Yung Beef: “A veces piensas que necesitas drogas para aguantar, pero al final lo que hacen es destruirte”
El pionero del trap en España acaba de salir de un centro de desintoxicación en Málaga, donde ha estado dos meses, y se prepara para volver a los escenarios en el Infierno Festival
Yung Beef, pionero y padrino del trap en España, tiene siete vidas. Ha quemado varios cartuchos en su carrera desde que comenzó con el colectivo granadino Kefta Boys, formó el grupo PXXR GVNG, y lanzó su carrera en solitario en 2013. Es autor de temas como Ready pa’ morir, Metallica, Si tú te vas, La disco resplandece, Tropical o Multiorgásmica. Se ha rebelado contra la industria musical fundando el sello independiente La Vendición Records, trampolín de jóvenes promesas. Ha sido actor e incluso ha desfilado en las pasarelas de París en una campaña de ropa interior de Calvin Klein. Ha recorrido América Latina, donde pronto volverá con giras que han influido a los artistas del continente, y ha llevado su flow hasta Japón donde vivió medio año. Ahora se prepara para el Infierno Festival que se celebrará en Salobreña (Granada) el 28 y 29 de junio, y en el que se esperan más de 13.000 asistentes. Pero Fernando Gálvez Gómez (34 años, Granada) curtido en las calles y en los escenarios, es también una persona humilde, que acude al encuentro en el centro de desintoxicación Montealmirana en Málaga, donde ha estado ingresado algo más de dos meses. Llega escoltado por su amigo Isha, fiel escudero que le acompañó durante todo el proceso. Un renacer de sus cenizas que narra con el descaro y desparpajo que caracteriza a sus letras.
Pregunta. ¿En qué momento decidió parar y tomar un receso, no solo de las drogas sino también de la vorágine a la que estaba expuesto?
Respuesta. Venía de mucho tiempo intentando dejar las drogas, mi vida estaba patas arriba en muchos sentidos. Estaba desatendiendo cosas por culpa de las drogas como son mis hijos, a la gente que más quiero o a mi amigo Isha. Cuando fui a Japón me lo tomé como un intento desesperado de alejarme de todo el círculo en que siempre he estado. La droga y la mala vida son el pan de cada día. En Japón lo intenté, pero no lo conseguí porque me di cuenta de que no es simplemente dejar de consumir, sino atajar los problemas que te hacen consumir con profesionales. Al final es por nuestra ignorancia, no nacemos enseñados. Es bueno dejarnos ayudar, pero a veces por nuestra cabezonería nos negamos. Una de las cosas más importantes es dejarse ayudar cuando tienes un problema. En Japón estuve sin consumir un tiempo, pero tenía monos muy fuertes y veía que mi cerebro quería consumir cada vez que regresaba. Venía a España y volvía a caer. Uno de los días que me sentía peor, me tocaba estar con mi hijo y me encontraba en unos niveles de consumo muy fuertes, no estaba en condiciones de darle una buena atención. Hablando con Isha en la playa, ahí me di cuenta de que no podía solo. Me ayudó a buscar un centro porque yo no estaba en condiciones y a los tres días estaba aquí.
P. ¿Cómo ha sido este proceso a nivel interno, qué es lo que más ha trabajado?
R. En vez de irme a los problemas que tenía en ese momento, que eran muchos, decidí irme a los traumas de la infancia. En una de las terapias, bastante dura, iba para otro lado, pero acabé conectando con mi niño interior en situaciones fuertes y me di cuenta de que ese era el camino.
P. Le he escuchado decir que para estar en lo más arriba de la cima hay que estar sereno. ¿Cree que ahora está más fuerte para afrontar nuevos retos?
R. Pues sí, la verdad y lo estoy comprobando. Cuando tu mente está bien y fuerte en algunos sentidos, porque siempre somos humanos y hay algunas debilidades, puedes afrontar mejor todo ese ritmo. Es una confusión, a veces piensas que necesitas drogas para aguantar, pero al final lo que hacen es destruirte. Es algo que tengo muy arraigado en mi vida porque al final me he criado rodeado de drogas, con todo mi ambiente así, pero si quieres llegar a un ritmo de responsabilidades adecuado tienes que estar bien de cuerpo y mente.
