Ana Oncina: “Me cuesta considerarme artista: cuento la vida en viñetas”
La ilustradora alicantina, de 32 años, célebre por su saga de cómic ‘Croqueta y empanadilla’, es la primera española en ganar la plata en el concurso internacional de manga de Japón
Llega a la Redacción de EL PAÍS directa del tren que la trae desde Alicante, donde vive y trabaja junto a su pareja, el también ilustrador Álex Giménez, a quien conoció hace 10 años mientras ambos estudiaban Bellas Artes en Valencia. Tímida, amable y un poquito nerviosa ante la entrevista, a las que no está acostumbrada, Oncina trae de regalo una bolsa de lona y un cuaderno de notas de Croqueta y empanadilla, la saga inspirada en sus vivencias juntos, con la que comenzó a despuntar, y a vender cómics como churros en 2014. Hoy vive de ellos, despachándolos en librerías y en su propio canal de suscriptores a un público que espera su próxima entrega como ella esperaba la de sus autoras favoritas cuando era niña.
Es la primera española premiada por sus cómics manga en Japón, la cuna del manga ¿Cómo se queda?
Ha sido una sorpresa total. Tampoco creí que Croqueta y empanadilla iba a gustar tanto. Era como nos llamábamos entre nosotros mi novio y yo, una broma privada. Dibujo y escribo lo que me gustaría leer a mí, y sigo flipando con que guste a la gente.
Mujer, algo tendrá su obra cuando la bendicen.
Lo de obra me suena demasiado grande, me cuesta considerarme artista. Soy una narradora. Me gusta contar historias, pero no concibo contarlas sin ilustrarlas. Cuento la vida en viñetas.
¿Por qué eligió hacer manga siendo usted alicantina?
De niña, fui muy lectora de manga, sobre todo de autoras mujeres. Me encantaba el género fantástico y el romántico. Y cuando empecé a hacer cómic seguí esa senda de forma natural. Me gusta crear atmósferas, sensaciones, que el lector se meta en mi mundo. Mi obra me define mucho. Es honesta, y eso es lo que creo que atrae. El 90% de mis lectoras son mujeres porque se sienten reflejadas.
Frente al manga más sexualizado, sus parejas son muy románticas, casi cursis.
Yo soy cursi. Cuando empecé, veinteañera, aún lo era más. Pero debajo de esa cursilería hay otras cosas. Mis personajes han crecido conmigo y cada edad tiene sus vivencias y vicisitudes. Ahora les pasan otras cosas. Croqueta y empanadilla es, digamos, mi zona de confort, pero hace tiempo que exploro otros temas. En F*cking 30, hablo de la crisis de la edad, en Just Friends de amistad y diversidad y en Planeta, de salud mental, que es algo que también afecta mucho a mi generación.
¿Cómo es ahora la crisis de los 30 de toda la vida?
Veo mucha frustración a mi alrededor. Somos la generación frustrada. Ha habido un salto generacional muy heavy con nuestros padres. Ellos pudieron trabajar y cobrar sueldos dignos. Ahora mucha gente muy bien formada no tiene trabajos bien pagados y eso frustra muchísimo, porque la vida sigue avanzando y tú quedas estancado en una indefinición eterna.
Pero a usted le va muy bien.
Ya he dicho que soy afortunada por poder vivir de esto. Antes tenía que trabajar también en otras cosas. Pero, aun así, te planteas el poderte comprar o no un piso, el ser o no ser madre. Y también te metes la presión de creer que tienes que tener ya hechas cosas que no te has planteado si realmente quieres hacer. Es complejo.
¿De qué fuentes bebe para sus historias? ¿Ve las noticias?
Miro mucho dentro de mí, y a los demás. Me nutro mucho hablando con amigas. Antes comía con el informativo de la tele puesto, era como que lo necesitaba, pero ha llegado un punto en que huyo de eso. Me crea ansiedad. Lo hablo con mis amigas y también les pasa. Demasiados desastres, demasiadas crisis.
¿Cómo está su autoestima?
He tenido mis más y mis menos, pero ahora mejor.
¿Antes estaba mal?
Bueno, he tenido esa crisis de no creerme lo suficientemente buena, de ser una impostora, de pedir mucho perdón, de auto justificarme por todo.
¿El premio le ha ayudado?
Sí, que te digan que vales, sin que nadie te haya regalado nada, ayuda. Pero a veces sientes que consigues las cosas por un golpe de suerte, y que no va a volver a pasar. No eres consciente de la cantidad de horas y del trabajazo que hay detrás,
Eso es muy de mujeres, ¿no?
Sí, y no. También es una cuestión de carácter. Tengo compañeras muy empoderadas, igual con menos logros que yo, y me da como envidia esa forma de ser. Yo quiero ser así, pero no acabo de creérmelo. Estoy en ello.
PROFETA EN JAPÓN
Cuando era niña, Ana Oncina (Elda, Alicante, 32 años) no podía esperar a cobrar la paga semanal para ir a la librería Excalibur, la única de su pueblo, y comprarse un cómic manga de aventuras o romántico, sus preferidos. Así fue como atravesó su particular crisis del euro a los 10 0 12 años. "Mis padres hicieron la transformación exacta de mi paga de pesetas a euros, y como subieron los precios, tenía que esperar dos semanas para poder comprarme mi ejemplar", recuerda ahora esta ilustradora, licenciada en Bellas Artes, que acaba de ganar con su cómic Just Friends la medalla de plata del premio que organiza el ministerio de Exteriores de Japón para reconocer a los mejores ilustradores internacionales del género y al que se presentaron más de 500 autores. En marzo, la autora de la exitosa serie 'Croqueta y empanadilla', inspirada en sus vivencias de pareja y en las vicisitudes de su generación, irá a Tokio a recoger el premio. La medalla de bronce fue, por cierto, para otra española, la murciana Ana C. Sánchez, lo que habla de la vitalidad del género en España.
Babelia
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