Los Celtics, vivos y coleando

La final de la NBA se cuece ya en Boston donde se disputa el tercer partido la próxima madrugada en pie de igualdad: 1-1. Los aficionados de los Lakers se quedaron con la miel en los labios. Su equipo estuvo a punto de remontar 14 puntos y un partido que se le puso muy cuesta arriba desde el principio. Pero los Celtics aguantaron el tipo y, gracias a un parcial final de 4-16 tras ir perdiendo por 90-87 a falta de cinco minutos, se salieron con la suya y dejaron Los Ángeles vivitos y coleando.

El segundo partido tuvo dos nombres propios, los de Ray Allen y Rajon Rondo. Formaron el hilo conductor que alimentó la mejor versión de los Celtics que, como los Lakers, exhibieron dos caras absolutamente opuestas. El partido pareció una montaña rusa. Tan deslumbrantes resultaron los alardes de Allen y Rondo como decepcionantes las evoluciones de Pierce y Garnett por los Celtics; tan demoledores se mostraron Gasol y Bynum como ineficaces Artest, Odom y Fisher por los Lakers. Para el estudio queda el caso de Kobe Bryant : sólo dos puntos en el primer cuarto, 21 al final, pero con una floja serie en sus lanzamientos: 8 de 21.

"Nos han superado en algunos aspectos fundamentales, como en el rebote y las asistencias", constató Gasol. Las cifras: 6 rebotes y 10 asistencias menos sumaron los Lakers. A eso hay que añadir su nefasta serie en los triples, 5 de 22, frente al sensacional 11 de 16 de los Celtics. Más allá de eso, los verdes acertaron a defender con la solvencia que no exhibieron en el primer partido. Gasol y Bynum dominaron en el interior de la pintura pero los pívots de los Celtics, aunque fuera a costa de cargarse de faltas, minimizaron los daños. Los Lakers lanzaron 41 tiros libres, 15 más que los Celtics, pero fallaron diez.

Gasol le ganó de nuevo la partida ampliamente a Garnett. La comparación es elocuente: 25 puntos, 8 rebotes, 3 asistencias y 6 tapones para el número 16 de los Lakers frente a 6 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias para el número 5 de los Celtics. Pero ni su hoja de servicios ni la de Bynum, con 21 puntos y 6 rebotes, fueron suficiente. Fue insuficiente la transición de ataque a defensa de los Lakers y nadie le echó el lazo a Ray Allen que acabó con 32 puntos y ocho triples, cifra récord en unas finales. Y nadie tampoco pudo erosionar la brillante hiperactividad de Rondo, capaz de hacer de todo: 19 puntos, 12 rebotes, 10 asistencias y 2 robos de balón.

Los números de Allen, 27 puntos y 7 triples en la primera parte, y la defensa de equipo permitieron a los Celtics disfrutar de un interesante colchón: 33-47. Gasol marcó un punto de inflexión con una jugada de dos más uno y un gesto de rabia. Kobe Bryant, sobre la bocina de final del descanso, anotó un triple que dejó la diferencia en seis puntos, 48-54, y la sensación de que los Lakers recuperaban su mejor versión y que los Celtics iban perdiendo el brío inicial. Y encima, en la reanudación, los Lakers embistieron con un parcial de 9-2 y, con una canasta de Gasol, se adelantaron por primera vez: 57-56.

Posiblemente obligado porque tuvo que sentar a Odom con tres faltas en sus tres primeros de juego, Phil Jackson no le dio descanso a Gasol hasta el último cuarto. Cuando lo devolvió a la cancha quedaban seis minutos. En ellos el pívot español sólo aportó un punto más a su cuenta. Doc Rivers también le dio un respiro a Rondo y, tras el partido, elogió a su sustituto, el menudo Nate Robinson que, en seis minutos aportó siete puntos. "Estuvo enorme. Necesitábamos atacar. Rondo necesitaba descansar y Allen estaba exhausto. Nate anotó y propició que otros anotaran", explicó el entrenador de los Celtics. Cuando Rondo regresó a la cancha, desarboló a los Lakers y les dio la puntilla. Kobe Bryant se cargó muy pronto con faltas, tres de ellas en ataque, y no consiguió actuar con su agresividad habitual en los últimos instantes. Los Lakers consumaron su primera derrota en casa en los playoffs después de 12 triunfos consecutivos.