La guitarra y su alzapúa protagonizan la recta final de Flamenco On Fire
La histórica técnica de golpeo de cuerdas con el pulgar centra conciertos y hasta una conferencia en el certamen pamplonés, que llena plazas y calles de la ciudad gracias a creadores como Tomatito o Gema Moneo
La alzapúa es una técnica distintiva y propia del toque de la guitarra flamenca que consiste en golpear con el pulgar las cuerdas para otorgar sonoridad y fuerza rítmica a la expresión. El festival Flamenco on Fire, que se celebra estos días en Pamplona, la ha elegido como lema de esta edición y en torno a ella y a la sonanta ha girado la programación en las últimas jornadas. El experto Norberto Torres protagonizó una conferencia en la que, bajo el título La alzapúa o el peso del pulgar en la sonoridad y expresión de la guitarra flamenca, realizó un exhaustivo y completo recorrido desde el antiguo toque “a cuerda pelá”, por la evolución en el uso del pulgar y la técnica del instrumento en general, hasta llegar al virtuosismo actual. Fue curioso escucharle diferenciar el uso que de la técnica hacen algunos de los guitarristas que se han podido oír en el festival: el sevillano Manolo Franco, el extremeño Miguel Vargas, el jerezano Antonio Higuero o el almeriense Tomatito.
Justamente este último focalizó gran parte de la jornada de ayer sábado con su actuación a mediodía en el balcón del ayuntamiento pamplonés. La guitarra de concierto, de nuevo elevada a la altura que su dignidad merece. Tomatito, que ya había protagonizado una gran actuación en el auditorio Baluarte el pasado jueves, ofreció una versión reducida pero generosa de su arte. Lo hizo acompañado de su hijo, José del Tomate, y de las voces de Kiki Cortiñas y Morenito de Íllora. Como es norma en esta plaza, un respetuoso silencio para la fantasía lírica con la que el guitarrista, que fue aclamado y hasta jaleado nada más asomarse al balcón, principió su concierto. De inmediato, y tras los calurosos aplausos, el grupo abordó la melodía y el compás de La leyenda del tiempo, que hace ya tantos años tocó Tomate para Camarón en el disco del mismo nombre. Desde la plaza hasta el mismo balcón, emociones (y hasta lágrimas) compartidas, que se extendieron cuando las guitarras, en un reclamado bis, introdujeron los acordes del Concierto de Aranjuez. El propio guitarrista, al concluir, se confesaba rendido y asombrado con la audiencia. “Y eso que llevo 50 años tocando”, añadió.
Alzapúa fue también el nombre elegido para titular el segundo espectáculo de producción propia del evento, proyecto encargado al creativo guitarrista de Lebrija Rycardo Moreno, que pensó la actuación como una memoria de la guitarra flamenca de concierto a través del tiempo, desde Don Ramón Montoya, Sabicas o Niño Ricardo hasta la generación inmediatamente posterior a la de la histórica triada de Serranito, Manolo Sanlúcar y Paco de Lucía. Para plasmar su idea Moreno eligió a cuatro jóvenes guitarristas —todos en sus veinte— que se sitúan entre los que ofrecen mayor proyección dentro de un panorama más que brillante: Alejandro Hurtado, José del Tomate, David de Arahal y Víctor Franco. Para completar el espectáculo contó con los cantes de Sandra Carrasco y Fernanda Peña y el baile de Gema Moneo.
En la escena, el plan se materializó en mucho más que una gala, en un espectáculo de homenaje a la guitarra de concierto y de acompañamiento, dinámico y equilibrado, que, con tanta belleza desplegada, enamoró a cualquier profano. Los cuatro guitarristas, reunidos en tres ocasiones, compartieron falsetas de forma amigable; en otras se presentaron a dúo, como el que protagonizaron Alejandro y David en una soleá que sonó actual sin perder su esencia. No faltaron los solos, en los que brilló de forma destacada José del Tomate.
El legado de los tantos creadores que preceden a esta penúltima generación estuvo presente, aunque de forma quizás latente, nada mimética y con espacio para la revisión personal: la rondeña de don Ramón Montoya que desarrolló Hurtado podría ser la excepción, pero en sus manos sonó nueva y muy emocionante. Las intervenciones de cante y baile de las tres mujeres aportaron riqueza y la misma frescura que los guitarristas. El baile por seguiriyas de Gema Moneo fue central, aunque sus bulerías en la conclusión resultaran más concluyentes. En todos los casos, estuvo arropada por los cantes de Fernanda Peña y Sandra Carrasco, que también pudieron lucir en solitario.
Una penúltima cita con la sonanta está programada para hoy domingo, pero será verbal. Antes de que el guitarrista José Luis Montón lleve su Flamenco Etxea junto a Gorka Hermosa al Palacio de Ezpeleta. El festival reunirá en Casa Sabicas a dos históricos de la guitarra flamenca, Víctor Monge Serranito y Pepe Habichuela, junto a un representante de la generación posterior, Tomatito, que dialogarán sobre la guitarra flamenca y sus secretos.
Esplendor festivo
Apenas la temperatura bajó unos grados el pasado viernes, el festival recuperó la condición que lo define: la de las calles, plazas y patios de Pamplona llenos de un público ávido de escuchar cante o toque con su característica mezcla de silencio y respeto durante la actuación, y, sin embargo, jolgorio y celebración, que se diría como en un San Fermín, cuando esta concluye. Se notó ya en la acogida al jerezano Vicente Soto, dominador del espacio con aires festeros muy jerezanos en el balcón del ayuntamiento; o en la dispensada a la extremeña La Kaíta, con su cante sin concesiones en el de La Perla. Pero, sobre todo, en el patio del Palacio Ezpeleta, que completó su millar de plazas para escuchar el cante de La Tana acompañada por la guitarra sabia de un guitarrista que es leyenda en vida, Pepe Habichuela.
En el mediodía del sábado, tras el balcón del ayuntamiento ya reseñado, el itinerario volvió a la esquina de la Plaza del Castillo, Hotel La Perla, donde se pudo escuchar el cante de Segundo Falcón, con un repertorio valiente, acompañado de la lujosa guitarra de Paco Jarana, antes de que se desarrollara el flashmob del festival en el centro del espacio. La previsiones de lluvia obligaron a trasladar la actuación de Luis El Zambo desde el patio del Palacio Ezpeleta al Civivox Condestable, que, cubierto su aforo, hubo de cerrar sus puertas. El cantaor jerezano, con la guitarra de Domingo Rubichi, ofreció un recital muy gustoso, con tandas cortas de estilos variados: de la malagueña de Manuel Torre a la taranta, sin olvidar las bulerías por soleá, tan de la familia, las soleares, los fandangos y las bulerías.
Tras jornadas que acumulan hasta siete diferentes citas, aún pueden quedar energías para disfrutar del ciclo nocturno del festival: el tablao del Hotel 3 Reyes, que acogía el baile de Belén López en la noche del sábado, y que en la del domingo reunirá a históricos como Enrique Pantoja, Cancanilla y Yeyé de Cadiz junto al guitarrista Rafael Ramírez. Ellos clausurarán esta X edición de Flamenco On Fire tras la actuación de Estrella Morente en Baluarte.
Babelia
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