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River Plate vuelve a la cima del fútbol sudamericano

Cuatro años después de su descenso a segunda, los argentinos se clasifican para la final de la Copa Libertadores

Alejandro Prado
Los jugadores de River celebran el pase a la final.
Los jugadores de River celebran el pase a la final.Jorge Saenz (AP)

El popular dicho “Torres más grandes han caído” perdió parte de su sentido en junio de 2011, cuando River Plate consumó su viaje a los infiernos con su descenso a la segunda categoría del fútbol argentino. Aquella eliminatoria de promoción ante Belgrano se convirtió en una pesadilla para el club más laureado del país. Sus jugadores, paralizados ante la responsabilidad y el miedo, sucumbieron en el duelo que nunca pensaron jugar y el equipo millonario abandonó la élite ante los ojos atónitos de una nación que tiene el balompié como segunda (o primera) religión.

La pesadilla duró poco, solo un año en segunda, pero los hinchas de River despertaron por completo este martes cuando el cuadro bonaerense se clasificó para la final de la Copa Libertadores, la máxima competición continental de Sudamérica. El empate a uno en cancha del Guaraní paraguayo hizo buena la victoria por 2-0 en el Monumental y los argentinos disputarán el título por primera vez desde 1996. El rival saldrá del duelo entre el Tigres mexicano y el Internacional de Porto Alegre brasileño. Si se imponen los aztecas, River jugará el Mundial de Clubes en diciembre gane o pierda la Libertadores, ya que el Tigres no pertenece a la Conmebol.

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En la mente de los seguidores franjirrojos están los dos títulos continentales conquistados en 1986, con los Pumpido, Ruggeri, Enrique, Funes…, y en 1996, con Francescoli, Burrito Ortega, Crespo. Dos conjuntos míticos que dominaron el fútbol argentino en su momento. El actual River es un buen equipo, capaz de ganar torneos con regularidad, pero está lejos de las potentes escuadras de antaño. El conjunto no deja de ser un reflejo de lo que es el fútbol argentino hoy por hoy: plantillas compuestas de veteranos y jóvenes cuyo talento hay que aprovechar antes de que vuelen a Europa.

En su actual plantel, River tiene nombres ilustres que dieron gloria al club hace años como Lucho, González, Cavenaghi o Saviola. Otro histórico, Pablo Aimar, optó por colgar las botas recientemente castigado por las lesiones. Lucas Alario y el uruguayo Tabaré Viúdez, artífices del gol ante Guaraní, representan el futuro del club, como Giovanni Simeone, que esta temporada está cedido en Banfield.

El entrenador de ahora es un histórico de los millonarios, Marcelo Gallardo, vencedor de la copa de 1996. El Muñeco, como es conocido, resalta que una de las principales virtudes del conjunto es la combatividad, clave ante Guaraní cuando los paraguayos estaban cerca de igualar la eliminatoria. “Cuando el equipo más lo necesita, aparece la personalidad y se sobrepone a situaciones adversas y se planta nuevamente en un partido que podía haber sido difícil. El equipo ha crecido en ese sentido y sabe manejar esos contratiempos”.

El pase a la final es un motivo de alegría para un fútbol argentino necesitado de ellas. Últimamente se habla más de la violencia de las barras bravas que del juego en sí, nada extraño cuando en esta misma edición de la Libertadores un Boca-River fue suspendido por el ataque con gas pimienta a los jugadores del club millonario. Lo que está claro es que River puede considerar olvidado aquel funesto día de hace cuatro años cuando tocó fondo.

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Sobre la firma

Alejandro Prado
Redactor en la Mesa de Edición del diario EL PAÍS. Antes prestó sus servicios en la sección de Deportes y fue portadista en la página web. Se licenció en Periodismo en la Universidad Carlos III y se formó como becario en Prisacom.

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