P. Reconoce en sus entrevistas que consume desde muy joven, incluso que ha vendido drogas en algún momento de su vida y define el trap como “sexo y cocaína”. ¿Cómo le va a afectar esta transición a Yung Beef?
R. Positivamente, porque realmente el trap no es consumir cocaína, sino que el trap es vender cocaína. Y tú para vender drogas, que no digo que esté en eso, pero para representar todo eso, no se puede estar consumiendo. No es el camino, al final cuando era más joven, aunque estuviera relacionado con las drogas marcaba mi distancia con ellas y sabía moverme, me lo tomaba con responsabilidad, pero la música y el ritmo que me suponían me llevó a cometer el error de empezar a consumir. Ya sabemos que hay países en los que la marihuana está legalizada y tiene usos terapéuticos. Prefiero que esté legalizada, pero bajo mi experiencia lo mejor es estar en conexión contigo mismo.
Me he criado rodeado de drogas, me he criado con todo mi ambiente así, pero si quieres llegar un ritmo de responsabilidades adecuado tienes que estar bien de cuerpo y mente”.
P. Se aproxima una prueba de fuego, su primera actuación desde que abandonó el centro. El Infierno Festival el próximo 28 y 29 de junio en Salobreña, con artistas de la talla de Metrika, Ñejo o los Yakis. ¿Cómo sale al ruedo?
R. Salgo con muchas ganas, me siento en deuda con mi público, con la gente que me ha apoyado, considero que no estaba haciendo bien las cosas. Doy muchas gracias al centro y a las terapeutas Míriam e Irene que me han ayudado mucho. Todavía tengo inseguridades y miedos. Pero con muchas ganas de pagar mi deuda.
P. ¿Llevaría un terapeuta para que le asistiera en sus conciertos?
R. Claro, si todo va como tiene que ir, ahí estarán siendo parte del equipo.
P. ¿Cómo encara ahora su carrera?
R. Me gustaría verme siendo fiel a lo que siempre he sido, pero yo creo que ya por los años que llevo, por cómo ha crecido el movimiento, me gustaría llegar a un nivel de primera liga. Aunque siempre he representado lo underground, lo más bajo de esta música porque es lo que me gusta y me llena de fuego por dentro, quiero llevar el underground a competir con los artistas más mainstream del planeta.
El trap no es consumir cocaína, sino que el trap es vender cocaína”.
P. En su último tema Cocotazo flirtea con la salsa. En su penúltimo, Mucho beef con Mucho Muchacho mezcla su estilo con hip hop. ¿Viene un cambio?
R. No me gusta encasillarme, cuando empecé hacía reguetón. Me gustan todos los ritmos de la calle, del bajo mundo. Y la calle va cambiando, va evolucionando y yo quiero evolucionar también.
P. ¿Qué proyectos vienen a corto plazo?
R. A corto plazo tengo un álbum, El Plugg 3, que mi gente lleva esperando mucho tiempo. Aunque mucho del material lo grabé en momentos bastantes duros de mi carrera y de mi vida, he estado dándole una visión más clara y creo que será uno de los discos más importantes. Después tengo que terminar un proyecto con Cookin Soul, mi hermanito, los quiero mucho, va a ser un clásico del hip hop. Hay otro proyecto: Perreo de la Muerte 3 con Favela que es otro de los productores puertorriqueños que más amo con reguetón, más caribeño. Tengo otro álbum, Traumatismo Encefálico 3, que es más emo, más rock y estoy en proceso de otro disco mío, All dis rachets on my i cant feel my soul V, que es la quinta saga de una serie de álbumes en solitario. Después está prevista una tanda de colaboraciones con artistas de México y Chile, los calentones del mundo de los barrios más hot.
P. Hablemos de su familia. Tiene dos hijos. ¿La criatura bicéfala que representan Yung Beef y Fernando están bien definidas?
R. Siempre han estado muy fundidos, la verdad. Eso ha sido uno de los problemas, no he sabido controlar el monstruo y me ha llevado a situaciones demasiado duras. Entonces estoy aprendiendo a meter otra figura: mi niño interior y creo que mi niño es quien va a controlar a los dos.
Babelia
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