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Stefanos Levidis, investigador de Forensic Architecture: “Aportamos pruebas para desconfiar de los relatos de los gobiernos”

Integrante del colectivo que denuncia injusticias sociales con técnicas digitales y arquitectónicas, finalista del premio Turner 2018, visitó el 30 aniversario del Sónar para charlar sobre violencia y migración

Stefanos Levidis, investigador de Forensic Architecture, a su paso por el Sónar +D, el 15 de junio en Barcelona.
Stefanos Levidis, investigador de Forensic Architecture, a su paso por el Sónar +D, el 15 de junio en Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI

“No vengas a Grecia de vacaciones, el mar está lleno de cuerpos”, advierte uno de los últimos tuits de Stefanos Levidis. Este ateniense de 34 años pensó que sería arquitecto, pero mientras estudiaba la carrera entendió que no estaba hecho para únicamente idear edificios. Involucrado con la crisis de refugiados griega desde hace casi una década, Levidids ejerce como investigador especializado en migración en Forensic Architecture, el colectivo que denuncia injusticias contra los derechos humanos cometidas por la policía, el ejército y las empresas en todo el mundo. Su trabajo, en el que intervienen innovadores profesionales de las artes visuales y espaciales y, en parte, investigadores criminales, ha sacado a la luz abusos de poder e incluso ha dado lugar a condenas penales. Este investigador del grupo, finalista del premio Turner de arquitectura en 2018, ha pasado por el 30º aniversario del Sónar en Barcelona para ofrecer una charla sobre violencia y fronteras en el Sónar +D.

Pregunta. ¿Cómo funciona Forensic Architecture?

Respuesta. Es una forma de entender el mundo y el espacio. Si algo ha pasado, deja un rastro de pruebas. Como arquitectos, tenemos las herramientas para deshacerlo, volver a leerlo, entenderlo. Y es mucho más fácil en la sociedad de hipervigilancia en la que vivimos: eventos violentos son grabados con cámaras, teléfonos o subidos a las redes sociales. Nosotros aplicamos el modelado arquitectónico para comprender la relación entre esas imágenes de forma lógica y reconstruir el suceso, añadiendo otras pruebas o documentos a los que hayamos accedido, para darle orden y sentido. Para eso sirve la arquitectura forense.

P. Su objetivo es la justicia social.

R. Sí, aportamos pruebas para desconfiar de los relatos de los gobiernos. Somos un equipo multidisciplinar de arquitectos, investigadores, periodistas, cineastas, artistas y desarrolladores de software cuyo único objetivo es trabajar en equipo con la sociedad civil para investigar sucesos de violencia estatal. Incidentes donde comunidades han visto vulnerados sus derechos. Las pruebas y el análisis espacial que aplicamos, enmarcado dentro de la Open Source Intelligence (OSINT), nos ayudan a ofrecer un contrarrelato.

P. Uno de sus proyectos ha llevado a los tribunales pruebas contra la condena a los seis encarcelados por el incendio del campo de refugiados de Moria en Lesbos (Grecia) en 2020.

R. Este proyecto lo coordinó mi compañera Dimitra Andrisou. Nos contactaron los abogados que representaban a los acusados, que fueron arrestados pocas horas después del incendio porque el Gobierno griego quiso imponer una imagen de seguridad sin tan siquiera haber atendido a las pruebas forenses.

P. ¿Y a qué conclusiones ha llegado su investigación?

R. Casi todos los materiales que conforman un campamento de refugiados, como el plástico, son altamente inflamables. En los campamentos casi todos los días hay incendios, pero este fue el que se propagó por todo el espacio. Y fue diseñado para arrasar con él. Las autoridades dejaron que se propagara. Nuestro análisis prueba que el campamento no pudo haber sido quemado por seis personas solas.

P. ¿En qué sentido?

R. Fue un día de mucho viento. Podemos probar que el fuego se propagó por el patrón del aire y que esas seis personas no pudieron provocar ese incendio por sí mismas. El pasado mes de marzo viajamos hasta Lesbos para presentar las pruebas. Han pospuesto la vista hasta marzo de 2024. Desgraciadamente, esas seis personas seguirán esperando justicia otro año entre rejas. El tiempo es un arma que juega en su contra.

