Muere la cantante irlandesa Sinéad O’Connor a los 56 años
La artista, nacida en Dublín en 1966, saltó a la fama en todo el mundo con la canción ‘Nothing Compares 2U’ en 1990, compuesta por Prince
La artista irlandesa Sinéad O’Connor, que había alcanzado fama internacional en 1990 con su versión del tema Nothing Compares 2 U, ha fallecido este miércoles a los 56 años, ha informado su familia en un comunicado. Dotada de un extraordinario talento musical, cultivado desde su internamiento, a los 15 años, en uno de los controvertidos asilos de las Magdalenas, la cantante era tan conocida por sus provocadoras acciones como por su trayectoria artística, que se vio empañada por problemas de salud mental con los que, según admisión propia, batalló durante décadas.
Natural de Dublín en 1966, O’Connor publicó 10 álbumes. Este mismo año había recibido el galardón para un Disco Clásico Irlandés en los Premios de la Música de RTÉ, la corporación pública de radiotelevisión de su país. Con un físico rompedor, con su característica cabeza rapada, su nombre saltó al estrellato con la canción compuesta inicialmente por el artista estadounidense Prince, pero O’Connor había publicado ya anteriormente The Lion and the Cobra, un álbum de debut que había generado un notable interés en la industria musical por la complejidad emocional de sus letras y el genio de su autora.
El disco le valió una nominación a un premio Grammy, pero cuando llegó su segundo trabajo, I Do Not Want What I Haven’t Got, en el que se incluía Nothing Compares 2 U, se convirtió en una intérprete tan reconocida por su apariencia como por sus dones vocales y sus controvertidas apariciones. El álbum le granjeó en 1991 un Grammy como mejor actuación de música alternativa, pero en línea con su siempre personal interpretación de la industria, a la que estuvo vinculada desde adolescente, boicoteó la ceremonia. Un año después, la cantante protagonizaría uno de sus momentos más polémicos, cuando durante su actuación en el programa de televisión Saturday Night Live y como denuncia por los casos de abuso infantil en la Iglesia, rompió en directo una fotografía del papa Juan Pablo II, mientras entonaba la palabra “evil” (malvado, o el mal, en inglés).
La condena del abuso a menores fue precisamente uno de los componentes que marcó su trayectoria tanto personal, como profesional. Sinéad O’Connor contó que, tras el divorcio de sus padres, cuando ella tenía ocho años, sufrió abusos físicos, una vivencia que ella misma detallaría en su canción Fire on Babylon. Sus primeros lances vitales, de hecho, revelan complejas experiencias que se prolongarían el resto de su vida. En 1979, con 15 años, fue internada durante 18 meses en una de las llamadas Lavanderías de la Magdalena, las polémicas instituciones religiosas irlandesas donde se ingresaban a jóvenes consideradas “caídas”.
El detonante en su caso había sido el robo en tiendas y el absentismo escolar, pero fue su paso por allí precisamente lo que despertó su interés en la música y facilitó que llamase la atención del batería de Tua Nua, una popular banda de Irlanda, iniciando así una carrera marcada por los éxitos, los parones y los escándalos. En 1983, su padre la envió a una exclusiva escuela en Waterford, donde, gracias a la ayuda de su profesor de lengua irlandesa, grabó cuatro canciones, dos de ellas composiciones propias, que más tarde aparecerían en su primer álbum. En 1985, el mazazo que le supuso el fallecimiento de su madre en un accidente de coche, pese a la mala relación que tenía con ella, la llevó a dejar el grupo en el que estaba entonces y marcharse a Londres.
Fue allí donde la industria le abrió las puertas en 1987 con su primer álbum para la discográfica Chrysalis y, poco después, con la publicación del segundo, junto con el vídeo que la hizo famosa, el de Nothing Compares 2 U, que finalizaba con dos lágrimas resbalando por sus mejillas, una emoción provocada por la parte de la letra que dice: “Todas las flores que plantaste, mamá, murieron cuando te fuiste”.
Los álbumes posteriores no igualarían el éxito, pero su prestigio se mantuvo, brindándole oportunidades como la de participar en la banda sonora de la película En el nombre del padre, que reflejaba la realidad del IRA y las prisiones en la isla de Irlanda. Sería a partir de entonces, sin embargo, cuando se produciría un vuelco en su vida, recabando más titulares que su música: a finales de los noventa fue ordenada sacerdotisa y proclamó que su nombre desde entonces sería Bernadette Mary; mientras que en 2018 dijo que se había convertido al islam con el nombre de Shuhada’ Sadaqat.
En 2003, tras la publicación de un doble álbum anunció su retirada de la música, que poco después demostraría que era temporal. Su regreso, sin embargo, fue tan singular como la tónica que había marcado su trayectoria: en 2005, tras volver de un tiempo en Jamaica, publicó un disco de reggae, si bien fue por entonces cuando sus problemas de salud mental comenzaron a ser públicos. En una entrevista con la presentadora estadounidense Oprah Winfrey en 2007, O’Connor confesó que, cuatro años antes, había sido diagnosticada de trastorno bipolar y que en su 33 cumpleaños había intentado suicidarse.
La década siguiente, su batalla interior ocupó más titulares que sus actuaciones, después de que en 2012 anunciase en su web que había sufrido una crisis nerviosa un año antes, y en 2014 rechazase que fuese bipolar y culpase de sus problemas psicológicos a la terapia hormonal a la que tuvo que someterse tras una histerectomía (operación en el útero).
Sinéad O’Connor se casó cuatro veces (una de ellas el matrimonio duró 16 días) y tenía cuatro hijos. Uno de ellos, Shane, de solo 17 años, murió dos días después de que la cantante anunciara, el 6 de enero de 2022, que había desaparecido del hospital donde estaba ingresado por riesgo de suicidio. En su última publicación en las redes sociales, O’Connor precisamente compartió una foto de su hijo, acompañada del texto: “He estado como una muerta viviente criatura de la noche desde entonces. Era el amor de mi vida, la luz de mi alma”.
Babelia
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