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‘Aladdín’ y ‘The Book of Mormon’ triunfan en unos Premios del Teatro Musical marcados por las reivindicaciones laborales

Roc Bernadí, premiado por su rol en la adaptación de Disney, denuncia las precarias “condiciones de trabajo”: “Ningún miembro del elenco debería cobrar el sueldo mínimo”

Momento de ‘Aladdín, el musical’ en Madrid. Foto: © STAGE ENTERTAINMENT
Javier A. Fernández

Existe una frase que no deja de repetirse en cualquier conversación sobre teatro musical en España: “Somos la tercera potencia del mundo y la primera en castellano”. Y es cierta. Cada año, una robusta cartelera exhibe orgullosa seis o siete superproducciones, principalmente en Madrid y Barcelona. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, a la expresión se le ha añadido un “pero” dentro de la profesión: “Somos la gran potencia, pero en nuestras condiciones no se refleja”. Y así se verbalizó ayer durante la gala de la XVI edición de los Premios del Teatro Musical celebrada en el teatro Coliseum, que cada año reúne a la profesión y que premió por igual las superproducciones de Aladdín y The Book of Mormon, ambas aún en cartel.

El portavoz de las reivindicaciones fue Roc Bernadí, ganador del premio a interpretación destacada por su papel protagonista en la producción en Aladdín, quien, tras celebrar el buen momento de la industria, lanzó la queja: “Muchos comparan Madrid con las grandes mecas del teatro musical, Londres y Nueva York; lo que no suelen comparar son las condiciones de los trabajadores”, protestó el intérprete. Ante los aplausos de la sala, Bernadí destacó que el miedo no debería impedir hablar de las injusticias que les rodean y pasó a enumerar unas cuantas: “Creo que ningún miembro del elenco de grandes producciones debería cobrar el sueldo mínimo marcado por convenio, que no nos deberían dar de baja cada vez que nos ‘vamos’ de vacaciones”, repasó. A lo que añadió: “Somos afortunadas de poder trabajar de nuestra pasión, pero no deja de ser trabajo y el trabajo tiene que ser digno”, para acabar pidiendo “responsabilidad artística a las productoras”.

Las peticiones de Bernadí, que tuvieron lugar al principio de la gala, no fueron las únicas. Nil Carbonell, ganador del premio a mejor actor de reparto en The Book of Mormon, también dedicó unas palabras a la situación que viven los artistas: “Normalizamos condiciones habitualmente que son extraordinarias, como convivir con una lesión. Somos unos guerreros”, destacó. Las peticiones de los actores, cantantes, bailarines y músicos del teatro musical por unas condiciones mejores no son nuevas. De hecho, en abril se creó la Coordinadora de Músicos de Teatro Musical (CMTM) que reúne a 250 profesionales para reivindicar ante el estancamiento de sueldos y la falta de un convenio. Pero nunca los derechos laborales habían tomado tanto protagonismo en esta entrega de premios de manera tan explícita.

El discurso de Bernadí se llevó todo el protagonismo de una noche en la que la producción en la que participa, Aladdín, y The Book of Mormon triunfaron con cuatro premios cada uno. El primero, que ya triunfó en Broadway y el West End londinense y basado en la película de Disney, triunfó en categorías donde llevaba la delantera a las demás por la opulencia de su indumentaria y su maquillaje, como caracterización y vestuario. También dirección musical, de la mano del veterano Xavier Torras, que se unió a las reivindicaciones de los músicos y apeló a los productores a no olvidarse de los instrumentistas, cada vez más sustituidos por el sonido pregrabado.

Raphael recibe el premio de honor en la XVI edición de los Premios del Teatro Musical.
Raphael recibe el premio de honor en la XVI edición de los Premios del Teatro Musical.Ruth Mesa Barroso

The Book of Mormon, que parodia la religión a través de sus misioneros mormones enviados a Uganda para predicar, fue reconocido por sus interpretaciones y la dirección de David Serrano, guionista de cine y adaptador de teatro que además ha dirigido musicales como Billy Elliot, Grease y Matilda. También se llevó el galardón más preciado: mejor musical. Y es que esta obra, concebida por los creadores de la satírica South Park y con música de Robert Lopez, responsable de las canciones de Frozen, ha irrumpido en el gran formato como un soplo de aire fresco entre tanto musical familiar.

El adiós de Dagoll Dagom y la eclosión valenciana

El premio a mejor musical original fue para última creación de la histórica compañía catalana Dagoll Dagom, L’alegria que passa, basada en la obra simbolista de 1898 de Santiago Rusiñol. El grupo anunció hace unos meses que no seguirían tras 50 años de existencia y 34 espectáculos, 23 de ellos musicales. Se despedirán a lo grande con Mar i Cel, su producción más exitosa y querida. que podrá verse en el Teatre Victoria de Barcelona del 14 de septiembre al 20 de diciembre.

En la categoría Off, donde se mueven las propuestas más originales y creativas triunfó Bruno, el musical que lo cambió todo, un espectáculo orientado a los adolescentes que habla sobre el acoso escolar y que es un ejemplo de la eclosión del teatro musical valenciano, que empieza a romper tímidamente la hegemonía de las dos ciudades más grandes. Como desataca Raúl Ibai, organizador de la gala y presidente de la asociación Premios del Teatro Musical, junto a la coreógrafa Sonia Dorado, directora artística: “Hay que prestar atención a lo que se hace en Valencia, especialmente en pequeño formato y musical familiar”. El fantasma de la ópera fue el tercer musical más premiado, con tres estatuillas. Destacó en dos categorías técnicas y en mejor escenografía a cargo del italiano Federico Bellone, que convirtió el escenario del Albéniz en el mítico Palais Garnier de París.

El segundo momento emotivo de la noche llegó con el homenaje a Raphael. El actor y cantante de 81 años recibió el premio de honor de la mano de una muy emocionada Marta Ribera, compañera de reparto en el único musical que ha hecho en su carrera, hace 24 años: Jekyll & Hyde. “Hicieron de mí un hombre muy feliz porque todo era apoyarme y enseñarme cómo se hacía este oficio”, reconoció sobre el escenario. El reconocimiento al artista linarense, explica Ibai, se debe a su contribución en la difusión del género musical con aquel montaje de la obra estadounidense con música de Frank Wildhorn y libreto de Leslie Bricusse, que llevó al teatro a muchas personas que no quizá no hubieran ido sin la presencia de la estrella, pero también por las películas musicales que Raphael protagonizó en los años sesenta y que abrieron el apetito por el musical a varias generaciones.

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