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La Policía alemana impide al grupo español Ska-P tocar una de sus canciones por “antisemita” en un concierto en Múnich

La banda denuncia la “censura” y relata que les amenazaron con parar el espectáculo y detenerles si interpretaban el tema, titulado ‘Intifada’

Roberto Gañan Ojea 'Pulpul', en un concierto de Ska-P, el 29 de junio en Collegno, Italia.
Roberto Gañan Ojea 'Pulpul', en un concierto de Ska-P, el 29 de junio en Collegno, Italia.Stefano Guidi (Getty Images)
Elena G. Sevillano

La banda española de rock Ska-P ha denunciado haber sufrido la censura de las autoridades alemanas durante su concierto del sábado en Múnich. El grupo madrileño, que participaba en el festival de verano Tollwood, ha relatado que dos policías hablaron con ellos justo antes del concierto para prevenirles de que no podían tocar una de sus canciones más conocidas, Intifada, porque en Alemania su letra se considera delictiva.

El grupo se abstuvo de incluir la canción en su repertorio, pero denunció durante el espectáculo lo que considera un acto de censura. El cantante, Roberto Gañán Pulpul, pidió al público que coreara con él “libertad, libertada para Palestina”, en inglés y traducido al alemán en una pantalla, mientras otro miembro de la banda ondeaba sobre el escenario una gran bandera palestina con la boca cubierta con cinta adhesiva negra.

“Hoy la fiscalía de Múnich no nos ha permitido tocar Intifada”, denunció la banda el domingo en su cuenta de Twitter. “Dos policías nos han dicho antes del concierto que la canción era delictiva y si la tocábamos pararían el concierto y nos detendrían a todos: músicos, técnicos y organizadores del festival”.

La Policía de Múnich asegura que se limitó a informar al grupo de lo que podía suceder si incluía el tema en el repertorio. “Informamos a la banda del problema legal antes de su actuación”, ha confirmado a EL PAÍS uno de sus portavoces, Sven Müller. Según esta fuente, el contenido de la letra de la canción Intifada “podría constituir un delito de incitación al odio”, según la legislación alemana. El Código Penal germano castiga con penas de cárcel de tres meses a cinco años la incitación al odio o a la violencia contra los grupos nacionales, raciales, religiosos o étnicos. Esta provisión se recoge en el mismo artículo que detalla las penas por negar o restar importancia a los crímenes del nacionalsocialismo.

Intifada pertenece al sexto álbum del grupo madrileño, Incontrolable, publicado en 2004. La letra contiene críticas al Gobierno de Israel por el trato que dispensa a los palestinos. “Las víctimas se han convertido en los verdugos, se vuelven del revés; colonizando territorios palestinos, de nuevo atentando a la sensatez”, reza la primera estrofa. Ska-P presentó en su momento el disco en Alemania y tocó la canción en directo, sin que entonces tuvieran ningún problema. El grupo se hizo bastante conocido en Alemania en los primeros 2000, cuando hizo de telonero de bandas como Toten Hosen.

La polémica empezó unos días antes del concierto, cuando la prensa alemana informó de que varias organizaciones habían enviado una carta abierta a la organización del festival pidiendo que cancelara el concierto de Ska-P. Los firmantes, entre ellos la Alianza de Izquierdas contra el Antisemitismo de Múnich, alegaban que Intifada contiene “letras antisemitas”. “La Alianza cree que la banda tiene la intención de tocar esta canción, por lo que pide que la invitación a Ska-P sea retirada”, asegura el texto.

La carta afirma asimismo que “la referencia a la Shoah que se hace al comienzo de la canción sirve en última instancia para equiparar el genocidio nazi de la población judía con la ocupación israelí. Esto es relativización del Holocausto y nada más”. Los firmantes acusan también de antigitanismo al grupo porque, según la carta, en una actuación en Augsburgo (Alemania), uno de los miembros “se disfrazó del estereotipo gitano con una bola de cristal durante varios minutos durante una canción”.

El grupo se defendió hace unos días en sus redes sociales de esas acusaciones. “Vaya, a estas alturas nos están tachando de antisemitas algunas malas lenguas en Alemania”, publicaron en Facebook. “No, no somos antisemitas”. “Nuestra canción Intifada es una denuncia a la ocupación por parte del Estado de Israel al pueblo de Palestina, a los asentamientos y robo de tierras, a la brutal segregación y a la negativa por parte del Estado de Israel y sus socios de la creación de un Estado palestino. Ser antisionista no es ser antisemita”, señalaron, y animaron a sus seguidores a tener “cuidado con las mentiras y las manipulaciones, que ahora están a la orden del día”.

La relativización de los crímenes nazis y las actitudes antisemitas en general se vigilan con lupa en Alemania, un país que todavía está expiando el Holocausto y que prefiere imponer límites a la creación artística si cree que pueden ofender a este colectivo. El país ha vivido otras polémicas recientes en ese sentido, como la retirada de un mural de la feria de arte Documenta que según la Embajada israelí contenía figuras que “recuerdan a la propaganda de Goebbels”. El año pasado, el jurado de un teatro alemán retiró un prestigioso premio a la dramaturga británica Caryl Churchill por considerar que su apoyo a los derechos de los palestinos es antisemitismo.

Los organizadores de Tollwood no cedieron a las presiones de los grupos que pedían la cancelación del concierto de Ska-P. En lugar de eso, reaccionaron a la carta abierta asegurando que se oponen a cualquier forma de discriminación y recordando que “los festivales representan la libertad de expresión y la libertad artística dentro de un marco democrático”. Un portavoz confirmó a la televisión pública BR24 que iba a pedir al grupo que no tocara Intifada. La banda aseguró tras el concierto: “Jamás, en 29 años de trayectoria, nos había pasado nada igual.”

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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