Liam Payne, la pieza más frágil en el huracán de One Direction
El cantante, que ha muerto a los 31 años, ejerció de pacificador en el grupo, tuvo un breve éxito en solitario y batalló contra su propensión al alcohol
Liam Payne publicó su última canción el pasado 1 de marzo. Se titula Teardrops (Lágrimas) y arranca con su identificable falsete (una de sus especialidades) para luego entonar: “No sé cómo amarte cuando estoy roto. / Todo lo que hacemos es rompernos. / Últimamente estoy luchando por ver el amanecer”. Para los que busquen miguitas en el camino para descifrar el estado de ánimo del cantante en los últimos tiempos, quizá esta letra les ofrezca alguna pista. Payne (Wolverhampton, Inglaterra) murió a los 31 años este miércoles en Buenos Aires, Argentina, al precipitarse desde un tercer piso del hotel CasaSur, en el barrio de Palermo. Se encontraba en la capital argentina para acompañar a su excompañero de One Direction, Niall Horan, que actuó en el Movistar Arena de la ciudad el 2 de octubre. En un primer comunicado, la policía señaló, según la agencia Reuters, que había acudido al hotel tras recibir una llamada sobre un alboroto causado por “un hombre agresivo, que podría estar bajo los efectos de las drogas o el alcohol”.
Payne fue parte fundamental de los británicos One Direction, la última gran boy band, esos grupos de chicos casi siempre organizados por directivos de compañías que fueron tan relevantes en la industria comercial del pop: Take That, Backstreet Boys, NSYNC, Westlife… One Direction despachó 70 millones de ejemplares en apenas seis años de carrera, de 2010 a 2016. Payne participó en buena parte de las composiciones, además de cantar, como sus otros cuatro compañeros. Payne era básico en el engranaje del grupo, una especie de conciliador y gestionador de egos, un muro de contención ante los celos de los chicos. Seguramente esta autoridad pacificadora se la ganó por ser el germen de la creación de One Direction. Con solo 14 años, Payne realizó una audición para el programa de talentos musicales británico Factor X. En esa ocasión, el exigente Simon Cowell le dijo que “volviera en dos años”. Lo hizo y bordó una versión de Cry Me a River. El propio Cowell se encargó de seleccionar a los otros cuatro cantantes entre los concursantes de Factor X hasta que montó One Direction con Harry Styles, Zayn Malik, Niall Horan, Louis Tomlinson y Liam Payne.
De carácter afable, sensible y disciplinado, se erigió en el árbitro de las disputas de sus compañeros. En un principio también se acogió a un perfil bajo cuando los chicos decidían montar una juerga. “Me llamaban Míster Aburrido”, dijo en una entrevista. Después de un año de éxitos con el grupo, Payne mandó a paseo su formalidad y se ofreció a los placeres que le otorgaba la fama: relaciones, alcohol, drogas. Con el tiempo, el comportamiento de Payne se fue volviendo más errático, y prefería poca compañía y el minibar de su lujosa habitación de hotel.
El primero que abandonó el grupo fue Zayn Malik. Siguieron unos meses más, pero en 2016 se anunció un paréntesis en su carrera. Y hasta ahora. Atención: One Direction no están oficialmente disueltos. Tras el parón, Payne se sometió a terapia y pasó un tiempo en una clínica especialista en educar para una vida saludable. En 2017 publicó Strip That Down, un tema interesante, seguramente el mejor de su carrera, soul sedoso con la aportación del estadounidense Quavo, miembro del fantástico grupo de hip hop Migos. La canción tuvo repercusión y parecía que su carrera se iba a disparar. Pero una recaída en el alcohol le frenó en seco. “Mi vida social se desplomó por completo”, dijo en una entrevista a The Guardian.
Payne perdió el tren: cuando editó su primer disco en solitario, LP1, en 2019, los seguidores de One Direction y del pop comercial lo habían desplazado de sus prioridades y toda su atención recaía sobre todo en Harry Styles. El álbum recibió baja puntación en los medios musicales y, lo más relevante, no tuvo recorrido comercial. Payne encaminó sus ambiciones profesionales hacia otro terreno y posó como modelo de Hugo Boss. En lo personal, había roto en 2018 con la madre de su hijo, Cheryl Cole. En 2022 ofreció una entrevista en el podcast de Logan Paul donde dejó salir el rencor acumulado: habló de su mala relación con Malik y describió un incidente en el camerino después de un concierto donde “uno de los del grupo me lanzó contra la pared”. La tópica balada Teardrops, editada este 2024, era su último intento de reengancharse al éxito...
Babelia
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