 Levidis es investigador en migración en Forensich Architectura. En la imagen, el jueves 15 de junio en el festival Sónar.
Levidis es investigador en migración en Forensich Architectura. En la imagen, el jueves 15 de junio en el festival Sónar.MASSIMILIANO MINOCRI

P. Usted coordinó la investigación del asesinato del rapero y militante antifascista Pavlos Fyssas, su reconstrucción sí que influyó a los jueces del caso.

R. Nos contactó la familia de Pavlos, que tenía acceso total a las pruebas y documentos judiciales que necesitábamos. Ellos intuían que la policía no había hecho bien su trabajo ni al analizar las pruebas ni al sincronizar las grabaciones del incidente en el que miembros de Aurora Dorada asesinaron a Fyssas en septiembre de 2013. Nuestra investigación hayó dos conclusiones cruciales: frente a la narrativa de los medios que establecieron que una simple discusión por fútbol había acabado en su muerte (y que los asesinos resultaron, casualmente, ser miembros de Aurora Dorada), nosotros probamos que los asesinos llegaron coordinados desde su sede y que el ataque estaba planeado desde su central. En segundo lugar, probamos que la policía mentía. Las fuerzas de seguridad ignoraron cinco minutos cruciales de su testimonio: dijeron que no pudieron evitar el asesinato, pero nuestra reconstrucción probó que ellos ya estaban en el lugar de los hechos cuando empezó el ataque. Por suerte, la corte nos tomó en serio en esta ocasión y dictó una sentencia histórica en la que establecía que Aurora Dorada era una organización criminal.

P. ¿No suelen hacerlo, lo de tomarles en serio?

R. Lo que hacemos es algo nuevo, no todos los juzgados están abiertos a estas técnicas. A una compañera no le admitieron su reconstrucción del asesinato de Zak Kostopoulos, un joven activista LGBTQ y miembro de la comunidad drag queen de Atenas que fue asesinado a plena luz del día en el centro de la ciudad. El vídeo no se pudo ver en el juicio, pero ella subió al estrado y pudo relatar paso a paso nuestra reconstrucción de los hechos. A los jueces no les gustan los clips de reconstrucción. Creen que el montaje puede inducir a exhibir información falsa. Pero nosotros somos muy transparentes con nuestra metodología y los pasos que hemos tomado para llegar a nuestras conclusiones.

P. ¿Cuesta reivindicarse como fuente fiable en estos tiempos de conspiranoia y desinformación?

R. Sí, hace que nuestro trabajo sea más difícil, pero también lo hace más relevante. Necesitamos que las imágenes hablen entre ellas de forma fiable con pruebas. Si fuese falso, se notaría demasiado.

P. Con la fiebre de consumo cultural por los crímenes reales tanto en podcasts como en series documentales, ¿no le asusta pensar que todo el mundo cree que puede resolver un crimen hoy en día?

R. No veo true crimes, pero supongo que si la gente se ha enganchado es por la necesidad de validar la información porque han dejado de creer en muchas instituciones y en el relato de los medios. Yo creo en las técnicas y herramientas para recopilar información pública, analizar los datos y correlacionarlos, convirtiéndolos en conocimiento útil. Y lo podemos hacer de forma comunitaria.

P. ¿Cuál es su mecanismo de defensa frente al trabajo en esas investigaciones tan sensibles?

R. En Forensic Architecture recibimos talleres para gestionar el trauma y el trauma vicario. También tenemos protocolos para trabajar con material sensible. Por ejemplo, podemos enmascarar partes de vídeo para que no tengas que verlas una y otra vez mientras trabajas con ellas. Solo verás material muy violento si es estrictamente necesario. En ese caso, solo una persona trabajará con esas imágenes. Procuramos protegernos mentalmente frente a la exposición continua de la violencia.

P. ¿Existe algún suceso histórico al que le hubiese gustado aplicar sus técnicas de arquitectura forense?

R. Sí, antes de que me uniese a Forensic Architecture, hubo un caso en Grecia. Alexandros Grigorópulos, un chaval de 16 años, fue tiroteado por la policía en 2008. Su caso provocó una revuelta de protestas masiva. Por aquel entonces, vivía en Atenas. Me hubiese gustado saber todo lo que sé ahora para tener la capacidad de responder todas las dudas que generó aquel caso.

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