James, el heredero del ‘Pibe’ Valderrama
El atacante colombiano, de 22 años y pichichi del torneo con sus dos dianas ante Uruguay, se convierte en el faro del equipo de Pékerman
No es la primera vez que James Rodríguez (Cúcuta, Colombia; 22 años) bate un récord. El volante que hizo estallar el Maracaná con los dos goles que le permitieron a Colombia su paso a cuartos por primera vez en la historia, ya está acostumbrado a ello. Ayer se convirtió en máximo goleador del torneo, con cinco dianas, y también en el jugador colombiano que más veces ha marcado en un Mundial de fútbol. Ha anotado 10 goles desde el 11 de octubre de 2011, cuando vistió por primera vez la camiseta de la selección cafetera. Por eso son muchas las voces que lo califican como el mejor jugador del Mundial Brasil 2014, incluso el derrotado técnico uruguayo, Óscar Tabárez. Y en las redes sociales gira esta comparación: “Messi, cinco goles en tres Mundiales; Cristiano, tres goles en tres Mundiales y James, cinco goles en un Mundial”.
Muchos lo vaticinaban y ahora es una realidad. James es el reemplazo del genial Carlos El Pibe Valderrama, uno de los mejores volantes que ha tenido Colombia en su historia. Su temperamento no se compara con quién es en la cancha. James es un joven sencillo y muy tímido. Hasta hace poco, sus respuestas en las entrevistas eran monosílabas. Poco a poco ha ido ganando confianza con las cámaras y el asedio de los periodistas. Y nunca niega un autógrafo. A James siempre le ha gustado la salsa, pero siempre se ha quejado de no saber bailar. Claro, cosa muy distinta piensan quienes han visto las celebraciones de los goles. Cuando anotó el segundo ante Costa de Marfil, se dirigió al banquillo para que Armero los guiara en la coreografía, como lo hacen en los ensayos que tienen en los cuartos de hotel de la concentración.
Su mayor muestra de amistad es su festejo de Cristo Redentor que ha hecho en los últimos goles. El gesto lo dedica a su amigo y compañero Radamel Falcao. “Es su forma de celebrar y por eso las hago, por él”, dijo en una entrevista tras la victoria frente a Uruguay. El fútbol está en su sangre. Su padre estuvo en una selección juvenil en 1985 y jugó profesionalmente hasta 1992. Por eso, James Rodríguez nació en Cúcuta, una calurosa ciudad fronteriza con Venezuela, donde su padre jugaba en un equipo de Primera División. Su carrera no prosperó por la indisciplina, pero quienes lo vieron jugar dicen que sabía manejar el balón.
Sin embargo, sus caminos se separaron cuando James apenas tenía tres años y su madre lo llevó a Ibagué, una ciudad central conocida como la capital musical de Colombia. Allí, su padrastro Juan Carlos Restrepo le vio el potencial y lo impulsó. Apenas cumplió cinco años cuando lo inscribió a una escuela y desde ahí fue quien lo acompañó a los entrenamientos y pagó profesores para reforzar el juego y preparar la zurda, con la que siempre destacó. De su padre heredó la vena futbolística, pero su nueva familia formó su responsabilidad y carácter.
James formó parte de la generación que vio estancarse a la escuadra cafetera en los Mundiales. Por ello, deben de significar mucho para él las palabras del Pibe, su ídolo: “Es el reemplazo que me buscaron por más de 10 años”. A los 16 años, como capitán y goleador recibió su primer título. Se unió al Envigado Fútbol Club, que tiene su sede cerca de Medellín, y allí dio su primera vuelta olímpica en el fútbol profesional. Eso le valió pasar a primera, pero por muy poco tiempo. Lo fichó el Banfield, de Argentina, donde se convirtió en el extranjero más joven en debutar con un gol. Ganó el único campeonato de Primera División de ese equipo.
En Argentina tampoco duró mucho. Se fue al Oporto, donde estaban también Freddy Guarín y Radamel Falcao, y allí comenzó a enamorar a los europeos. Las cifras lo dicen todo: tres Ligas, tres Supercopas, una Copa y una Liga Europa. También fue designado jugador revelación en la Liga portuguesa. Todo ello le permitió firmar por el Mónaco, que abonó 45 millones de euros por él, en el segundo traspaso más caro de un jugador colombiano después del de Falcao al mismo club.
En el primer partido de Colombia en el Mundial, James dijo que se cumplía su sueño más grande. De momento, ese sueño no tiene fin y él espera prolongarlo hasta su el próximo 12 de julio, el día de su 23º cumpleaños. La antesala de la gran final.
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