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Paul Preston: “El papel de Juan Carlos I como bombero de la democracia fue una contribución admirable”

La nueva colección de EL PAÍS presenta la biografía actualizada del rey emérito, publicada este año, en 10 entregas

El historiador Paul Preston, en entrevista en Londres, con motivo de la publicación de su libro 'Un pueblo traicionado'. © IONE SAIZAR
El historiador Paul Preston, en entrevista en Londres, con motivo de la publicación de su libro 'Un pueblo traicionado'. © IONE SAIZARione saizar
Noelia Núñez

La primera vez que el hispanista Paul Preston (Liverpool, Inglaterra, 77 años) publicó la biografía del rey Juan Carlos fue en 2003. Juan Carlos, el rey de un pueblo tuvo una segunda edición en 2012, al mismo tiempo que ocurrió el incidente del Monarca en Botsuana. La última actualización de este libro es de abril de este año. En ella, Preston se centra en los últimos años del rey, profundiza en su niñez y adolescencia para intentar explicar los motivos de sus posteriores actividades financieras y románticas y refuerza otros aspectos de su vida, como su actuación frente al golpismo y su apuesta por la democracia. EL PAÍS publica esta edición de la biografía del rey Juan Carlos en 10 tomos que podrán adquirirse con el periódico cada domingo en el quiosco por 5,95 euros cada uno. La primera entrega se puede adquirir mañana con el diario, así como en la web de colecciones de EL PAÍS..

Pregunta. ¿Podría sintetizar la importancia de la biografía del rey Juan Carlos?

Respuesta. Yo dividiría su vida en tres partes. La primera es su horrible niñez. Sufrió mucho desde su nacimiento y en sus primeros años en el exilio, sin amigos, y vendido en la esclavitud por su padre. De ahí podemos explicar, en parte, su declive. En medio, desde finales de los sesenta hasta mediados de los ochenta, tuvo un periodo glorioso porque fue uno de los mejores reyes de España de toda la historia. Hizo una contribución épica neutralizando el golpe. Su papel como el bombero de la democracia fue de una contribución admirable. La tercera parte es la de la decadencia. Aquí se ve su necesidad de aceptación y amor y su avidez de dinero, reflejo de lo que, en principio, no tuvo en su niñez y adolescencia. Claro que la idea de falta de dinero de los Borbón podría ser relativa.

P. Una de las partes más relevantes de su biografía es por qué su padre le entregó al régimen de Franco.

R. Digamos que su familia tenía una serie de responsabilidades y la sensación de querer ser otra cosa. Don Juan de Borbón se vio obligado a aceptar el papel de heredero del trono. Hay dos elementos explicativos en la vida de Juan de Borbón. Por un lado, los placeres. Por otro, su obsesión por el destino de la familia de ocupar el trono, esa idea de casi inmortalidad y eternidad. Se juntan las dos cosas. Creo que, interpretando, a la idea de venderle a Franco le debió encontrar sentido como un deber o necesidad. Como si fuera el destino necesitado para que volvieran al trono.

P. También analiza el misterio de cómo el Rey, habiéndose criado en una dictadura, apostó por la democracia.

R. Quizá el misterio es hasta qué punto el Rey fue un demócrata, después de haber hecho todo lo que hizo y neutralizar a las fuerzas franquistas. Pero eso es casi irrelevante. Él apostó por la democracia por la supervivencia. Su padre le entregó a Franco y este le educó en el franquismo y, a pesar de eso, luchó por restablecer la democracia. A la muerte de Franco, la prensa clandestina hablaba de Juan Carlos como “el breve” porque creían que su reinado no duraría. Al llegar al trono, tuvo muchos consejeros. Todos le recomendaron que si quería conservar el trono, apostar por la democracia era la única manera de lograrlo.

P. En su nueva edición ha reforzado por qué el rey Juan Carlos no estuvo involucrado en el tejerazo. ¿Es una de las mayores especulaciones que aún hoy se dicen del monarca?

