Mir: “Bruno Hortelano recuperará la movilidad y tendrá fuerza, no sabemos cuánta”
El doctor que operó la mano del mejor velocista español durante siete horas explica los pormenores de la intervención y cómo avanza su evolución
Hace unas semanas los padres de Bruno Hortelano llamaron a Xavier Mir, traumatólogo experto en cirugía de la mano, del Instituto Catalán de Traumatología y Medicina del Deporte (ICATME), uno de los doctores que cada fin de semana que hay carreras de MotoGP está en el circuito de turno, pendiente de los mejores pilotos del mundo. Querían que fuera él quien tomara el testigo de los médicos del Hospital 12 de Octubre en Madrid, donde el velocista español fue intervenido de urgencia el pasado día 5 de septiembre tras un accidente de tráfico que le dejó la mano destrozada. ¿Por qué usted? “No lo sé. Lo decidió el chico, quizá por el mundo del deporte. Yo les dije que en Madrid había cirujanos buenísimos, pero no pude convencerles. Al final se vino a Barcelona”, confiesa Mir. La complejidad del caso es enorme, por la lesión en sí y por la repercusión. Hortelano está considerado, tras el Europeo de este verano y su actuación en los Juegos de Río, el mejor velocista de la historia de España. “Si sale bien estaremos muy orgullosos, pero si no sale bien… Es una responsabilidad muy grande. Te puedes equivocar y quedas retratado”.
De momento, Mir es optimista. El trabajo previo en el 12 de Octubre y la primera operación en Barcelona, el pasado día 15, en el Hospital Universitario Dexeus han dado buen resultado. Habrá una tercera operación, la segunda a su cargo. Y por ahora el pronóstico está muy lejos de la amputación, la noticia que se dio horas después del accidente: “El primer paso era salvar la mano. El segundo, que no se infectara. El tercero, cubrir la piel. El cuarto es que tenga la máxima movilidad posible, aunque sabemos que la mano no quedará al 100%. A esto se le llama mano catastrófica y más del 50% acaban en una amputación. Tiene sensibilidad, porque nunca la ha perdido, y en la zona superior la irá recuperando poco a poco. Recuperará también la movilidad. Tendrá fuerza, no podemos decir cuánta. Y no le preocupa en absoluto la salida en una carrera de 100m o 200m porque la mano no la utiliza más que para ponerse de pie, no se impulsa con ella. Y cada uno tiene su técnica. Él se acoplará. Lo que le preocupa es el entrenamiento. Y las pesas. Tener agarre”. ¿Y podrá hacerlo, podrá entrenarse bien? “Para eso estamos trabajando, pero es un tío con tanta cabeza que seguro que hace algo bueno”.
Después de un genial trabajo de urgencia en Madrid –le hicieron una operación de limpieza, tratamiento antibiótico y le fijaron las articulaciones con unas agujas, para que la mano se quedara quieta–, Mir se encontró una mano derecha en la que solo el pulgar y el índice se habían salvado del desastre: apenas tenían unas pequeñas quemaduras que se trataron con unos pequeños injertos. El corazón, el anular y el meñique, el que salió peor parado, quedaron severamente afectados: desde la primera falange hasta la muñeca las articulaciones habían quedado expuestas. No había piel que cubriera esa zona. Y tampoco tendones. Además, los tres dedos sufrieron múltiples fracturas.
Lo que le preocupa es el entrenamiento. Y las pesas. Tener agarre. Un tío con tanta cabeza seguro que hace algo bueno Xavier Mir, experto en cirugía de la mano
A Mir se le venía por delante una operación de siete horas. “Eso no se podía tratar con unos injertos normales, porque si pones un trozo de piel donde debajo no hay nada, aquello no coge. Lo que hicimos fue lo siguiente, paso a paso: volvimos a limpiar la zona, sacamos las agujas y reparamos las fracturas con tornillos, para que a partir de ahora pueda tener movilidad. Luego pusimos unas varillas tendinosas, como unas prótesis de tendón, solo en el corazón y en el anular, no en el meñique, porque está muy mal y seguramente quedará rígido [rígida la articulación, porque mueve el dedo y la punta]. Y para terminar, de la parte inferior de su propio antebrazo, sacamos un cuadrado de piel en buen estado de la misma superficie que faltaba en la mano –un trozo de piel vivo, que va con la arteria radial, que tiene circulación–, lo giramos y lo pusimos sobre esa zona que había quedado descubierta. El injerto, de momento, cubre toda la zona dañada, para mantener la circulación, como si fuera la mano de un pato”, se explica.
Habrá que hacer una segunda operación para abrir ese espacio y liberar los dedos. “Además, le pondremos unos tendones suyos, el tendón palmar menor, que sacaremos de la muñeca. Aprovecharemos las prótesis que habíamos puesto, que solo sirven para hacer el camino a los tendones y los pondremos en estos dedos”.
Han pasado diez días desde que Hortelano pasara por segunda vez por el quirófano y evoluciona bien. Está en casa, en Barcelona, porque tiene familiares allí. Va al CAR de Sant Cugat a hacer rehabilitación y este lunes volverá a la Dexeus a ver al doctor Mir y hacerse unas curas. Su evolución marcará la fecha de la siguiente operación.
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