entonces se viene conmigo. Ahora ya no me dice nada, pero antes si andaba medio flojo me soltaba algo. Nunca fue un padre pesado, todo lo contrario. Él jugaba al fútbol y le juro, aunque todos los futbolistas dicen lo mismo, que mi padre era muy bueno. Tenía una zurda espectacular.
P. Parece un jugador nostálgico, hoy los futbolistas están fibrados.
R. Es verdad que los jugadores de hoy en día se pasan muchas horas en el gimnasio, están más fuertes que la hostia. Pero yo creo que para jugar al fútbol hay que tener sentido común, no todo es la fuerza. Al fútbol se juega con los pies, no con los abdominales.
P. ¿Sigue comiendo pizza antes de los partidos?
R. A veces… Tengo muchas supersticiones y, cuando algo me sale bien en el partido, intento a la semana siguiente hacer la misma rutina.
P. Con 33 años, ¿cuántos rituales tiene?
R. Muchísimos, pero no me puedo quejar. Me ha ido bien.
P. ¿Se arrepiente de algo en su carrera?
R. De nada. Me fui a Inglaterra, porque al Sevilla entonces le hacía falta el dinero y de esa manera se pudo sanear el club. Las cosas como son. Y en Londres me fue muy bien. Los compañeros, el míster, el club… Todo genial. Eso no quiere decir que al principio no fuera complicado.
P. ¿En qué sentido?
R. La lluvia... y a las tres de la tarde ya era de noche y no se veía a nadie por la calle. Y para mí, que nunca había salido de Utrera, me costó. En mi pueblo estaba siempre en la calle. Fue duro más que nada por la vida social, porque en el fútbol me fue muy bien. La experiencia me gustó. El idioma lo entiendo, pero nunca me solté mucho a hablar.
Los jugadores de hoy se pasan horas en el gimnasio, pero no todo es fuerza
P. ¿La Premier actual es la misma que usted vivió?
R. Cambió mucho. Ahora hay muchos españoles, cuando yo fui estaba solo. Y en mi último año y medio coincidí con Fàbregas. En los últimos años ha cambiado la dinámica de lo que era la liga inglesa. El Arsenal era una excepción, con muchos extranjeros. En el vestuario se hablaba poco en inglés. Eran casi todos franceses y yo, por ejemplo, con Pires hablaba en español. Nunca voy a olvidar como me trataron en ese vestuario. Fue un grupo increíble.
P. ¿Por qué?
R. Porqué me trataron como si fuese un hijo para ellos. Gracias a gente como Henry o Vieira estuve más tiempo del que me hubiese imaginado. En los entrenamientos siempre estaban conmigo, cuando íbamos en el autobús me sentaba con ellos. Si algún día estaba medio mal ellos venían y me animaban. Me decían que estuviera tranquilo y que ellos estarían a mi lado para lo que hiciera falta.
Con 22 años fue complicado tener continuidad en el Real Madrid
P. ¿Qué afición vio al mejor Reyes?
R. No lo sé, porque la primera etapa en el Sevilla estuve muy bien; en Inglaterra, también. Y en el Atlético, cuando llegó Quique Sánchez Flores, fueron años muy buenos.
P. ¿Por eso lo convenció Quique para fichar por el Espanyol?
R. Tenía ganas de volver a entrenar con él. Tanto en el Benfica como en el Atlético, siempre fue un entrenador que me dio mucha confianza. Y, cuando eso pasa, intentas devolvérsela.
P. ¿Su peor etapa fue en el Madrid?
R. No, para nada. Fue una etapa que no puedo olvidar, ganamos una Liga y compartí vestuario con compañeros muy buenos. En el Madrid tener continuidad era complicado. Con 22 años, cuesta meterse en un vestuario como ese; y eso que yo venía de estar en una plantilla como la del Arsenal, que era muy buena.
P. El Madrid llega líder, con dos partidos menos, y con la eliminatoria de la Champions encaminada, ¿se le puede plantar cara a este equipo?
R. A todo equipo se le puede meter mano. Y a un partido, mucho más. Nosotros tenemos que ir tranquilos e intentar disfrutar de los 90 minutos. Si se gana, perfecto; si empatamos, es un buen resultado; y si se pierde, es normal, estamos jugando en el campo del Madrid. A los chiquillos hay que decirles que hay que ir con tranquilidad. Y que pase lo que Dios quiera. Va a ser muy complicado, pero… todo puede pasar.
Somos una montaña rusa… Pero es algo normal. Es un equipo prácticamente nuevo, con muchos jugadores que llegaron este verano
P. ¿Por qué tiene tantos altibajos el Espanyol?
R. Somos una montaña rusa… Pero es algo normal. Es un equipo prácticamente nuevo, con muchos jugadores que llegaron este verano. Y no hay que olvidarse de que este equipo venía de una dinámica muy mala. No somos ni tan buenos cuando ganamos tres partidos seguidos, ni tan malos cuando perdemos. Tenemos 32 puntos a estas alturas del campeonato, y nadie se lo esperaba.
P. ¿Usted tampoco?
R. Vine aquí para ganar. Pero las cosas como son, no hay que volverse locos. Hay que pensar en mejorar. Este año quizás no, porque es muy complicado, pero si este grupo sigue se van a lograr muchas cosas.
P. ¿Cómo visualiza su futuro?
R. No lo sé. Ya tengo que mirar la vida de otra manera. Me queda un año más aquí y lo quiero cumplir. En la Liga española estuve muchos años y me atrae la idea de vivir una experiencia diferente. Pero, si se dan las cosas bien, me gustaría quedarme más tiempo. Estoy muy a gusto.
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