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Defensora del lector
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El arte de informar de elecciones sin datos oficiales

Los largos escrutinios de votos de Francia y el Reino Unido van acompañados de finos sondeos a pie de urna

DATOS ELECTORALES
Fernando Hernández
Soledad Alcaide

Cada vez que hay elecciones en un país europeo, al buzón de la defensora llega una queja parecida a la que envió el lector Alberto Leyenda el pasado domingo: “No me explico cómo puede ser que a esta hora (23.30) haya una crónica muy analítica de las elecciones francesas y, hasta el párrafo décimo, no haya un solo dato de los resultados”. Aún no había finalizado el escrutinio en Francia y la información recogía las estimaciones de varias casas de sondeos. No hubo cifras oficiales hasta las siete de la mañana del lunes, momento en el que se actualizó la crónica. Pero en la pregunta del lector hay otra cuestión de fondo: ¿por qué se informa de quién ha ganado sin datos oficiales?

En las elecciones francesas, explica Marc Bassets, corresponsal en París, las casas de sondeos publican estimaciones a las ocho de la tarde, cuando se cierran las urnas. Los cálculos se basan en proyecciones de las encuestas que realizan en centenares de colegios electorales clave, cuyos resultados se han estudiado durante varios años, y que reflejan con tino lo que luego pasará en esa circunscripción. “No es exacto a la décima, pero desde que estoy aquí, hace siete años, han acertado siempre”, afirma este corresponsal. “Son fiables y hay consenso en asumirlos como válidos, hasta el punto de que los políticos franceses reaccionan ya con estos datos, sin esperar a los resultados oficiales para asumir la derrota”.

Cuando Emmanuel Macron anunció la convocatoria de elecciones anticipadas, recuerda, lo hizo muy poco después de que cerraran los colegios electorales de las europeas del pasado 9 de junio, horas antes de que hubiera resultados oficiales. También explica que ningún medio francés está pendiente del goteo de datos del escrutinio ―como ocurre en España―, porque el sistema electoral hace que no tengan valor hasta el final, ya que para obtener un escaño el candidato debe tener la mayoría absoluta en su circunscripción. Solo Le Monde, que se publica por la tarde, sale al día siguiente con resultados, mientras que periódicos como Le Figaro o Libération utilizan las estimaciones para informar de quién ha ganado las elecciones.

Lo previsible es que esto se repita al finalizar la votación de la segunda vuelta de las elecciones generales francesas. Lo mismo ocurrió el jueves, cuando en el Reino Unido se cerraron los colegios electorales tras los comicios que han devuelto al Partido Laborista al gobierno después de 14 años. No hubo resultados definitivos hasta la mañana del viernes. En las elecciones municipales de mayo el conteo fue incluso más lento: los británicos votaron un viernes y los resultados no llegaron hasta el domingo.

Rafa de Miguel, corresponsal de EL PAÍS en Londres, explica que esto ocurre porque el escrutinio es diferente y requiere de más tiempo. En España, una vez cerrados los colegios, cada mesa electoral cuenta las papeletas y transmite los resultados a una central de datos. En el Reino Unido, las urnas se transportan a diferentes centros de recuento y es allí donde se contabilizan los votos, lo que dilata el procedimiento.

Además, agrega De Miguel, el sistema electoral también complica el escrutinio, porque es primordial determinar primero a quién le corresponde el escaño de cada circunscripción, muy parecido a lo que ocurre en Francia. Al ser un sistema mayoritario, quien gana las elecciones en cada territorio se lleva el representante y el resto de los partidos no obtiene nada. Por eso, si el resultado queda muy ajustado, se recuenta. Así en cada circunscripción. “Y son 650 escaños a repartir”, recuerda el corresponsal.

También en las islas británicas se publicó un sondeo a pie de urna, a las diez de la noche (las once, según el horario peninsular español) nada más cerrar los colegios electorales, que ya indicaba la mayoría histórica de los laboristas que luego se confirmó. En las últimas cinco elecciones, el sondeo que publican las cadenas BBC, ITV y Sky ha tenido un margen de error de 1,5-7,5 escaños, según recogía De Miguel el pasado jueves en la información previa de elecciones.

“Estas estimaciones son buenas para avanzar porcentajes”, explica este corresponsal. Cuando hay que escribir un texto urgente sin datos oficiales, es necesario tomar tantas precauciones, que se convierte en todo un arte: “Es una crónica compleja en la que no puedes ir más allá, ni dar resultados, aunque se pueden explicar qué han dado de sí las elecciones y cuáles son las expectativas y continuamente hay que añadir la frase: ‘Todo indica que...”.

Rafa de Miguel subraya otro aspecto de la cultura democrática británica: no hay impaciencia por conocer los resultados. “Están tan acostumbrados a votar y es una democracia tan antigua, que todo el mundo asume que, cuando estén, ya se anunciarán”, afirma.

“Las democracias jóvenes cuentan rápido en general, porque procuran hacer un despliegue de transparencia”, afirma Kiko Llaneras, redactor jefe de la sección de Narrativas Visuales, Infografía y Datos y experto en el análisis de encuestas. Es el caso de España, donde en los últimos años, los resultados definitivos de las elecciones se han anunciado antes de la medianoche, unas horas después del cierre de los colegios a las ocho de la tarde. Llaneras cita otros ejemplos, como México y Colombia. A cambio, añade, los sondeos (que no son a pie de urna, sino hechos durante la semana) no aciertan tanto como en el Reino Unido o Francia y, como además los datos definitivos llegan pronto, los españoles estén muy entrenados en desconfiar de esas encuestas. De ahí las dudas de los lectores, cuando leen crónicas de otros países.

Para rebajar esos recelos, Marc Bassets se compromete a aclarar el acierto de los sondeos a pie de urna en la crónica electoral que escriba este domingo: “Es necesario precisar mejor que estas estimaciones suelen coincidir con los resultados finales”, afirma. El papel de un corresponsal es justamente explicar al lector el contexto en cada noticia del país que cubre. Es vital que quede claro por qué los lectores pueden fiarse del dato que se les ofrece.

Para contactar con la defensora puede escribir un correo electrónico a defensora@elpais.es o enviar por WhatsApp un audio de hasta un minuto de duración al número +34 649 362 138 (este teléfono no atiende llamadas).

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Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 
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