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Toros
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cayetano Rivera Ordóñez, torero mediático, pone fin a una cómoda e irregular carrera en los ruedos

El popular diestro se retiró en silencio el pasado sábado en la plaza sevillana de Écija

Cayetano Rivera Ordóñez
Antonio Lorca

Cayetano Rivera Ordóñez (Madrid, 48 años), 19 de ellos como matador de toros; hijo, nieto, bisnieto y hermano de toreros, último eslabón de una muy prestigiosa dinastía taurina, ha anunciado que abandona los ruedos.

Y lo ha hecho de manera lacónica, con la palabra “fin” (un guiño, quizá, a sus estudios de cine) en la red social X tras salir a hombros el pasado sábado de la plaza sevillana de Écija.

Se cierra así, al menos de momento, la historia de un linaje vestido de luces que inició su bisabuelo Cayetano Ordóñez, continuó su abuelo Antonio Ordoñez, su padre, Paquirri; continuó su hermano Francisco y él culmina ahora. Hace 100 años que el creador de la dinastía tomó la alternativa en Sevilla de manos de Juan Belmonte, y se cumplen 20 desde que el torero que ahora dice adiós debutó como novillero en la plaza de Ronda, noticia que sorprendió entonces por la edad del aspirante, 28 años, y colmó de expectativas a la prensa del corazón.

Se va Cayetano y no se le echará de menos en los ruedos. La suya ha sido una carrera respetable (digno del máximo reconocimiento es todo aquel que se viste de luces), pero diseñada desde una zona de confort que ya quisiera todo el que sueña con ser figura. Muy cómoda desde sus inicios como novillero y elitista como matador, siempre con el amparo y el máximo respaldo de Curro Vázquez, esposo de Pati Dominguín, prima de Carmen Ordóñez, madre de Cayetano; irregular también ha sido la trayectoria de un torero mimado, apasionado, vehemente, impetuoso y amante de la polémica dentro y fuera del traje de luces, que no ha alcanzado la vitola de figura porque no le sobraban condiciones para ello y no ha dado nunca el salto exigible para alcanzar tan ansiado reconocimiento.

Es cierto, no obstante, que Cayetano no ha tenido la despedida que merece todo torero. Comenzó la temporada de 2025 con pocos contratos en la agenda, no estuvo anunciado en ferias importantes (se desconoce si por decisión propia) más que en la de Abril de Sevilla, y esa tarde no tuvo suerte con los toros de El Parralejo.

Después, en julio sufrió una lesión en un tentadero y no pudo acudir a Santander, Ciudad Real y Málaga; y por si fuera poco, unos días antes, el 29 de junio, había protagonizado un altercado en una hamburguesería de la madrileña calle Atocha que motivó que los responsables del local avisaran a la policía. Al parecer, Rivera Ordóñez mantuvo una actitud desafiante con los representantes de la autoridad, hasta el punto de que se vieron obligados a ponerle las esposas y trasladarlo a la comisaría de Centro, donde pasó la noche. El asunto está pendiente de juicio.

En fin, que por unas u otras circunstancias, la despedida de Cayetano no ha sido la soñada por quien se viste de luces. Dicen los cronistas no taurinos que ha dicho adiós en soledad, con la única compañía de su hijo, que tuvo en común con la modelo y presentadora televisiva Eva González. Lo que no dicen es que ha sido en una plaza de tercera, en silencio, sin gratitud alguna…

De todos modos, no es la primera vez que Cayetano Rivera anuncia que se retira de los ruedos. Ya lo hizo en 2012, en 2024 y en diciembre de ese mismo año vaticinó que lo haría de manera definitiva en 2025, con ocasión del centenario del inicio de la dinastía familiar.

Pero, ¿quién es Cayetano Rivera Ordóñez?

Quizá, una víctima de su propia historia.

Fue popular desde la cuna, hijo de un torero famoso, Francisco Rivera, Paquirri, y Carmina Ordóñez, referente máximo de la vida social e hija de Antonio, uno de los grandes toreros de la historia.

En octubre de 2001 se casó con Blanca Romero, estudió cine en Estados Unidos y, contra todo pronóstico, anunció su debut vestido de luces el 26 de marzo de 2005 en la plaza de Ronda, localidad de donde procede su familia.

Simultaneó como mejor pudo su dedicación a la nada fácil profesión de torero con su condición de protagonista del cotilleo nacional, y su atractivo personal le permitió, además, ser figura (esta vez, sí) como modelo de alta costura. Se convirtió en hombre Armani, lo que le permitió hacer el paseíllo con diseños exclusivos del artista italiano y lucir palmito en los anuncios de las paradas de los autobuses urbanos.

Quién sabe si esa dedicación, tan alejada del toro, y su propio carácter, impetuoso a veces y proclive a la polémica, han podido influir en que su carrera no haya alcanzado la meta deseada.

A pesar de que sus años de matador han transcurrido entre algodones y con exigencias impropias de su categoría (para algo debe servir ser tan popular), Cayetano Rivera ha sido un torero valiente, muy castigado por los toros y empeñado siempre en dejar alto el nombre de su familia.

Cayetano merecía una despedida más cálida; como todo héroe que se viste de luces…

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.
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