R. Sí. En los años siguientes, en la extrema derecha había versiones que se basaban en el cabreo de que el Monarca había apostado por la democracia y, por ello, la mejor manera de joderle era fabricar la idea de que él estaba involucrado. El Rey luchó a favor de la democracia en contra del golpismo, aunque hay elementos ambiguos. En casi cualquier situación, él quiere quedar bien con su interlocutor. Es un hombre increíblemente atractivo, amable y agradable. Da gusto estar en su compañía. La contrapartida es que nunca quiere quedar mal con nadie. Creo que nunca se declaró muy en contra de lo que estaba haciendo el general [Alfonso] Armada, y podría haber dado la impresión de que podía estar a favor del golpe. Pero no había ninguna ventaja para Juan Carlos en ello. Y esa idea sofisticada de hacer un golpe de diseño para parar el propio golpe era absurda. Él ya era muy popular y además esto suponía la humillación para España. Me cuesta muchísimo aceptar que él pudiera tener interés.

P. Usted cuenta que, desde los años ochenta, el Rey se lucraba de las relaciones comerciales de España. Pero la prensa de la época no lo recogió en su momento. ¿Nunca hubo pruebas o no interesaba?

R. Creo que no interesaba. Pasa lo mismo en el Reino Unido, que ha costado mucho que la prensa se haya atrevido a publicar las cosas que se sabían. Pasó algo mucho más fuerte en España cuando, fallecido Franco, había miedo de volver a la dictadura. La Monarquía representaba la idea de una paz cívica. Había como un acuerdo tácito de no criticarla. Cuando publiqué mi libro, no había mucho material crítico sobre el rey Juan Carlos.

P. En el añadido de su nueva edición interpreta cómo ha pasado de ser un rey popular a, prácticamente, el exilio. ¿Cuáles han sido sus errores principales?

R. Se puede decir que alguien ha cometido un gran error cuando se enamora perdidamente. Digamos que tiene dos líneas de error. Por un lado, que quisiera separarse de Sofía y casarse con Corinna era irrealista. Además, Corinna tenía el apoyo de gente como [el comisario jubilado José Manuel] Villarejo. Quizá por estar tan enamorado él perdió el norte de lo que era real y posible. En paralelo está su avidez de dinero. Mientras sigue siendo Rey, tiene nulidad. Después llega el incidente de Botsuana. Cuando abdica, pierde la nulidad y sus delitos fiscales quedan en evidencia.

P. Y sin embargo, el Emérito hoy no tiene causas pendientes en España ni en ningún otro lugar.

R. No soy abogado ni experto en eso, pero evidentemente tuvo nulidad hasta su abdicación. Luego cubrió sus deberes con la hacienda española. En cuanto al caso del dinero de Arabia Saudí, parece que nadie se atreve a investigar lo sucedido allí. En el caso de los procesos de Corina en Gran Bretaña, la Justicia británica ha dicho que no tiene jurisdicción. Y además, supongo que siempre que se quede en Abu Dabi es difícil. Los suizos llegaron a la conclusión de que no podían ir más lejos. Nadie se atreve a investigar los orígenes.

P. Usted ha dicho que, a pesar de todo, los españoles y la historia le recordarán bien. ¿Aún lo cree?

R. Por supuesto. Lo bueno que hizo se puede manchar, pero no borrar. Fue un logro fantástico, por eso se decía que era el mejor rey español de la historia.

Obra de Paul Preston

Paul Preston se graduó en Historia por la Universidad de Oxford y está considerado como uno de los hispanistas más destacados del mundo. Ha realizado las destacadas biografías Franco, Juan Carlos. El Rey de un pueblo y El zorro rojo, sobre Santiago Carrillo. En 1980 publicó el libro La Guerra Civil Española.

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Sobre la firma

Noelia Núñez
Noelia Núñez es redactora y escribe sobre Comunicación y Cultura. Antes trabajó en 'branded' haciendo reportajes en vídeo sobre Tecnología y Sociedad. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y máster de Periodismo de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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