Cobo: "La bicicleta es mi trabajo, no mi pasión"
El ciclista del Geox, que partía como ayudante de Menchov y de Sastre y ha estado a punto de dejar el ciclismo tres veces, es el nuevo líder de la Vuelta
En la Vuelta, como en otras muchas pruebas ciclistas, al líder de un equipo se le suele distinguir a simple vista porque su dorsal acaba con el número uno. Por ejemplo, en el Euskaltel, Igor Antón lleva el 51; Purito Rodríguez es el 81 del Katusha; y Scarponi era el 91 en el Lampre hasta que echó pie a tierra. En el Geox, el 61 lo lleva Juan José Cobo (Torrelavega, Cantabria; 1981), aunque, en este caso, ese número no se debe a sus galones, sino a que el equipo repartió los dorsales por orden alfabético. Al inicio de la Vuelta, Cobo era un simple gregario que no tenía otra idea que ayudar a Denis Menchov, dos veces ganador de la ronda, y a Carlos Sastre, teóricos jefes de filas del Geox. La carrera, sin embargo, está encumbrando al ciclista cántabro, que atacó en La Farrapona y ha sido el más fuerte en el temido Angliru: ha ganado la etapa, provocado el desfallecimiento de los favoritos Nibali y Wiggins y se ha convertido en el nuevo líder de la ronda.
Ya no hay ninguna duda: Cobo es ahora el número uno de su equipo, por más que Menchov haya aguantado bien en el Angliru. Su compañero David de la Fuente lo tiene claro. "El primero del equipo es Juanjo", decía nada más acabar la etapa de La Farrapona. Bien lo sabía él, que, cuando iba escapado en esa ascensión y podía optar al triunfo de etapa, su director, conocedor del buen estado de forma del cántabro, le ordenó esperar a Cobo para lanzarle y así ayudarle a arañar unos segundos vitales. "Solo pensamos en ganar. Cobo es nuestro único líder", dijo el director del Geox, Matxín Fernández, en la salida de Avilés. El propio Cobo ya ve la victoria final al alcance de la mano: "Ahora está todo más fácil, pero aún quedan cinco etapas y será difícil controlar todo, aunque el equipo se está portando muy bien". En la meta del Angliru, el cántabro ha recordado los malos tiempos que ha pasado:"La bici no es mi pasión, sino mi trabajo. No me imaginaba este final, aunque quería atacar porque tenía muy buenas sensaciones y el día ha acabado de la mejor forma posible. Esta victoria es la recompensa de todos los malos ratos que he pasado. Ha merecido la pena".
La pena de la que habla Cobo estuvo a punto de acabar con su carrera como ciclista. El año pasado, estando en las filas del Caisse d'Epargne, no ganó nada. Un año en blanco que le hizo replantearse su vida entera. Su ánimo se derrumbó. Dudaba el cántabro de si tenía sentido seguir dando pedales. Él, que sabía lo que era ganar en el Tour -lo logró en 2008, cuando después se vio obligado a abandonar por el positivo de su compañero Riccó- y en la Vuelta, en 2009, cuando alzó los brazos en la Granja de San Ildefonso tras subir tres puertos. Había conseguido, además, victorias menores en competiciones como la Vuelta a Burgos, a Castilla y León y a Portugal. El Bisonte de la Pesa, como le conocen en su tierra, se había quedado sin objetivos y sin ánimo para continuar. "Quizá soy débil", pensaba. Esa idea ya le había rondado la cabeza otras dos veces en las que también estuvo a punto de dejar el ciclismo y dedicarse a la cocina, a lo que aspiraba antes de ser ciclista. Impulsivo como pocos, en 2004 se bajó de la bicicleta en plena contrarreloj del campeonato de España porque no le gustaban las sensaciones que tenía.
Sus compañeros y amigos le convencieron, hace apenas unos meses, de que subirse a la bicicleta tenía sentido. Él, aún con dudas, se decidió a participar en julio en la Vuelta a Burgos. Terminó tercero, solo superado por Purito Rodríguez y por Dani Moreno, dos ciclistas a los que hizo sufrir de lo lindo con su ataque en La Farrapona. El Bisonte se dio cuenta de que aún le quedaban fuerzas y lo ha demostrado. Tiene a un paso la victoria en la Vuelta.
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