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Toros
Crónica
Texto informativo con interpretación

Morenito y Román, la cara y la cruz en la última de Vic-Fezensac

El burgalés corta tres exageradas orejas y el valenciano cae herido de gravedad ante una muy desigual corrida de Los Maños

Una instantánea de la cogida sufrida por Román en su primer toro.
Una instantánea de la cogida sufrida por Román en su primer toro.Philippe Gil Mir

Una vez más, la plaza de toros de Vic fue testigo de las dos caras de la fiesta. Mientras Morenito de Aranda se marchó feliz con tres orejas, Román lo hizo herido de gravedad en una camilla. La gloria y la sangre.

Y teniendo en cuenta cómo fue la cogida, podemos afirmar que Román volvió a nacer este lunes a eso de las seis de la tarde. Se disponía el valenciano a colocar al segundo en el caballo cuando fue prendido por la parte posterior del muslo izquierdo. El toro de Los Maños, cornicorto, tocadito de pitones y muy astifino, ya se le había colado al final del saludo capotero. Y no hubo un segundo aviso.

Ante la impotencia de todos los presentes, el animal lo mantuvo enganchado, suspendido en el aire, durante varios angustiosos segundos que se hicieron eternos. Cuando por fin soltó a su presa, Román, visiblemente dolorido, se levantó por su propio pie, pero rápidamente lo cogieron en volandas y se lo llevaron a la enfermería.

Allí le operaron de una cornada de tres trayectorias, una de ellas con orificio de entrada y salida, antes de ser trasladado en ambulancia hasta el hospital de Mont de Marsan.

Con la plaza en estado de shock, Morenito, que había dado una vuelta al ruedo tras mostrarse aseado ante el noble y soso primero, se hizo presente como director de lidia y puso orden en el caos. Solo por unos segundos; poco después, durante el segundo tercio, volvió la psicosis. El ejemplar de Los Maños, cada vez más orientado, siempre con la cara por las nubes en actitud desafiante, se las hizo pasar canutas a los banderilleros.

Muleta en mano, y a base de firmeza y de obligarle mucho, intentando que se quedara fijo en el engaño, Morenito logró lo que parecía imposible: que el animal, que nunca paró de medir y mirar al bulto, se tragara unos cuantos muletazos por abajo. Lo mató bien y paseó una oreja entre el clamor.

Morenito de Aranda, al natural ante el cuarto toro de la tarde.
Morenito de Aranda, al natural ante el cuarto toro de la tarde.Philippe Gil Mir

Muy diferente fue la historia del cuarto, que llevaba por nombre Saltacancelas, una de las reatas más contrastadas en esta ganadería. El toro, como todo el encierro, era serio, pero no exagerado, muy en tipo, astifino, bajo y apretado de carnes. Y no falló. Tomó cuatro varas (la última, solo señalada) de bravo. Acudió de largo, pronto y fijo, como un cohete y luego empujó con los riñones. Ya se marchaba el picador cuando el animal se arrancó otras dos veces, teniendo que echarle los capotes para evitar un nuevo encontronazo.

Pero, cómo son las cosas, al final, el bravo cantó la gallina. Tras embestir con casta, nobleza y transmisión en cuatro o cinco tandas, Saltacancelas empezó a echar de menos la paz del campo y amagó con rajarse. Morenito de Aranda, que lo toreó a placer, acelerado al principio, despegado casi siempre en el toreo fundamental, inspirado y brillante en los adornos y detalles, lo sujetó como pudo y lo mató de una estocada tendida y desprendida.

El resultado: las dos orejas para él y la vuelta al ruedo para el toro. Todo exagerado, sí, pero ya se sabe que cuando manda la pasión...

Menos apasionada fue la tarde de El Rafi, que solo se confió -y tímidamente- ante el noble y rajado sexto. Tanto con el tercero, manso, soso y deslucido, como con el quinto, que medía con la cara alta, pasó un trago y anduvo despegadísimo.

Los Maños / Morenito de Aranda, Román, El Rafi

Toros de Los Maños, correctamente presentados, en tipo y astifinos, bravos en distinto grado en el caballo (tomaron un total de 21 puyazos) y de juego desigual en la muleta. Destacó el cuarto, premiado con la vuelta al ruedo, por su prontitud, fijeza, encastada nobleza y transmisión. Orientados, difíciles y con la cara arriba segundo y quinto; nobles, sosos y con calidad primero y último; manso, descastado y deslucido el tercero.

Morenito de Aranda: pinchazo y estocada ligeramente tendida y contraria (vuelta); estocada (oreja); estocada tendida y desprendida (dos orejas).

Román: cogido por su primero. Sufrió una cornada de tres trayectorias, una con orificio de entrada y de salida, en la parte posterior del muslo izquierdo y rotura del vaso escrotal.

El Rafi: dos pinchazos y estocada caída (silencio); medio sartenazo en los blandos (leves pitos); dos pinchazos y media estocada desprendida y atravesada (silencio).

Plaza de toros de Vic-Fezensac (Francia). 20 de mayo. Última de la Feria del Toro. Algo menos de tres cuartos de entrada.

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