El exilio de David Cal
El piragüista, el deportista olímpico español más laureado, se marchará a Brasil por “falta de cariño” y en compañía de Suso Morlán, su entrenador de toda la vida
Alejandro Blanco estrenará hoy su tercer mandato al frente del Comité Olímpico Español con una reunión en la que se pone sobre la mesa el futuro de David Cal, el deportista español más laureado en unos Juegos Olímpicos con cinco metales. Al cónclave están convocados además el presidente del Consejo Superior de Deportes, Miguel Cardenal, el secretario general de Deportes de la Xunta de Galicia, José Ramón Lete, y el máximo mandatario de la Federación Española de Piragüismo, Juan José Román. Entre todos debatirán sobre la situación generada después de que Cal, que en octubre cumplirá 31 años, anunciase que seguirá hasta Brasil a su entrenador, Jesús Morlán, que está a punto de firmar un acuerdo para preparar a los piragüistas del país anfitrión de los Juegos de 2016.
“Van a hablar de mí, pero sin estar yo delante. Me interesa la gente que habla conmigo, no de mí”, apunta Morlán, que a la hora del encuentro estará en un avión rumbo a Bogotá. El día 22 volverá a España para reunirse con Blanco, pero no espera que le planteen una contraoferta. “Ni lo deseo. Le diré que sé quién me quiere y quién me quiere menos”, apostilla. “Lo único que pediré antes de irme con una excedencia de cuatro años —aclara— es que en el caso de que aquello no sea lo que esperamos podamos plegar velas y regresar antes para poder preparar los próximos Juegos con garantías”. No creen que eso suceda.
Al dúo de más éxito del olimpismo español les ilusiona la oportunidad de trabajar en el mismo canal donde opositarán a la sexta medalla. “Nos vendrá bien cambiar de ambiente. En Pontevedra el invierno es duro para trabajar, allí no. Vamos a estar acompañados de un grupo de trabajo y no nos faltará de nada”, explica Cal.
“En cuatro años habré hablado diez minutos con mi presidente”
Quizás ahí esté una de las claves que explican este exilio. “No es tanto una cuestión de dinero como de afecto”, explican ambos. “Hablad bien de David, que es nuestra joya”, explican al periodista los trabajadores de la Federación Española de Piragüismo. Para ellos Cal es una celebridad, pero éste advierte de que en los últimos cuatro años su relación con el jefe, con Román, ha sido tangencial. “Sumando todas las conversaciones habremos hablado diez minutos en total”. EL PAÍS intentó sin éxito recabar la opinión del presidente de la federación. Morlán es más gráfico. “Nos hemos pasado años diciendo que viene el lobo y al final el lobo ha llegado y se llama Brasil”. Allí el preparador pontevedrés fue recibido por la plana mayor del comité olímpico, que le apuntó como la persona idónea para preparar a sus deportistas de cara al reto de defender al país anfitrión en los Juegos, sin apreturas económicas, en un clima ideal y en el mismo escenario del que Morlán, que cuida y valora los detalles al máximo, va a empezar ya a recibir datos y a componer gráficos sobre vientos. La oferta se la hicieron al preparador, pero en Brasil saben y aceptan que es inseparable a Cal. Ambos habían hablado tras los Juegos y aceptaron el reto de la sexta medalla, pero Morlán, que hasta ahora estaba a sueldo de la Federación y que había sufrido un recorte del 14% en sus emolumentos, advirtió a su pupilo: “Si me bajan aún más, tengo que dejar el deporte”. “Pues yo cuelgo la pala”, le respondió Cal, cuya carrera siempre ha estado ligada a Morlán, una carrera de muchos y muchos silencios, de horas y horas con uno y otro sin más compañía que la naturaleza, una piragua y un cronómetro.
El Consejo Superior de Deportes anunció nuevos recortes presupuestarios a las federaciones y por el camino llegó la llamada de Brasil. “No veo dónde está el lío —reflexiona Morlán— porque todos saldremos ganando. Mi marcha aliviará las arcas federativas. Ahora bien, si a alguien le da vergüenza que nos tengamos que marchar ya no es problema mío”.
Según Morlán, no tienen presupuesto ni para cartuchos de tinta
A la postre el exilio es la solución a las penurias, moneda común hoy por hoy en tantas modalidades deportivas. Morlán y Cal lidiaron con ellas en el camino hacia el éxito en Londres. Supieron lo que es ir de viaje querer echar gasolina al coche con la tarjeta de la federación y no tener fondos en ella, o no tener presupuesto para cartuchos de tinta e imprimir los resultados del pulsómetro. Tuvieron que pedir a la Diputación de Pontevedra que sufragara la mitad de los gastos de la concentración previa a los Juegos en el norte de la provincia de Lugo. “Brasil es como cuando tienes una novia nueva. Te ilusionas”, explica Morlán, que espera tener el acuerdo firmado antes de fin de mes. Sería inmediatamente después cuando Cal hiciera las maletas. Pero, obviamente, el alojamiento y la manutención del campeón español allí no lo pagarían los brasileños. “Habrá que estudiar el caso en concreto, pero no debería de haber problema. Tiene derecho a una beca nuestra por sus resultados. En un mes esperamos tener cerrados los presupuestos para este ciclo hasta Río”, matizan en ADO, la Asociación Deportes Olímpicos en cuya directiva se integran CSD y COE.
Tras Londres 2012, al deporte español se le reproducen los problemas con algunas de sus principales estrellas: Ana Tarrés, Mireia Belmonte, David Cal...
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