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Premios Oscar
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

‘Todo a la vez en todas partes’, el Oscar que abre la era TikTok

La película de los ‘Daniels’, un éxito de taquilla en EE UU y un canto de amor al multiverso, es el filme que puede atraer a nuevas generaciones a la gala de premios de la Academia de Hollywood

Daniel Kwan y Daniel Scheinert juegan con las estatuillas a mejor película. Foto: MIKE BLAKE (REUTERS) | Vídeo: EPV
Gregorio Belinchón

Entre todas las estatuillas que ha ganado la película de los Daniels, la que reflejó de verdad el impulso que da Todo a la vez en todas partes al cine para entrar en el siglo XXI (una puerta que entreabrió Parásitos) fue la de mejor montaje, labor por la que ha sido premiado Paul Rogers.

Porque los miles de historias que se entrecruzan en el filme —que se estrenó hace un año y un día en el festival SXSW, cuando nadie podría ni intuir este final feliz en los premios de la Academia de Hollywood— aparecen superpuestas, subordinadas, encadenadas, continuas... Y cada vez a mayor velocidad, a un ritmo como el que triunfa en las redes sociales, en vídeos de TikTok, en un lenguaje distinto, completamente alejado —ni mejor ni peor, distinto— al de, por ejemplo, Los Fabelman, deudora del siglo XX. Puede que los Oscar empiecen a interesar al público joven no cambiando la gala (que fue aburrida, sosa, gris, como una especie de tirita en el año 1 posbofetada), sino la película que gana. Y, sin que probablemente lo intuyeran sus más de 9.000 votantes, el triunfo de Todo a la vez en todas partes es la carta ganadora. Por primera vez, una película de superhéroes (y la segunda de ciencia ficción, si consideramos en este género a La forma del agua), ha obtenido el galardón principal.

Todo a la vez en todas partes habla del multiverso, normaliza nuevas relaciones sentimentales, explica de manera clara el conflicto emocional de los emigrantes, que se sienten tan extraños en su tierra de adopción como alejados de su lugar de origen. Ilustra el extrañamiento que produce el mundo moderno en los veteranos, ahonda en las infinitas posibilidades del multiverso con tan solo 13 millones de euros de presupuesto. En sus efectos digitales solo trabajó un equipo de nueve personas —dos de ellas, los directores— que previamente no habían hecho ningún trabajo similar. Ha recaudado 106 millones de dólares en todo el mundo, una recompensa tan sorprendente como sus siete estatuillas.

La generación Z habrá disfrutado, además, en otros momentos. Como el de la coreografía de la canción Naatu Naatu, de RRR, que ganó el Oscar de su categoría. Un baile explosivo, agresivo e hipnótico, que se ajusta a los parámetros tiktokeros. RRR (siglas en varios idiomas indios de rabia, guerra y sangre, y en inglés y en hindi de levantamiento, rugido y revuelta) ha presentado al resto del mundo el cine de Tollywood, realizado en Calcuta, al este de la India, que multiplica la espectacularidad del de Bollywood, creado en Bombay, al oeste del país: es decir, lo moderno ya no es Bollywood, sino Tollywood.

Este viaje de los Oscar al multiverso con Todo a la vez en todas partes ha acabado con el abrazo de Indiana Jones a Tapón cuatro décadas después de encontrarse subidos a un elefante, ahora sobre el escenario del Dolby Theatre. Millones de ideas bullen en la cabeza de los Daniels. Puede que demasiadas, y por ello la película se hace larga, pero son todas brillantes. Ha triunfado un filme en el que hablan dos piedras, en el que dos mujeres con dedos salchichas se enamoran y se besan, en el que (augurando el futuro) la versión malvada de la hija se metamorfosea en una estatuilla de los Oscar.

Ke Huy Quan abraza a Harrison Ford durante el último premio de la noche.
Ke Huy Quan abraza a Harrison Ford durante el último premio de la noche.CARLOS BARRIA (REUTERS)

Para muchos críticos, Todo a la vez en todas partes deja atrás a un cine como el de Sin novedad en el frente o Los Fabelman. La película alemana obtuvo cuatro estatuillas; el drama biográfico de Spielberg se fue de vacío. Aquel paso adelante de Parásitos en 2020 devino, tras la transición de Nomadland en 2021, en un doble paso atrás el año pasado con CODA. Ahora sí, ahora los votantes (y no Hollywood, porque no deberíamos confundir a los miembros de la Academia con el establishment de la industria) se lanzan en los brazos del nuevo lenguaje, de un cóctel generacional y étnico en su equipo interpretativo, y regalan un momento de los que alborozan a los cinéfagos: una chica Bond nacida en Malasia que tiene dos personajes en el universo Marvel y protagonizó un clásico del wu xia (el cine chino de espada y magia) como Tigre y dragón es hoy la mejor actriz del mundo.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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