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Feria de San Isidro
Crónica
Texto informativo con interpretación

Impotencia torera

Paco Ureña, que dio una vuelta al ruedo, y Borja Jiménez estuvieron muy por debajo de la dura, encastada, dificultosa y variada corrida de Victorino Martín

Paco Ureña lancea a la verónica al quinto de la tarde.
Paco Ureña lancea a la verónica al quinto de la tarde.Juanjo Martín Efe
Antonio Lorca

No fue el acontecimiento del año, ni la soñada corrida exitosa, pero fueron dos horas y cuarto de constante tensión, de riesgo elevado al cubo, de modo que no hubo ocasión para el aburrimiento ni para que los toreros se pusieran pintureros. La corrida de Victorino Martín fue dura, encastada, dificultosa en distintos niveles, pero interesante al fin y al cabo, seis toros de otra época que se encontraron con dos toreros modernos, valerosos y entregados, pero sin la capacidad lidiadora que exigían los seis ejemplares que saltaron al ruedo.

Paco Ureña y Borja Jiménez manifestaron una preocupante impotencia a lo largo de toda la tarde. Y se comportaron como muy malos matadores de toros, un pecado imperdonable a estas alturas de la película. Ureña llegó a escuchar cuatro avisos, dos en su primero y uno en los otros dos, y protagonizó un mitin con la espada en el que abrió plaza. Imperdonable. Otro recado presidencial le enviaron a Borja Jiménez, que también se atascó con el descabello en su primero.

La corrida no fue fácil, nada que ver con los toros artistas por los que se pelean las figuras; los toros salieron con el latín aprobado y exigían los cinco sentidos prestos y la cabeza muy despejada para no volar por los aires. Solo el segundo y el quinto permitieron el toreo a la verónica, de Jiménez en cuatro capotazos muy jaleados y un apunte airoso de Ureña. El segundo y el cuarto cumplieron sin más en varas, y mansearon los demás, con la excepción del sexto, que empujó con fuerza en dos encuentros. Todos esperaron con aviesas ideas en banderillas y pusieron en serios apuros a las cuadrillas, y cada cual tuvo un comportamiento distinto en la muleta.

El Rey Felipe VI saluda al público a su llegada al palco real.
El Rey Felipe VI saluda al público a su llegada al palco real.Juanjo Martín Efe

Muy dificultoso el primero, que lanzaba tornillazos al aire, bronco y áspero en extremo al que Ureña fue incapaz de someter en ningún momento; muy encastado el segundo, que embistió humillado y codicioso por el pitón derecho, con el que Jiménez se lució en un par de emocionantes tandas con la mano derecha, pero sin que quedara patente el dominio del hombre sobre el animal; más noble, frío y soso fue el tercero, que embistió siempre con la cara alta y enganchó el engaño de Ureña hasta el punto de deslucir su entrega. El torero consiguió, no obstante, una tanda con la mano derecha más limpia y reunida, y otra con la zurda, más corta, pero intensa, de modo que le pidieron la oreja y dio la vuelta al ruedo; el cuarto fue el menos interesante de la tarde por su escasa fortaleza, y no permitió más que pases insulsos; pronto se rajó el quinto, que radiografiaba a Ureña en cada cite, lo que no impidió que el torero trazara algunos derechazos largos, y el sexto, bravo en el caballo, el único, al que castigaron con saña, planteó también dificultades a Borja Jiménez por su casta innata que exigía otra lidia más allá de los pases modernos.

En fin, que la corrida les pesó a los toreros una barbaridad. Quedó claro que la fiesta de estos victorinos es diferente a la que se vive casi diariamente en esta plaza. Tensión, emoción, riesgo, peligro, apuros, miedo…

Con el mucho respeto que merecen los dos matadores y las cuadrillas que les acompañaron, este combate lo ganaron los toros.

Martín / Paco Ureña y Borja Jiménez, mano a mano

Toros de Victorino Martín, muy bien presentados, astifinos, mansurrones en varas, a excepción del bravo sexto, y dificultosos en banderillas; muy complicado el primero; encastado el segundo; noble y soso el tercero; descastado e inválido el cuarto; rajado el quinto, y encastado y soso el sexto, al que masacraron en varas. Todos exigentes en distintos grados. 

Paco Ureña: dos pinchazos, estocada atravesada -aviso-, cinco descabellos -segundo aviso- y cuatro descabellos (silencio); -aviso-, estocada corta fulminante (vuelta al ruedo); -aviso-, pinchazo, media atravesada y casi entera baja y un descabello (silencio).

Borja Jiménez: pinchazo, media tendida -aviso-, y siete descabellos (silencio); estocada y un descabello (silencio); pinchazo y media estocada (silencio). 

Plaza de Las Ventas. 5 de junio. Vigésimo tercera corrida de la Feria de San Isidro. Corrida de la Prensa. Asistió el Rey Felipe VI desde el palco real, y los espadas le brindaron sus primeros toros. El monarca estuvo acompañado por Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid; Luis Planas, ministro de Agricultura; María Rey, presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, y el torero Francisco Rivera Ordóñez, como asesor artístico. Lleno de "No hay billetes" (22.964 espectadores, según la empresa).

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.
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