Los Lakers fuerzan el séptimo partido

Los Lakers arrasaron a unos desconocidos Celtics por 89-67, empataron a tres la final y lograron su propósito, que la pugna llegue hasta las últimas consecuencias, hasta el séptimo partido. Sólo dos veces fue preciso agotar el calendario en los últimos 16 años: en 1994 cuando Houston ganó a New York y en 2005 cuando San Antonio venció a Detroit. Tras seis partidos con resultados, juego y alternativas para todos los gustos, el anillo tendrá dueño definitivamente en la madrugada del viernes (a las 3.00, hora española, Canal+) en el Staples Center.

El sexto partido puso de manifiesto que no hay término medio. Los biorritmos en el juego de los equipos son máximos. Los Lakers se transformaron respecto al quinto encuentro, el domingo en Boston, que tan malas sensaciones les había dejado. Espoleados por su público, por la necesidad de ganar y restablecer la reputación que tan en entredicho había quedado, exhibieron una enorme agresividad y un acierto casi desconocido en algunas facetas. Abrieron pronto la brecha (28-18 en el primer cuarto, y 49-27 en el segundo) y llegaron a dominar hasta por 27 puntos (78-51). Los Celtics nunca dieron la más mínima sensación de poder plantear una batalla en serio.

Brillan las estrellas

Brillaron Kobe Bryant y Pau Gasol. El pívot español, como quien no quiere la cosa, estuvo a punto de redondear un triple doble, algo que hubiera hecho historia porque ningún jugador de los Lakers lo ha logrado en unos playoffs desde Magic Johnson en 1991. Sin forzar la máquina pero mucho más agresivo y acertado que en Boston, Pau sumó 17 puntos, 13 rebotes, 9 asistencias y 3 tapones. Kobe Bryant alcanzó los 26 puntos y 11 rebotes.

Kobe y Pau no estuvieron solos. Artest acertó en los tiros abiertos que le concedió la defensa de los Celtics y los reservas aportaron un desequilibrante 15-0 en el descanso. El dominio en el rebote fue descomunal: 52-39 al final. Los problemas de faltas de Fisher no constituyeron mayor problema para los Lakers, que tampoco necesitaron que Bynum, con dolores en su rodilla, estuviera más de 15 minutos en la cancha.

Los Celtics, una sombra

Los Celtics fueron una sombra de los que ganaron las dos anteriores citas en Boston y se quedaron en 67 puntos, una cifra ridícula delatora de su nefasto rendimiento. Ni Rondo encontró el ritmo de juego adecuado, ni Pierce pudo esta vez con Artest, ni Garnett le vio la apuesta a Gasol. Sólo Ray Allen evidenció algunos aciertos pero del todo insuficientes para un equipo que naufragó con un horrible 33% de acierto en el tiro.

El debate duró poco. Simplemente, los Celtics no estaban. No fueron capaces de defender como es habitual en ellos y naufragaron en ataque. Pasados 30 minutos solo habían anotado cuatro jugadores. Además, Perkins se lesionó muy pronto en la rodilla derecha y hoy se sabrá si podrá jugar el partido decisivo.

Será en la madrugada del viernes en España cuando se desvele si Pau Gasol se coloca su segundo anillo, si Kobe Bryant suma el quinto y se acerca un poco más a la estela de Michael Jordan, si Phil Jackson amplía a once su colección o si, por el contrario, los Celtics mantienen su aplastante dominio sobre los Lakers en la finales, 9-2 por ahora, si aumentan a 18 sus títulos y si Pierce, Garnett, Ray Allen y Rondo se consagran con un segundo título, y ambos ante los Lakers.