Ruven Afanador: “Cuando tomas una foto lo ves todo de la persona que está posando”

Viste de negro y habla pausado. Hay algo cercano y tranquilo en Ruven Afanador (Bucaramanga, Colombia, 64 años). Cabe pensar que ese ademán atento desarma y transmite confianza a quienes posan delante de su objetivo, pero también surte su efecto ante quienes conversan con este icónico fotógrafo de moda. Llegó a Estados Unidos a los 14 años y lleva más de dos décadas en la cima de ese agitado negocio en Nueva York. Pero es en sus libros donde dice que ha logrado destilar y profundizar en su estilo. Ahora, los que ha dedicado al flamenco Mil besos y Ángel gitano, cobran vida sobre el escenario en la superproducción Afanador del Ballet Nacional de España.

Pregunta. Sus fotos han saltado al escenario.

Respuesta. Me parece surreal. Ha sido un gran regalo, fue muy impactante ver las imágenes, el imaginario y mi mundo estético con una coreografía y un vestuario impecables. Marcos Morau me contactó y habló del proyecto. No supe más y la primera vez que lo vi fue en el estreno en Sevilla.

P. ¿Cuándo vino a España por primera vez?

R. Cuando se estrenó Mujeres al borde de un ataque de nervios, vi a Rossy de Palma y no podía creer ese rostro, quería fotografiarla. Yo estaba empezando y logré su teléfono, la llamé, le dije que quería tomarle fotos aunque no sabía para dónde y vine.

P. ¿Cómo decidió hacerse fotógrafo?

R. Estudiaba Bellas Artes y quería ser escultor, pero era obligatorio tomar un curso de fotografía. Lo dejé hasta el último año y cuando lo hice, vi la película Los ojos de Laura Mars, con Faye Dunaway interpretando a una fotógrafa de moda. Supe que quería ser eso.

P. ¿Qué le queda de su vocación de escultor?

R. El sentido de la silueta y el volumen, mínimo o extraordinario, me ayudan mucho en cualquier foto.

P. ¿Cómo surgen las ideas para sus libros?

R. Busco un tema, algo que no sea como mi trabajo para revistas y marcas sino más íntimo y que trate sobre estética. Con el primero, Torero, en una corrida vi ese narcisismo y ese estilo como de alta costura. Luego, en París una madrugada, después de un día largo de trabajo, puse la televisión española y vi un personaje cantando que no sabía si era hombre o mujer, era Falete. La mujer en el flamenco tiene una gran sensualidad, no importa la edad ni el volumen del cuerpo, es la belleza y todas las emociones. Cuando trabajé en Mil besos las mujeres me hablaban de sus hijos y esposos y salió Ángel gitano.

P. ¿Qué necesita un fotógrafo de moda para no pasar de moda?

R. Tienes que ser estilista porque esto se vuelve en parte de tu lenguaje. Tienes que estar empapado de la moda y su evolución, porque, no se trata solo de que sepas tratar a las modelos y de que conozcas la técnica, tienes que saber de maquillaje y de peluquería para que esa imagen que tomas tenga esa estética.

P. ¿A quién ha retratado más veces?

R. A Oprah Winfrey la fotografié durante 15 años y a Diane Keaton, bueno, ella es amiga. La primera vez que la saqué una foto pidió que habláramos antes por teléfono y me mandó un montón de fotocopias de retratos de gente a la que no se le veía la cara. Tiene un gran sentido del humor, te regaña y te sorprende, Diane es un regalo total.

P. ¿Qué es lo más difícil de fotografiar a estrellas?

R. Cuando tomas fotos lo ves todo de la persona que está posando. Entiendo el dilema que muchos sienten con las fotos de promoción. Hay muchos intermediarios, pero luego llega el día y estás cara a cara. Yo me esmero en que sientan que estoy presente. Luego, todo el mundo quiere que lo retoquen.

P. En su último libro regresó a Colombia.

R. En Hijas del agua trabajé con la artista Ana González. Hay 80 etnias con distintas lenguas, y esto me permitió mostrar una belleza escondida, poco habitual. Muchos colombianos no sabían nada de esto. Los países están llenos de secretos que están por descubrir.