Mikel Izal: “Tengo un inconformismo crónico”
El cantautor español, de gira reciente por México, describe su primer trabajo en solitario, ‘El miedo y el paraíso’, como el “más desnudo”
La independencia parece un deseo inevitable en algunos músicos que llevan años o décadas como parte de un conjunto o banda. Aunque bastantes grupos logran encontrar una sinergía constante, otras veces se puede sentir como una prisión creativa. Desacuerdos y falta de entendimiento entre todas las partes puede llevar a la separación o a que un miembro decida tomar — de forma temporal o permanente — su propio camino. “Creo que no puedo estar en el mismo lugar demasiado tiempo. Tengo un inconformismo crónico”, es la explicación que da Mikel Izal en una videollamada después de hacer un breve recorrido por México presentando su nuevo álbum. Es su primero en solitario tras separarse de Izal, banda a la cual le prestaba su apellido y a la que le dio más de 10 años de su carrera y con la que se afianzó en el panorama del indie español. Sobre su partida, aunque ofrece una respuesta más ligera afirmando que su espíritu busca “vivir aventuras”, también confiesa que deseaba un mayor “control creativo”.
Al escuchar las canciones que compuso se hace evidente la necesidad de un control individual. “Es una biopsia”, describe el músico. “Es como si me sacara las entrañas. Es como soy. Mi personalidad está en las canciones”. El trabajo consiste en nueve temas, cada una titulada de manera simple con su idea central. Por ejemplo, El miedo, que habla sobre distintos temores frente a la vida o La fe, que es una plegaria a la emoción misma. Son un reflejo claro de la personalidad del músico en el momento en el que las compuso, posterior a la pandemia, en el que pasó varios momentos difíciles que lo llevaron a aislarse lejos de su hogar, y de aquellos cercanos a él.
Esto basta para notar que esta nueva era se aleja de las canciones que trabajó con su anterior banda, pero más allá de eso, en el aspecto musical, la producción — de la cual estuvo a cargo — es impecable. Mientras que antes seguía un estilo más indie-pop, aquí toma riesgos creativos influenciados por el trabajo de la banda de pop experimental Bon Iver, y el resultado es un sonido único que incluso llega a tener tintes épicos, lo cual ha resultado que varias se sientan como “himnos” al interpretarlos en vivo. Tan solo en sus primeras presentaciones en México, sus fans — ya con las letras grabadas en la memoria — se unieron en coro, dándole a las canciones un sentido más emocional. “Nunca había visto algo así”, confiesa. “Por lo general las canciones necesitan un largo recorrido para convertirse en himnos, y ver a toda la gente cantar todas fue muy especial”.
La honestidad del álbum puede ser uno de los factores que han cautivado a los seguidores de Izal y aquellos que apenas lo descubren (su base de seguidores incrementó después de que El Paraíso, una de las canciones más alegres del álbum se hiciera viral en TikTok). Incluso el artista ha recibido agradecimiento por parte de los fans. “Más que nunca me han llegado mensajes. Es interesante porque tiene algo que nace de mi propio dolor. Es un disco más desnudo que nunca en el sentido de que es más directo y claro”.
Sobre si abrirse frente a la audiencia representa un reto, confiesa que le parecía más complicado en los primeros años de la banda. “No sabía nada de mí en ese tiempo”, afirma. Sin embargo, el proceso detrás El miedo y el paraíso parece abrirle la puerta a una época distinta, una en la que la conexión con los fans le ofrece la felicidad y tranquilidad que, confiesa, está buscando. “La respuesta me da mucha alegría. Ayudar me ayuda”, sentencia.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.